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Cómo incide la dislexia en la educación

Por Santiago Rivadeneira


Vagos o poco inteligentes, es la etiqueta habitual con la que se suele catalogar a las personas con dislexia. Seguramente todos conozcamos algún disléxico, sea un familiar, compañero de la escuela o algún famoso de la televisión con esta dificultad.
Sin embargo se da una invisibilización de esta particularidad que afecta al aprendizaje de los niños, pero esto no sucede por malicia sino por el desconocimiento sobre el tema.
Para superar estas barreras, La Voz del Pueblo dialogó con Jesica Butassi, psicopedagoga quien trata en su consultorio con niños y adolescentes disléxicos y además trabaja de forma articulada con el equipo pedagógico del Colegio Holandés. “Cuando se habla de dislexia se trata de la dificultad especifica en la fluidez lectora. Está enmarcada dentro de las Dificultades Especificas en el Aprendizaje (DEA), que involucran la lectura, escritura y cálculo”.

La psicopedagoga Jesica Butassi dialogó con La Voz del Pueblo

“Una de las condiciones para diagnosticar es que su Coeficiente Intelectual es promedio o incluso superior, son niños inteligentes incluso”, esclareció la psicopedagoga.
-¿En qué se diferencia la dislexia de las otras DEA?

-Una de las características de la dislexia es un déficit fonológico. El procesador fonológico se ubica en el área izquierda del cerebro, esto se conoce a través de la neuroimagen, ese área no se activa bien entonces se compensa con el hemisferio derecho, se activan otras zonas, por eso Rufina Pearson habla de que la dislexia es una forma diferente de leer. Es una dificultad porque afecta la calidad escolar de los niños y las niñas, pero en realidad es una forma diferente de leer porque tiene que ver con la idea de la neurodiversidad, es decir cada cerebro es diferente y aprende de forma distinta.
-¿Cuáles son las acciones que se pueden realizar para facilitarles el acceso a la educación?

– Se pueden hacer adecuaciones, como por ejemplo si un niño no realizar un cálculo mental, le doy un material concreto o le ofrezco una tabla pitagórica. Eso es de acceso y no es trampa o está en ventaja con otro. Cuando se habla de diversidad e igualdad no se trata de darles a todos lo mismo, hay que proveerle a cada niño lo que necesita.
Luego están las adecuaciones de contenido, cuando hay niños y niñas que necesitan adaptar el contenido, es decir, si estamos trabajando fracciones, o con cuentas de dividir, se va a trabajar con eso pero le voy a adecuar el sistema de numeración, si sé que no puede trabajar con miles, voy a trabajar con cienes.
-En el caso del Colegio Holandés ¿Cuáles son los pasos a seguir cuando se detecta un niño con estas dificultades?
-Cuando notamos que hay niños o niñas que afrontan algún desafío en lo que es el procesador fonológico, o en el principio alfabético, es decir si tienen dificultad para automatizar el nombre y sonido de las letras, para luego empezar a articular la combinación fonológica entre lo que es un grafema y un fonema, entre la forma representacional de la letra y su sonido, se empieza a realizar un despistaje desde primer o segundo grado.
Hacemos talleres y se ven niños que están desfasados en lo que es alfabetización. Son de cuatro o cinco niños dos veces por semana en segundo grado y ves que a los dos meses, la mayoría de estos niños, se alfabetizaron o avanzaron en su proceso y hay uno o dos que no, lo que significa que hay algo más, sea que necesitaban un refuerzo o era un simple retraso lector. 
Frente a eso lo que yo puedo sugerir como autoridad de la institución es hablar con la familia y hacer una interconsulta con un profesional para diagnosticar o no.

-¿Existe una estadística nacional sobre la dislexia?

– Se realizó un censo que se llamó el “Operativo Nacional de Evaluación”, el cual se hizo en el país en 2013 en tercer grado de Primaria en donde descubrieron que hay un 25% de desempeño bajo en el aula.
Por lo tanto, de 20 niños cinco tienen un desempeño bajo, de esos cinco hay dos que van a tener en ese desempeño bajo un diagnostico con dislexia. Un 10% de los alumnos del aula de forma ponderativa tiene dislexia.

