Días atrás se cumplió un año de la última edición de la Corvina Negra, tradicional concurso que este año no pudo concretarse a causa de la pandemia de coronavirus.
Se la recuerda de manera especial por su desenlace. Mientras el reloj marcaba el paso de las últimas horas, con Gustavo “Paisa” Barrionuevo liderando la ganchera con una corvina rubia de 3,400 kg, la comunidad pesquera y turística se sacudió en Claromecó.
Carlos Alzogaray, un humilde pescador que salió de Mendoza para reunirse con amigos en Neuquén para llegar al concurso, extrajo un pichón de corvina negra de 1,616 kg. Con mucho sacrificio para llegar a la cita pesquera y con poca experiencia de pesca en el mar, se ganó rápidamente la simpatía de la gente que –como pocas veces- lo esperó y acompañó durante la entrega de premios.

Fue por la extensa cuarentena, decretada semanas después, que durante todo el año se le hizo imposible llevarse la pickup cero kilómetro hacia Mendoza. Pero iniciada la temporada de verano desde el 1º de diciembre y con ello la reapertura del tránsito en rutas, Carlos pudo organizar su viaje a Tres Arroyos para retirar su premio.
El 19 de enero de este año pudo hacerlo, y finalmente comenzó a cumplir con algunos de los objetivos que se propuso.
Fruto del premio
Contó, desde Luján de Cuyo, que una vez que retiró de Lago su camioneta se dirigió hacia la provincia de Neuquén. Allí lo esperaban sus amigos y compañeros de pesca; pero también su abuela Matilde. Aprovechó la visita para llevarla a dar un paseo en la pickup.

Pero antes de viajar al sur pasó por Cascallares, donde visitó a los amigos que la pesca le va regalando. Allí pudo encontrarse con el Paisa Barrionuevo, quien se clasificó segundo en el concurso.
Una vez que llegó a su provincia aplicó aquello que tenía pensando. “Vine a Mendoza y me compré una Kangoo y también elementos de trabajo para jardinería. Me ayudó mucho económicamente, gracias a Dios sigo trabajando”, expresó.
De ésta manera Carlos pudo invertir en su trabajo para mejorar las condiciones en las que se desempeña a diario en Luján de Cuyo como jardinero. Pero también se hizo de un vehículo con el cual poder viajar y reunirse con sus amigos, visitar a su abuela y además volver a la costa bonaerense para seguir participando de los concursos de pesca.
De hecho anticipó que quiere estar en San Blas para el 1er. Concurso de pesca a la Pieza Mayor, el sábado 3 de abril, durante Semana Santa.

La pickup se convirtió en Kangoo y herramientas para trabajar más y mejor como jardinero en Luján de Cuyo
Volver
“Estoy eternamente agradecido a Dios y a la gente que me alentó, quisiera estrecharles mi mano casa por casa, decirlo por Facebook no es lo mismo”, dijo Carlos que al recordar cómo fue tratado en Claromecó no oculta sus ganas de volver a la localidad.
“Ojalá que el próximo año pueda estar de vuelta y ver a la gente”, dijo Carlos que ya hizo propia una frase digna de estamparse en una remera que entre pescadores locales es toda una definición; “anoche vi una publicación que dice que ‘lo más lindo de ir a pescar es estar pescando’”.
“Me costó aceptarlo”
Pero cuando se le pregunta cómo recuerda la victoria que logró en la edición de 2020 del concurso organizado por el Club Cazadores, sorprende escuchar cómo fue procesando el hecho de ganar un concurso tan tradicional.
“Desde que gané el concurso seguí mi vida normal. Más allá de las felicitaciones, me costó a veces mucho aceptarlo”, dijo al principio. Y agregó que para ello necesitó de la palabra de un experimentado. “Me ayudó mucho el Paisa Barrionuievo, me decía que me quedara tranquilo que lo tenía que aceptar, que es como comprar una rifa”, expresó.
“Me costaba aceptar que sin entrenamiento, sin nada, saqué la corvina cuando realmente se la merecen ellos que le dan dedicación y practican”, sostuvo el mendocino que junto a la historia de un cura en bicicleta, forman parte de las anécdotas que enriquecen la trayectoria del certamen.
José Luis Iriarte fue el sacerdote de Brandsen que con una corvina de más de 4 kilos ganó también una recordada edición en 2006, sin que previamente haya tenido experiencia en la pesca de costa.
A un año de su victoria, Carlos contó que “ni esperaba” llegar a tener un premio. “Iba sin experiencia, me gusta la pesca, y lo que destaco siempre son las amistades que hicimos el año anterior, cuando fuimos por primera vez”, contó.
“Vi la entrega del premio sin pensar que al año siguiente iba a estar yo ahí. Cuando uno trabaja sabés que contás con una plata que te ganaste, pero en el caso mío fue como que no la trabajé”, dijo en un intento por comparar la forma en que capturó el pichón de negra y ganó el certamen de pesca.
El mismo Carlos dijo después que “fue una ayuda de Dios”.
De todas maneras la suerte o Dios, o ambas posibilidades, le dieron una mano viendo el esfuerzo que hizo –y las ganas que puso- para llegar a participar del concurso que lo tiene entre las páginas de su rica historia.