Tomás Padrán tiene 31 años, es ingeniero industrial, nació en Tres Arroyos y desde agosto pasado dirige la planta de la fábrica textil Kovi SRL. La empresa alcanzó mucha trascendencia en 2020 porque se reconvirtió y comenzó a producir un barbijo antiviral, en un desarrollo que llevó adelante junto a Conicet, la UBA y la Universidad Nacional de San Martín.
La mascarilla tiene como nombre Atom Protect.
“El barbijo alcanzó una gran exposición. Lo usa el presidente Alberto Fernández e integrantes de su gabinete. Hizo una gira por México con el barbijo puesto”, señala Tomás en un diálogo con La Voz del Pueblo.
Estudió ingeniería industrial en la Universidad Nacional de La Plata y realizó una maestría en negocios en la Universidad Torcuato Di Tella, donde le resta presentar la tesis para completar esta formación.
Cursó los estudios secundarios en la EATA y en el nivel primario concurrió los primeros tres años al Colegio Holandés, para luego continuar en el Colegio Manuel Belgrano.
Los empresarios Alan Gontmaher y Angeles Espeche, propietarios de Kovi, le otorgaron la responsabilidad de estar a cargo de la dirección de producción de planta. Tomás valora que “necesitaban un ingeniero industrial para esta función, me dieron la oportunidad. Para mí es un desafío por la edad que tengo”.
Expansión
La empresa se dedica a la confección y producción de toallas y toallones, también de otros productos textiles para el hogar. En este sentido, explica que “se busca brindar a distintos clientes un servicio preferencial” y menciona como ejemplo: “una firma determinada nos pide 20.000 toallas de tal medida y características. Las confeccionamos de acuerdo a sus requisitos”.
Entre toallas y toallones, están haciendo aproximadamente 100.000 unidades por mes. Pero la reestructuración que se inició con la confección del barbijo, hizo posible un crecimiento notorio. “De 40 empleados, el equipo de trabajo se incrementó a 120. Tres veces más. Y a su vez se duplicaron los tiempos de producción, la planta ahora funciona de lunes a viernes las 24 horas”.
La empresa anexó a su primera sede de Lomas del Mirador, un predio más amplio en Bella Vista, que tiene 15.000 metros cuadrados. Las instalaciones de Lomas del Mirador siguen operativas para logística y almacenamiento.
Todo el proceso productivo tiene lugar en la planta de Bella Vista, partido de San Miguel, desde la obtención del hilo hasta la colocación de los elásticos.
Luego de la generación de la materia prima en siete telares, se pasa a la etapa de “impregnación del reactivo químico, iones de cobre y de plata -puntualiza Tomás-. Se genera así el efecto antiviral, antibacterial y también antihongos”.
Al describir la metodología de fabricación, señala que “el antiviral se aplica del lado externo, mientras que del lado interno tiene la propiedad antibacterial y antihongos. Esto evita que la persona que lo usa respire sus propios gérmenes”.
El paso final es de costura e incorporación de los elásticos. La tela externa “desactiva cualquier virus, en este caso el Sars Cov 2, inmediatamente cuando está a menos de cinco milímetros”.
Y agrega que “si llevas la yema del dedo a la tela externa no te queda el virus o cualquier patógeno en el dedo, lo elimina”.
En tapabocas comunes “cuando la persona exhala se contamina el textil y eso es un caldo de cultivo. El barbijo Atom Protect del lado interno es antibacterial y funguicida, no permite que esto suceda y evita así que los gérmenes ingresen al organismo”.
La producción actual es cercana a tres millones de unidades por mes. “Vamos haciendo a medida que la demanda lo requiere -afirma Tomás-. Esto permite no producir de más y esa plata la destinamos a una reinversión en maquinarias e infraestructura. Estamos realizando mejoras de manera constante”.
Las mencionadas inversiones hicieron posible que “podamos llevar la producción que en un primer momento era de 300.000 barbijos mensuales, a una cantidad que es casi diez veces superior”.
Se comercializa en nuestro país, aunque Kovi está cumpliendo todas las instancias para poder también “exportar a países de Sudamérica, Estados Unidos, Australia”.
El estuche tiene un gramaje determinado y un diseño que garantiza que “nadie lo pueda abrir hasta que llegue a manos del cliente”.
El barbijo se puede reutilizar hasta 15 veces: “Si uno lo lava cada dos días, puede durar un mes. Hay que lavarlo con agua y jabón líquido a temperatura ambiente, con cuidado para no dañarlo”.
Como un aspecto central, menciona que “está aprobado por normas IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación). Esto refleja que el proceso es de calidad desde el inicio hasta la culminación”.
