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Un nuevo año de las Mayores del Sudeste, representa una nueva oportunidad para muchos pilotos, en este caso Guillermo Yané hizo su vuelta al automovilismo el pasado fin de semana, en la primera fecha, disputada en el Circuito Parque del Club Independiente de San Cayetano, en donde corrió como invitado en el TC del 40, con el auto de su hermano Edgardo.
Si bien la dupla Yané, no pudo quedar en lo más alto de la categoría, tuvo un buen desempeño al ser segundo en la segunda final de la categoría.
Guillermo, que es el papá de Felipe (piloto de Mar y Sierras B), al bajarse del auto y festejar con su familia se tomó un tiempo para dialogar con este diario sobre el pasar de la segunda final. “Fue una linda final, hacía cuatro años que no me subía, estoy muy contento, feliz de compartir este momento con mi familia, amigos y disfrute mucho arriba del auto”, indicó.
En relación a las dificultades que tuvo, afirmó que “teníamos una falla en la entrada de la recta que se complicaba un poco y las últimas vueltas veníamos con una goma muy baja, pero hicimos lo que pudimos”.
Consultado respecto a que le faltó para consagrarse, asumió: “Lo fundamental hubiera sido, que no me fallara la entrada en la recta, porque me venía defendiendo bien y esa falla me hizo que me descontará mucho, no quise forzar la maniobra porque iba a ir al toque con Walbilling y no tenía sentido”.
Con respecto a su continuidad en la categoría, no descartó volver a participar de otras fechas de las Mayores. “Vamos a tratar de estar, con una categoría muy linda, en la que mi papá fue uno de los fundadores, me gustaría ver si la podemos levantar un poco”, señaló Yané.
Los Yané llevan el automovilismo en la sangre, Guillermo pudo disfrutar esta carrera con la presencia de su hijo Felipe, quien exponía una sonrisa de oreja a oreja al ver a su padre competir. “A Felipe, trato de indicarle en todo lo que yo me equivoque, para transmitirle mi experiencia, más allá de que las vivencias uno las tiene que pasar. Pero aprendió rápido Feli, es más ahora yo le pregunto a él”, dijo entre risas Guillermo.
Se despidió al agradecer a “mi hermano que es el dueño del auto y me invitó, a mi familia y a mi grupo de amigos que me acompañan desde que empecé a correr”.
