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Maxi Fjellerup tiene la mirada en Europa

Disfrutando la mitad del vaso lleno, el perfil positivo o el lado reluciente, es memorable reconocer el inmenso halago que tuvo Máximo Fjellerup al ser el deportista tresarroyense que más cerca estuvo de ir a un Juego Olímpico. 
Con la selección argentina de básquet, después de aquella proeza que lo convirtió en subcampeón mundial, en el 2019, en China, Maxi vivió en una atmósfera donde día tras día respiró aire con “sabor a Juego Olímpico” y en la cual la ilusión de estar en Tokio 2020 pasó a ser el oxígeno que alimentó su ser. Pero, y como parecería estar destinado siempre que en la vida haya un pero, también está la mitad del vaso vacío, el perfil negativo o el lado opaco; ese que para él apareció a menos de una semana del debut olímpico, cuando se quedó afuera del plantel elegido para los JJ.OO. 
 Seguramente más de un sueño quedó trunco, alguna lágrima se escurrió por frías mejillas y la ilusión de nuestro pueblo que se había vestido como fanático suyo recibió un duro cachetazo… Pero nada borra ni ensombrece el lugar que alcanzó Maxi, la distinción que recibió al pertenecer a ese selecto grupo de atletas de elite y el inmenso futuro que seguramente le regalará más de una alegría. 
Apoyo incondicional 
El sostén de la familia o los seres más queridos suelen ser en estos casos el mejor impulso para dar vuelta la página y comenzar a transitar nuevos caminos; explorar nuevas vivencias que también son desafiantes y positivas, algo como lo que vivió el pasado domingo en San Cayetano, donde disfrutó junto a su padre, Leandro, de una jornada “tuerca” junto al piloto amigo, Carlos Altamira. 
Con su habitual amabilidad y manteniendo esa misma humildad de siempre permitió que por unos minutos invadiéramos su espacio. “Esta es la primera vez que vengo a mirar una carrera de automovilismo, he prestado atención a cómo se trabaja en el auto, los movimientos del equipo, todo, y la verdad que es muy bueno conocer otro deporte”, reconoció aunque sus gestos cambiaron y una sonrisa nació al destacar, “vine con mi papá, a pasar un día juntos; y todo está muy bueno”, valoró. 
Todo sirve para relajar el cuerpo, descansar y cargar energías después de una larga y exigente temporada con San Lorenzo y la Selección Argentina. “Yo por estos días estoy de vacaciones, puedo compartir más tiempo con mi viejo y toda la familia, estar juntos es bueno…”, señaló. Y esa experiencia vivida en un domingo distinto le resultó agradable, porque cuando se bajó la última bandera a cuadros y emprender el regreso era una realidad, Maxi reconoció: “Es lindo esto, prometo volver…” 
Pese a no ser convocado, parte de él está en Tokio 2020 ya que su novia Virginia Bardach fue una de las representantes nacionales en natación: “Hoy compitió bien temprano; nos levantamos, la vimos correr, a la distancia la apoyamos con todas las fuerzas y verdaderamente estoy muy contento por ella, porque pudo tener otro Juego Olímpico. Todo muy lindo; ahora espero el debut del básquet (perdió ante Eslovenia), hay que apoyar de lejos, es la única que nos queda”, reconoció con dignidad, sin dolor o rencor alguno por haber quedado afuera en el último corte. 
En las notas que su novia brindó tras la carrera clasificatoria, destacó con felicidad el apoyo de su “nueva” familia, en alusión a los Fjellerup. “Lo ví”, asintió con una sonrisa pícara, y amplió: “Vinimos con ella por un fin de semana cuando arrancó la cuarentena, y nos quedamos 7 meses en Tres Arroyos. Nosotros somos una familia muy unida donde compartimos todo; y ella se integró de maravilla. Estando lejos de los suyos, que se haya sentido apoyada, acompañada y cómoda es, también para mí, un alivio. Porque cuando yo me tuve que ir por un tiempo y ella se quedó con mi mamá o mi abuela, que se sintiera acompañada y la pasara bien fue una tranquilidad para mí”, confesó. 
Su apego a la
familia Bardach 
Y en la inversa, Maxi también tuvo la oportunidad de conocer a los Bardach. “Si, fue una experiencia linda; pude conocerlos a todos, Georgina (medalla de bronce en Atenas 2004) diez puntos, lo mismo que los otros hermanos y sus padres”, valoró. Y haciendo un análisis de la actuación de Virginia, Maxi no dudó en admitir que la vio “disfrutando, por ahí no de la mejor manera en lo deportivo, como ella hubiese querido, porque todo se dio sobre la hora, le avisaron 20 días antes que estaría en Tokio y no es lo mismo que desarrollar una preparación previa extensa y lógica. Pero tuvo la posibilidad de competir y yo siempre la apoyaré porque se lo merece”. 
