Señora directora:
Para esclarecer a los lectores y presentar la grandeza del prócer que inspiró mi escrito publicado el 14/03/23, me parece oportuno transcribir el prefacio que antecedió a una de las primeras publicaciones de “El crimen de la guerra” y explica los motivos que lo llevaron a escribir la obra. Con una lucidez que lo hace llegar a nuestros días, Alberdi, al referirse a “la guerra inacabable”, interpela a la Argentina de ayer y de hoy. Dice así:
“Algún tiempo antes de estallar la guerra franco-prusiana, la Liga Internacional y permanente por la Paz, abrió en 1870 una suscripción con el objeto de acordar un premio de cinco mil francos al autor de la mejor obra popular contra la guerra.
Explicando en una nota el motivo de su determinación de tomar parte en el concurso, Juan Bautista Alberdi, dice: Si el autor escribiese no sería por el premio, sino previa renuncia de él en la hipótesis de merecerlo, por ceder a una idea preconcebida que coincide con la del concurso, y sólo por llamar la atención sobre ella en una ocasión especial en el interés de América…
La victoria en los certámenes, como en los combates, no es la obra del que juzga. El juez la declara pero no la hace ni la da. Son los vencidos los que hacen al vencedor. A este título concurro en esta lucha: busco el honor de caer en obsequio del laureado de la paz.
Concurro desde fuera para escapar a toda sospecha de interés, a toda herida de amor propio, a todo motivo de aplaudir el desastre de los excluidos. Asisto por las ventanas a ver el festín desde fuera, sin tomar parte en él, como el mosquetero de un baile en Sud-América, como el neutral en la lucha, que, aunque de honor y filantropía, es lucha y guerra. Es emplear la guerra para remediar la guerra, homeopatía en que no creo.
Si no escribo en la mejor lengua, escribo en la que hablan cuarenta millones de hombres montados en guerra por su temperamento y por su historia.
Pertenezco al suelo abusivo de la guerra, que es la América del Sud, donde la necesidad de hombres es tan grande como la desesperación de ellos por los horrores de la guerra inacabable. Es otra de las causas de mi presencia extraña en este concurso de inteligencias superiores a la mía”.
(Tomado de Juan Bautista Alberdi “El crimen de la guerra”, Ed. Librería Histórica, Buenos Aires, 2003).
– Luis Pablo Richelme