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Alegría tras los ascensos en Bomberos Voluntarios

Tras concretarse la cena de camaradería realizada el jueves pasado en el marco del 68° aniversario del cuartel de Bomberos Voluntarios de Tres Arroyos, se dieron a conocer cuatro ascensos en el cuerpo activo. Esa fue una de las tantas actividades que se desarrolló en lo que fue una jornada más que especial, como una manera de reconocer cada año la tarea que llevan adelante los integrantes de la institución.

En esta oportunidad, fueron Martín Meléndez y Diego Márquez quienes ascendieron a ayudante principal; en tanto que Diego Fioriti hizo lo propio a la categoría ayudante y Cristian Vicente se desempeñará como subayudante.

“Un mimo al alma”
Martin Meléndez hace poco más de 15 años que es bombero, labor que tenía muy en claro seguir desde que era chico. En diálogo con La Voz del Pueblo, destacó que “siempre tuve ese espíritu de ayudar al otro, la vocación de servicio es la clave. Recuerdo que quería ser soldado, pero no se me dio. Una noche pasé caminando por el cuartel, sonó la sirena y observé con detalle como todos mis compañeros -y algunos ya jubilados- se acercaron al cuartel y dejaron todo por ir a cumplir con su deber. Eso captó mi atención, por eso me sumé a este gran equipo que somos hoy en día”.
Ser ayudante principal conllevará una gran responsabilidad para él y así lo describió. “Es un grado importante en el cual tenes un escalafón jerárquico, ya que hay chicos que vienen por debajo de uno y hay que ser un ejemplo para ellos. Debes demostrar por qué motivos fuiste ascendido, tomar más decisiones y ayudarlos a ellos para que -el día de mañana- estén preparados lo mejor posible. La verdad es que no me esperaba este ascenso, uno va a trabajar y a cumplir funciones haciendo lo que le gusta. Es un regalo, un mimo al alma. Como decimos acá, es un premio castigo porque es lindo que te reconozcan, pero el castigo es que por allí tendré que tomar decisiones en algunos momentos delicados, algo que es complejo. Gracias a mi familia por el acompañamiento”, agregó.
Sobre su rol dentro del cuartel, Meléndez dejó en claro que “todos intentamos que el cuartel esté lo mejor posible, que la camaradería entre nosotros sea la adecuada, que haya compañerismo, que las unidades estén en condiciones, que los servicios salgan como lo esperamos y como tanto practicamos y que las herramientas estén en condiciones. El grado que cada uno tenga no te hace ni más ni menos que nadie, simplemente que tenes que tomar decisiones en determinados momentos nada fáciles”.
Una de sus tantas funciones es brindar mantenimiento a los equipos de respiración, al mismo tiempo está presente en el área de ayudantía (con tareas administrativas) y también forma parte del departamento de psicología de emergencia, siendo el único auxiliar en ese rubro en todo el distrito, lo cual le genera orgullo.
Sobre esa especialidad, indicó que “ingresó a nuestro cuartel en 2012 con una capacitación que tuvimos. Hace dos años terminé la carrera de auxiliar de psicología en emergencia la cual fue dictada por la Facultad de Psicología de Mar del Plata, junto a la Federación. Apuntamos a cuidar la salud mental del bombero, ya que nos enfrentamos a situaciones donde mucha gente no quiere estar. Varias veces quedamos golpeados o con acumulación de cosas y son hechos que tarde o temprano, terminan lastimando psicológicamente al bombero. Nos formaron para poder dialogar con nuestros compañeros, con una víctima e intentar revertir ese tipo de cosas”.

“El cuartel es mi vida”  
Diego Márquez ingresó al cuartel el 31 de mayo de 1999, con tan solo 14 años de edad y será ayudante principal también. “Vengo de familia de bomberos: mi viejo, mi tío y mi primo fueron bomberos, yo seguí ese legado. Llevo 23 años acá adentro, el cuartel es mi vida y es todo para mí. Es mi casa y el lugar que espero todos los días para ir”, señaló.
Anteriormente, tenía el grado de ayudante de primera y ahora la responsabilidad pasará a ser mayor, por lo que las tareas aumentarán en ese aspecto. Está en la parte de capacitación del cuartel y el año pasado se dedicó a la preparación interna de los bomberos, lo que comúnmente llaman “academias”.
En relación al ascenso, Márquez mencionó que “no me lo esperaba, es la realidad. Creo que todos estamos para servir y ser bomberos, no pensaba en un ascenso en este momento, aunque viene bien. Siempre es una especie de reconocimiento al esfuerzo que hace uno porque más allá del cuartel, cada uno tiene su trabajo, su familia, su pasatiempo y está bueno un premio a lo que hacemos”.
Se mostró agradecido con su padre quien fue el que le marcó el camino a seguir. “Gracias a todos los bomberos ´viejos´ que he tenido la suerte de compartir momentos, creo que sin ellos nosotros no seríamos bomberos. La base del cuartel son el respeto, el amor propio y todos los valores que nos enseñaron. Son cosas que nunca se olvidan, debemos transmitir eso mismo. Gracias a mi familia por el apoyo, a mi señora que me banca en todas y es una gran compañera. A ella le debo el ascenso. Estoy feliz y vamos por muchos años más si Dios quiere”, apuntó con énfasis.