-¿Cómo es el tratamiento?
– Todo se trata de forma lúdica, yo siempre divido las sesiones de 45 minutos en tres, por ejemplo primero se trabaja con el cuaderno en actividades escritas, luego se pasa al programa computarizado y por último el paciente elije un juego que tenga que ver con la temática y hacemos una evaluación de la sesión. Cada paso son 10 o 15 minutos porque queremos que sea eficiente, ya que lo más difícil es sostener la atención debido a la carga psíquica y esfuerzo cognitivo que significa.
-¿Cómo acceden las familias de bajos recursos al tratamiento?
-Existe una ley, que dice que las obras sociales tienen que cubrir el tratamiento por dislexia, pero ninguna lo hace. Entonces la familia debe acceder a lo que se llama certificado único de discapacidad, sin mentir en el diagnostico detallado como Dificultad Especifica del Aprendizaje, con ese certificado se presenta a la obra social la cual lo debe aceptar. Sin embargo, son niños que no tienen ninguna discapacidad, la ley no propone eso. Además de la angustia que arrastra la familia tener que tramitar este certificado es una locura.

Paso del tiempo 
Si bien se trata de una condición que acompaña a quien la padece durante toda su vida, “lo que se hace es compensar, al estimular otras áreas y sugerir herramientas. Si están desorganizados en sus cabezas, la idea es dar los pasos correctos con una apoyatura virtual como herramienta compensatoria”, explicó Jesica Butassi.

Concluyó la entrevista con un caso que tiene en su consultorio: “A esta niña yo la vi súper frustrada en cuarto de primaria y ella ahora, en secundaria, va a la librería, se compra novelas y las lee enteras. Ese deseo o placer por leer o aprender forma parte del tratamiento, lo que uno espera es no solo que mejore sus habilidades cognitivas sino que lo haga en la vida diaria, que no esté frustrada, que sepa que tiene dificultad para comprender pero que disfruta de leer una novela”.
El aula, las familias y los profesionales

La Voz del Pueblo llevó a cabo una recolección de datos en algunos establecimientos escolares, para conocer con mayor precisión la cantidad aproximada de casos de dislexia y la tarea que se realiza en este ámbito.
Las instituciones que accedieron a ser entrevistadas y consultadas sobre el trabajo de sus equipos pedagógicos fueron en esta oportunidad la Escuela N°1, el Colegio Nuestra Señora de Lujan, el Colegio Holandés y la Escuela Agropecuaria de Tres Arroyos.
Queda el espacio disponible y el interés de parte de este diario por incluir a otras entidades, para ampliar los informes vinculados a la dislexia.
Indicadores
El Colegio Nuestra Señora de Lujan informó que el porcentaje de alumnos con dislexia era inferior al 5%. Por su parte el Colegio Holandés expresó que entre los diagnosticado se encuentran dos alumnos en Primaria y uno en Secundaria.
En tanto la Escuela Primaria Nº1 comentó no tener niños con dislexia en su institución, mientras la EATA decidió reservarse el dato a la vez de que explicó que no era un número elevado.
Si bien se buscó ponerle un número a la cantidad de niños con dislexia, es cierto que pueden llegar a transitar esta dificultad sin estar diagnosticados, sin embargo en esos casos el ojo de los educandos debe estar presente cuando un alumno tiene estos problemas en su educación.
Intervención

En cada encuentro con los equipos de orientación escolar o encargados de intervenir en estos casos, fueron consultados sobre cómo es el trabajo que la escuela efectúa con la problemática.
Es importante aclarar que el diagnostico debe ser realizado por un psicopedagogo, las instituciones educativas solo pueden comunicar la dificultad a las familias, que deberán decidir acudir a un profesional.

-¿Qué hace la escuela/colegio respecto a la dislexia?

CH: En jardín trabajamos con distintos talleres y uno de ellos es conciencia fonológica, donde vamos a tener indicios si hay niños en riesgo, a través de los predictores de la lectura como lo son la escritura, la conciencia fonológica y el reconocimiento de letras.
E1: Se nota cuando tienen dificultades para plasmar en la hoja algo que escuchan, quizá desde la recepción y la oralidad no tienen problemas pero si en ese caso. Cuando nos alerta un caso de este estilo hacemos informes que detallan la situación y realizamos la orientación específica a un psicopedagogo.
NSL: Observamos y detectamos algunos signos de alarma que nos llaman la atención, las maestras nos comunican lo que ven, nosotros hacemos alguna intervención, lo conversamos con la familia y ahí sugerimos la consulta con un profesional.
EATA: Cuando se inician las clases hay un periodo de diagnóstico, donde el docente está atento a cómo responde el grupo y a las dificultades que se den. Termina el diagnostico, se hacen informes que son presentados al equipo directivo y se observa a los alumnos que son designados, allí ingresa la incumbencia del equipo de orientación para abordar las distintas situaciones que se den. Además nos comunicamos con la familia para trabajar de forma conjunta.
Plano social

