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La trayectoria y la renovación

Carlos Gutiérrez se desempeña en el diario desde hace más de 40 años y Santiago Rivadeneira fue el último en sumarse al equipo de trabajo

En el diario convivimos una gran cantidad de personas de distintas edades, las cuales no desempeñamos en diferentes áreas; así, la experiencia y la juventud se mezclan para darle vida, día tras día, a La Voz del Pueblo. 
Con motivo del 120 aniversario dialogamos con Carlos Gutiérrez, quien forma parte de la empresa desde hace 40 años y actualmente se desempeña en la máquina impresora y con Santiago Rivadeneira, un joven periodista que se incorporó en los últimos meses a la redacción. 
 Una vida
“Entré el 1º de agosto de 1984 al diario que en ese momento estaba ubicado en Colón”, recordó Gutiérrez. Su llegada se dio a través de su padre: “Trabajaba en el diario y por intermedio de él logré incorporarme”. 
Tenía 20 años cuando ingresó, aunque muchos menos cuando lo llevaron por primera vez al edificio: “Nací en el diario prácticamente porque mi viejo entró en el año 61 y yo nací en el 63… Me traía de chiquitito”. 
Sus primeros pasos se dieron en la sección de Armado, cuando la labor era mucho más “artesanal”. “Entré a Armado y Diseño y estuve ahí hasta el año 98. Ese sistema antiguamente era por pegatinas, no se utilizaba la computadora. Salía toda una tira de papel, nosotros las cortábamos y las íbamos armando arriba de los astralones, algo que hoy se hace en pantalla. De ahí se pasaba a la copiadora de chapa, luego al revelado y de ahí a la rotativa”, explicó. 
 En 1998 Carlos pasó a la máquina rotativa, el lugar donde su padre se desempeñó. “Yo tenía algo de idea por mi padre, pero jamás había trabajado en ella. Recuerdo que mientras estaba en el armado de páginas mirábamos la rotativa… Creo que todo eso hizo que no me cueste el cambio”, analizó. 
Durante sus 40 años de labor debió adaptarse a los distintos cambios. Todo el trabajo artesanal que implicaba la impresión se simplificó en el 2015 con la llegada del CPT. “Se eliminó todo lo que era el laboratorio y se logró mucha más perfección porque es copia fiel” aseguró. 
 De noche 
Desde hace más de 20 años Carlos trabaja de noche. “Yo vivo un poquito el revés” señaló, aunque sostuvo que “siempre estuve acostumbrado al horario. La noche para mí es el día porque acá se trabaja todos los días, sin feriados o fines de semana”. Eso no lo impide realizar actividades que disfruta, como la pesca. “Los sábados salgo, me baño y me voy a pescar”, señaló.
 Iniciando el camino
Santiago Rivadeneira es el último ingresante en la redacción. “Hace 8 meses y 10 días que entré”, dijo en el inicio de la charla, con el entusiasmo de quien hace algo que disfruta. 
Su llegada al diario se dio en una fecha particular: el 25 de diciembre de 2021. Pero quién mejor para contar su arribo que él mismo. “En el 2019 arranque periodismo en DeporTea, en Mar del Plata, y en 2020 me agarró la pandemia allá. 
Estuve unos meses, me vine, y cuando llegaba el verano creía que me iba a aburrir. Ya que estaba estudiando periodismo y haciendo algunas cosas, me acerqué a los medios para ofrecer mis servicios, aunque solo por el verano porque no sabía si en el 2021 tenía que volver a Mar del Plata o iba a continuar la carrera de modo virtual”.
Aquel primer acercamiento al diario no llegó a buen puerto. “No quedé porque buscaban alguien fijo” recordó. Pero tuvo revancha, ya que, tras seguir con su vida en La Feliz, recibió un llamado que le cambió todos sus planes. 
“Además de estudiar trabajaba y tenía mis proyectos en el periodismo. Cuando faltaba una semana para recibirme me llamaron porque me querían tomar para hacer la temporada de verano. La verdad que no tenía pensado volver, pero la propuesta me movilizó. Lo hablé con amigos, profesores, y decidí volverme para hacer lo que me gusta”. 
La inserción en el mundo periodístico fue fácil. “Me ayudó mucho que venía con impulso” entendió Santiago. “La verdad que me gusta, antes trabajaba en algo que no era lo mío y ahora hago lo que me hace feliz”, destacó. 
 Unión 
Y es aquí, precisamente, en donde las dos historias se unen. Es que ambos trabajan en cosas que les son propias. “Yo hace cuatro décadas que estoy porque me gusta. Tuve trabajos paralelos, pero la base fundamental siempre fue el diario” señaló Gutiérrez. 
“Si no haces algo que te gusta no estás tanto tiempo” aseguró, para luego expresar: “Acá voy a morir porque dentro de poco me jubilo. Me quedan tres años, pero por ahí puedo hacerlo antes porque tengo 40 años de servicio”. 
La nostalgia se apoderó del relato del “Flaco”, como lo llamamos en el diario. “Muchas veces pienso en ese momento. Uno quiere llegar a jubilarse pero también sentís que estás viejo… si pienso que no voy a venir más me genera una sensación de que lo voy a extrañar…”. 
Carlos vivió todas las épocas y tuvo muchos compañeros: “Hay gente que conocí y que no está y hay gente que conozco hoy y todo eso te da nostalgia”.
Santiago acaba de entrar y está expectante por lo que se viene. Ambos son el reflejo de una historia que abarca 120 años de la vida tresarroyense. 

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