Nanotecnología
Es clave en este logro la aplicación de la nanotecnología, para modificar la estructura molecular de materiales. Tomás expresa que “al barbijo se le aplican nanopartículas, en base a iones de cobre y plata. Es a una escala muy pequeña, milmillonésima de metro, que se puede observar con microscopios de gran potencia. A esas escalas, los metales de cobre y plata pasan a ser antivirales, antibacteriales y funguicidas”.
Desarrollo nacional
Más allá de los aspectos técnicos, detrás del producto “hay una sinergia de instituciones. Participaron mediante un convenio de colaboración Kovi, Conicet, la UBA y la Universidad Nacional de San Martín. Nosotros desde el punto de vista textil y ellos nos aportaron el material necesario en base a conocimientos científicos y tecnológicos para que podamos dar con el químico final”.
El INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) intervino con los análisis de las propiedades antivirales y el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) en lo concerniente a las características antibacteriales y funguicidas.
“Se dio una sinergia científica, tecnológica y textil en este caso, entre instituciones públicas y privadas, para concretarlo con mucha rapidez. Los tiempos fueron sesenta días hasta que se dio con el químico y otro período similar hasta que salió al mercado”, recuerda.
Con satisfacción, pone de manifiesto finalmente que “está entre los mejores barbijos a nivel mundial, se produce en una Pyme en Argentina. Se nota que en el país se hacen las cosas bien, hay gente capaz, se genera un producto de calidad para dar cuidado y una solución a la población”.
Donaciones con una finalidad social
Kovi dona todos los meses tela antiviral que la Universidad Nacional de San Martín y la UBA ceden a cooperativas, para favorecer la mano de obra relacionada con la confección.
Tomás Padrán comenta que “estos barbijos son entregados a municipios, que los distribuyen gratuitamente en comedores, escuelas y otras instituciones. Se llega a la población que por ahí no tiene los recursos para acceder”.
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La familia
Tomás es hijo de Rubén Padrán y Sandra Ozcáriz. Tiene un hermano un año menor, Facundo, quien es abogado.
“Siempre fue importantísimo el apoyo de mi familia para poder estudiar y una vez terminada la carrera universitaria, también me incentivaron a seguir formándome,”, dice en agradecimiento.
Encontró en ellos “respaldo y tranquilidad. Mi padre es médico, me dio la visión de contar con mejores herramientas para insertarme en el mercado laboral. Hoy para estar competitivo no alcanza con una carrera universitaria, hay que seguir capacitándose”.
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El valor de innovar y
la mirada en el futuro
Tomás Padrán dijo que el empresario Alan Gontmaher “es un visionario, una persona audaz”
La experiencia en Kovi y la producción del barbijo antiviral es muy gratificante para Tomas. “Da orgullo trabajar en la fábrica”, sostiene.
Le otorga relevancia a que “se busca la mejora constante de los procesos. Certificamos normas IRAM, normas ISO, todo el tiempo una prioridad es optimizar el trabajo”.
Alan Gontmaher y su mujer Angeles Espeche, propietarios de la firma Kovi (foto de InfoTextil)
Califica a Alan Gontmaher, uno de los propietarios, como “un visionario, una persona audaz, lleva la teoría a la práctica en muy poco tiempo. Está siempre pensando en lo textil, como van a ser las cosas en 2025, que valor agregado le podemos otorgar para tener un diferencial en un mercado competitivo”.
Por este motivo, considera que se trata de un empresario innovador. “Está delegando mucho en mí, me da responsabilidades y quiero estar a la altura”, indica.
Es joven y sabe que debe sumar conocimientos. “Estoy capacitándome para mejorar mis habilidades -cuenta-. Tengo todo el respaldo por parte de él en cuanto a formación para la empresa”.
Con énfasis, destaca que “es muy lindo trabajar con una persona así en Argentina, donde a veces los contextos políticos, económicos, son difíciles. Es una maestría constante poder aprender con él. Estoy aprovechando esta oportunidad”.
Comercialización
La mascarilla Atom Protect se puede adquirir por Internet a un valor de 439 pesos por unidad (se envía un mínimo de diez). El sitio digital al que hay que ingresar es
www.atomprotect.com.ar.
Entre los nuevos productos, menciona que “estamos en vista de generar mamelucos antivirales para uso medicinal. Hay también paños antivirales. Y se lanzó al mercado el barbijo N97 para ser utilizado en hospitales y sanatorios, destinado a prevenir las enfermedades y patógenos intrahospitalarios. Tiene una propiedad de filtrado del 97 por ciento de las partículas”.