Una de las preguntas frecuentes en estas entrevistas es si esta dificultad, además de afectar en la escolaridad puede incidir en la relación con otros alumnos.
CH: Afecta cuando el niño es más introvertido, porque quizá hay disléxicos que son extrovertidos y no tienen problemas para ser sociales, por ahí se pueden sentir mal en lo académico pero bien en lo social. Que tengan dislexia no quiere decir que no puedan completar un secundario, terciario o universitario, ya que se trata de coeficientes intelectuales que suelen ser altos.
E1: Cuando hay un caso en el cual se sospecha alguna dificultad se habla con el docente para que no exponga a ese niño, pero no hemos notado casos de bullying hacia los disléxicos por su condición.
NSL: No vimos dificultades a la hora de relacionarse. Teníamos chicos con dislexia que para nada y otros que si pero lo asociamos más a la personalidad.
EATA: No lo hemos detectado como algo que los haya afectado. Puede haberse dado por las características de la personalidad del alumno pero no por la dislexia. 

Sin equipo

En ocasiones, por falta de fondos o estructura, hay escuelas privadas que carecen de un equipo pedagógico que pueda atender este tipo de problemáticas. Para conocer sobre estos casos, este medio dialogó con las responsables de la Dirección de Educación de Gestión Privada (DIEGEP), Eugenia Rivero y Marcela Biondini.
“Podemos solicitar a la inspectora de Psicología un acompañamiento para ir a varias escuelas, pero hay colegios como el de Hermanas y el San José, entre otros, que no tienen equipos, el representante legal no tiene designada a una persona para esa función, por lo que queda a cargo de los directivos”, indicaron.
En este sentido, señalaron que “las escuelas estatales tienen su equipo brindado por el Estado, en cambio las privadas quedan bajo la mirada del representante legal”.
El acceso al
aprendizaje 

Vanesa Barani se desempeñó hasta hace pocos días como inspectora de la Jefatura Distrital. Decidió finalizar su actividad en este cargo, para ser inspectora en la modalidad de Psicología Comunitaria y Pedagogía Social.

Vanesa Barani

Al ser consultada por este diario, estaba aún a cargo de la Jefatura Distrital. Respecto a la cobertura de los equipos pedagógicos en las escuelas locales, Barani comentó que “todas las escuelas primarias del distrito de Tres Arroyos, las cuales dependen del Estado Nacional, tienen Equipo de Orientación Escolar”.
Explicó que “existe la disposición 59/2013 que aborda a la dislexia como una de las dificultades especificas en el aprendizaje. Se trabaja que todo niño o niña con un diagnóstico de dislexia debe estar incluido en el sistema de educación de nivel, no considerándose una discapacidad, esto hace que la institución educativa tenga el deber de generar condiciones para el acceso al aprendizaje”.
Detalló que la ley “en sus anexos da herramientas para reducir obstáculos: los docentes deberían evaluar desde la oralidad, tanto cuando enseñan como cuando evalúan, porque los niños con dislexia son más lentos para escribir, por lo que no se les da el mismo tiempo en una evaluación. Además anticiparle el texto, para que pueda procesar la información y tener tranquilidad en la evaluación. Espaciar las letras. Fragmentar las consignas. Si la prueba es extensa hacerla en dos días para reducir sus nervios. Asegurarse si entendió la consigna (esto ayuda a cualquiera). No exponerlo de forma innecesaria en caso de que haya dificultades en la oralidad. Evitar dictados extensos. Facilitar el uso de la virtualidad”.
El esfuerzo en el aula por la dislexia puede generales a los niños “frustración en la tarea, ya que todo les lleva más tiempo o lo contrario, la sobre-exigencia que luego les provoque cansancio o síntomas psicosomáticos, como cefaleas o dolor abdominal vinculados con el nerviosismo”, concluyó.

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