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El desafío de seguir siendo una Experimental de tranqueras abiertas

La Chacra Experimental Integrada Barrow cumple hoy 98 años de vida institucional y más allá de que no habrá ningún tipo de celebración, porque a la pandemia hay que agregarle que se trata de una jornada de mucho trabajo por una serie de actividades organizadas por la Provincia, la directora Paula Pérez Maté se refirió a la actualidad de la entidad y realizó un repaso de los últimos meses. 

Con casi 30 años de trabajo en la Chacra, al momento de asumir la dirección de la entidad en marzo de 2019, la ingeniera no se imaginó lo complejo que sería su primera etapa de gestión. Le tocó arrancar con una fuerte reducción de un ya flaco presupuesto, y luego se dio la irrupción de la pandemia para alterar cualquier orden establecido. 
“No es que me resultó difícil la dirección, diría que se transformó en algo complejo, porque literalmente a veces ni siquiera podemos planificar de un día para el otro. Ha ocurrido que me han llamado a las 7 para avisarme que tenían fiebre y tener que modificar todo lo planificado”, explica Paula, quien reemplazó a Carlos Bertucci hace poco más de dos años y se transformó en la primera mujer en conducir la Chacra. 
“Hoy estamos trabajando complementando la presencialidad con la virtualidad. En función de las actividades críticas que hay que hacer de acuerdo a la época del año -siembra, cosecha, control de malezas-, se requiere que haya presencia. De todos modos, siempre respetando la salud de los trabajadores y trabajadoras”, explica.
En 2020 si bien se pudieron realizar todas las actividades dentro de la Chacra, sí se tuvo que dejar ensayos y trabajos que se hacían en campos de productores. “El gran cambio fue que todas las jornadas pasaron a ser virtuales y también dejamos de recibir prácticas profesionalizantes y visitas de escuelas. Por protocolo no tenemos los permisos para recibir gente de afuera”, indica la ingeniera.
“Lo cierto es que nunca dejamos de trabajar, pero sí lo hacemos de forma diferente”, aclara.
En este sentido, una pata fundamental de la Chacra es su interacción con el medio, con los productores, y la directora manifiesta que esa relación se ha mantenido.
“Las consultas las seguimos recibiendo y los productores se comunican por teléfono, whastsapp o mail”.
Como una mueca del destino, la impronta que quiso imponerle desde que asumió su gestión era la de una Chacra de puertas abiertas. 
Por el Covid, desde marzo de 2020 la experimental tiene las tranqueras cerradas. De todos modos, Paula y su equipo de trabajo intenta no salirse del eje planificado.
La articulación con instituciones de Tres Arroyos y de los restantes distritos (Dorrego, Chaves y San Cayetano) que conforman la zona de influencia de la Chacra para aunar ideas y esfuerzos y cumplir objetivos sigue siendo el plan. 
“La idea sigue siendo poder trabajar con diferentes instituciones del área de influencia de la Chacra”, dice la ingeniera. “Me refiero a instituciones, entidades agropecuarias, asociaciones gremiales, cooperativas, AAPRESID, CREA, los establecimientos educativos y las universidades”, agrega. 
Volviendo al aniversario, Paula ya tiene la mirada puesta en 2023 cuando la Chacra llegue al centenario. “Una ya empieza a soñar y pensar cómo ser el cumpleaños número 100. Es difícil planificar por todo lo que estamos viviendo, pero amerita que pensemos en un festejo notorio”, cuenta. 
Lo que no ha cambiado a lo largo de la rica trayectoria de la experimental es el compromiso de las distintas patas que sostienen a la Chacra y así lo remarca la directora: “Quiero mandarles un saludo y un agradecimiento a todo el personal, a los integrantes del Consejo Asesor local y a los integrantes de la Cooperadora por el acompañamiento, ya que sin su apoyo y compromiso sería imposible tener 98 años de presencia en la región”.

Haciendo historia 
La fecha exacta de fundación de la Chacra no está definida. Para algunos fue el 18 de mayo de 1923, cuando fueron compradas las tierras. Para otros, el 21 de mayo, día en que en la reunión de directorio de la Cooperativa de Seguros La Previsión se informa sobre lo actuado.
A eso hay que sumarle que a casi 50 años de su fundación, los descendientes de los productores que la gestaron, hicieron un aporte significativo y Barrow se transformó en la primera estación en contar con una cooperadora para recaudar fondos. 

Cuenta con otra rareza: ostenta el privilegio de que el convenio entre el ministerio bonaerense y la Nación, representada por el INTA, resultó exitoso. 
En el mes de julio el Laboratorio de Calidad Industrial de Granos de la CEI Barrow cumplirá 59 años. Inició sus actividades en la ciudad de Tres Arroyos en julio de 1962 en dependencias de la Cooperativa La Pampa. 
Al momento de su creación había en el país sólo unos pocos laboratorios dedicados a la calidad de los cereales. Hacia fines de esa década se trasladó a la Chacra de Barrow en 1992.
La preocupación por la calidad de los granos existió desde hace mucho tiempo en la Chacra. En la década del ‘20 ya el ingeniero agrónomo Brunini imprimió un fuerte impulso a estos estudios.
Bajo la dirección del ingeniero agrónomo Bartolomé Schelotto ese anhelo se hizo realidad creándose el laboratorio de Tecnología Cerealera a cargo del ingeniero químico Manuel Deán.
Su objetivo principal era evaluar el comportamiento de los trigos, aunque desde los comienzos se analizaron también muestras de cebada, lino, avena, colza, soja, girasol y especies forrajeras. 
Por tratarse de un cultivo regional, el Laboratorio es único en el país para la evaluación de la calidad de sémolas y fideos elaborados con trigo candeal. 
Aunque las principales demandas provienen de las propias líneas de investigación de la Estación Experimental, la tarea de análisis para clientes externos tales como otros criaderos de semillas, industrias, empresas de insumos, profesionales y productores representa el 35% del trabajo anual.    

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