También agradeció a la jefatura actual integrada por Maximiliano Llanos (jefe del cuerpo activo) y Alejandro Conde (segundo jefe). Sobre ellos, expresó que “son dos personas con las que nos criamos adentro del cuartel. Hay transparencia, me dieron la posibilidad de hoy poder lograr un reconocimiento y eso no me lo olvidaré. Estamos en el camino correcto, eso es lindo porque es la casa de uno. Gracias a todos los compañeros, somos un equipo con todas las letras”. 

“Un nuevo desafío”
Diego Fioriti lleva 10 años como bombero. Ascendió como ayudante y desde su lugar, comentó que “me ascendieron al grado de suboficial ayudante en el escalafón jerárquico, lo que vendría a ser el tercer ascenso. El ascenso es un premio castigo como comúnmente decimos acá, porque a mayor jerarquía tenes más responsabilidades. Eso está bueno porque es un nuevo desafío para uno, aunque también necesitamos tiempo para dedicarle al cuartel”.
Con alegría por la distinción que recibió, Fioriti explicó que “estoy contento porque al lograr este avance noto que se valoriza el tiempo que uno le dedica y la responsabilidad que uno aplica a las tareas que nos dan a diario. Es un reconocimiento al desempeño como bombero, a lo que vamos practicando y estudiando. Es un oficio, es algo que nunca se termina de estudiar. Hasta el jefe sigue capacitándose, desde el primer cadete bombero se estudia y siendo oficial lo seguimos haciendo. Es fundamental”.
Integra el departamento de trauma, hace 8 años que pertenece a esa área dentro del cuartel. “Todos los años hacemos capacitaciones de RCP, primeros auxilios, plan de evacuación y más. Hacemos instrucciones internas y externas, practicando y capacitándonos todo lo que más podemos. Este año seguiremos en esa línea, al servicio de la comunidad y para quien lo requiera. Además, me desempeño como instructor en la escuela de cadetes, donde hay un grupo de trabajo muy pujante”, afirmó.

“No me sale no ayudar”
Por su parte, Cristian Vicente eligió ser bombero porque “no me sale no meterme a ayudar” afirmó en relación a cuando alguna persona necesita colaboración en una urgencia. Ingresó al cuartel con 35 años, allá por el 2012. “Creo que la mejor manera de canalizar esa cuestión y de capacitarse para poder colaborar, es ser bombero. Agradecimiento especial a mi compañero Martin Meléndez quien me acompañó cuando decidí unirme a esta actividad”, subrayó.
El ascenso a subayudante es algo que no se lo esperaba. “Obviamente que un reconocimiento que está bueno, es un guiño y te da un empujón más porque es una manera de reconocer el laburo que uno hace todos los días. Nosotros en bomberos siempre decimos que los ascensos son un premio castigo, cada ascenso conlleva más responsabilidades y más tarea por cumplir. Siempre damos el máximo para profesionalizarnos más y más”, reflexionó.
Forma parte del departamento de trauma junto a su compañero Diego Fioriti y al mismo tiempo se desempeña como instructor en la escuela de cadetes de Tres Arroyos, tarea que viene llevando a cabo desde 2019. 
Por último, Vicente hizo referencia a que “año a año tratamos de captar más gente e ir mejorando la formación de los chicos, para que lleguen a futuro lo más profesionales posible. Las expectativas para 2023 son seguir trabajando de la misma manera y que los jóvenes que tenemos lleguen al final del recorrido y no se vaya ninguno antes. Es clave el entusiasmo y las ganas que le ponen para ser bomberos. Tenemos que seguir por este camino, estamos muy bien equipados gracias a Dios”.  

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