Si bien se lo notaba tranquilo, termo en mano cebándole unos amargos a su padre, en estos días Maxi se imaginó otra cosa, estar en Japón como lo soñó, preparó y con todo lo que puso para conseguirlo. “Si, obvio que entrené y di todo para quedarme en el equipo; pero Sergio (Hernández el DT) tuvo otro pensamiento, otras decisiones, y a mí no me tocó. Pero haber estado ahí, entre los 15 que trabajamos hasta el final, competir, jugar esa serie de amistosos ante Australia, Nigeria y Estados Unidos, fue haber recogido muchísima experiencia y también me llevó a la realidad al ver algunas cosas que me faltaban. Pero todo esto también me impulsó para prometerme no bajar los brazos, seguir duro para adelante, pensando en estar en el próximo Juego Olímpico”, afirmó a modo de desafío. 
Por su alto grado de competitividad, nunca se debe haber visto afuera, aunque siempre supo las reglas de juego eran claras y que hasta no quedar entre los 12… “Es así, siempre todo fue muy claro; cualquier cosa podía pasar en jugadores de roll como yo. Obvio que al no ser Scola ni Campazzo, los jugadores de roll pueden ir cambiando, hay momentos en que uno está mejor que otro; el deporte es así, pero yo siempre trato de sacar lo positivo pensando en lo que viene”, confesó el mismo jugador y la misma persona que en el 2019 vivió su momento de gloria siendo subcampeón mundial en China. 
Sobre la selección y sus posibilidades, horas antes de su debut, Fjellerup entendía que “un JJ.OO. siempre es complicado, a un partido puede pasar cualquier cosa, pero la zona es durísima porque Eslovenia está bárbaro, España es el campeón mundial y ahora está mejor, y el restante es Japón que hace las veces de local y viene de vencer a Francia en un amistoso. Puede pasar cualquier cosa, y eso es ganar los 3 o perder los 3 tranquilamente”, analizó. 
Para aspirar a la clasificación “hay que estar muy concentrado, aprovechar cada detalle mínimo que puede terminar definiendo un juego. Argentina es buena preparando los partidos, y eso quizás nos ayude; obviamente que les deseo lo mejor”, afirmó. 
Pensando a futuro 
Algunos dijeron que Maxi haya permanecido en Argentina tras el Mundial, fue como una manera de preparar mejor su presencia en Tokio, ahora, algo pudo haber cambiado; entonces, saber cuál será su futuro es casi un deseo. “Con San Lorenzo ya arreglé que me voy; no sigo más en el club que tantas alegrías y títulos me dio. Estoy haciendo muchos trámites para conseguir la ciudadanía española, de ello mucho depende mi futuro” admitió como también aquello de que su novia está en lo mismo “porque pensamos irnos juntos”. 
Muchas veces Maxi nos reconoció que el exterior parecía ser su futuro, que su carrera hasta que se merecía una continuidad, casi seguramente, en el Viejo Continente, y al respecto, en estas horas han surgido comentarios de alguna firme chance en Mallorca. “Quiero dar otro paso, seguir mejorando; creo que es el momento de competir en otro nivel, de codearme con los mejores. Son pasos que hay que dar; debo asumirlo con responsabilidad porque estos cambios no son nada fáciles, pero es el cambio necesario que uno debe dar para seguir creciendo”, volvió a repetir. 
El aplomo siempre estuvo presente en esta charla, su tranquilidad parecía demostrar que el duro momento fue asumido con grandeza y con mucho apoyo de sus seres queridos. Pero en los primeros días “estuve bastante cerrado, no quería hablar con nadie; espero que esa bronca ahora me ayude para entrenar con más ganas a partir de esta semana con la Tota (Beitía) en el gimnasio. Hay mucho para seguir mejorando, para seguir creciendo”, entendió. 
En la despedida, Maxi volvió agradecerle “a toda mi familia por el apoyo, lo mismo que a Vicky (su novia) que siempre estuvo, al igual que mis amigos. Estos son momentos duros a los que un deportista está expuesto y por los cuales puede pasar, pero la verdad que no olvido la alegría que viví mientras estuve en el plantel porque la experiencia vivida es incomparable. Es duro, pero estoy contento por haber recogió tanta experiencia de un momento tan difícil, algo que el propio Pancho Jasen dijo ahí; obvio que quería estar en Tokio, pero espero que esto me sirva mucho para mi carrera”, valoró con una visión positiva este increíble deportista tresarroyense que en los últimos años nos llenó de alegrías. 

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