En la costanera de Claromecó y calle 28 está el parador Samoa, donde ayer se bajaron una importante cantidad de materiales para la construcción de las nuevas instalaciones.
Los trabajos, en principio, comenzarían el próximo lunes, siempre y cuando la crisis sanitaria y las actividades permitidas hagan que ello sea posible.
En diálogo con este diario, el dueño del parador Samoa, Ignacio Furgioni, explicó que “estos materiales estaban pendientes de llegar hace dos semanas aproximadamente. Intentamos bajar todo el lunes pasado porque los chicos que trajeron los materiales debían volver a Corrientes ya que tenían viajes pendientes. A más tardar el viernes (por hoy), terminaremos de descargar todo”.
El lunes es el horizonte inmediato, ya que la idea es arrancar a hacer el parador nuevo ese día para comenzar a trabajar en lo que respecta a pilotes, pisos y tirantes. “Queremos ir avanzando de a poco, ahora tenemos mucho material para poder ir trabajando. El problema es el freno que se genera a causa de la pandemia, donde los camiones no pueden venir. Si uno no trabaja, el transporte tampoco lo hace. Es complejo. Queremos evitar cualquier tipo de inconveniente que pueda llegar a surgir. Llegaron los materiales y ya estamos enfocados de lleno en el trabajo”, agregó Furgioni.
Las tareas estarán a cargo de un equipo de obreros.
Las tareas estarán a cargo de un equipo de obreros.
(Caro Mulder)
Aclaró que “después tendremos que ver la altura del techo y definir los detalles que falten. La idea es tenerlo listo para el 9 de noviembre”, que es la fecha del 101 aniversario de Claromecó.
“Dependemos mucho de las condiciones climáticas y del tema de la pandemia. Si lo logramos antes de esa fecha, sería lo mejor. Iremos viendo día a día. Deseamos tener pronto el nuevo parador”, afirmó.
“Dependemos mucho de las condiciones climáticas y del tema de la pandemia. Si lo logramos antes de esa fecha, sería lo mejor. Iremos viendo día a día. Deseamos tener pronto el nuevo parador”, afirmó.
Los contratiempos a veces hacen que las iniciativas no salgan como se planearon desde un primer momento. Señaló que “los tiempos son tiranos en este tipo de obras. Uno programa una fecha y por una cosa o por la otra, siempre los plazos quedan cortos. Van a trabajar un par de personas que conviven en una misma casa y no viene gente de afuera. Le vamos a meter sábados y domingos, inclusive, para poder llegar, sabiendo que el clima juega su rol importante también”.
(Caro Mulder)
Solamente restan algunas chapas, por lo que ya están iniciadas las conversaciones para adquirirlas, y luego van a terminar de definir aspectos vinculados con las ventanas. “Está todo bastante encaminado gracias a Dios. Primero pondremos los cien palos para apoyar el parador arriba; la estructura, más todo el deck de madera. El piso es lo último en colocarse”, concluyó.
