Boca-Huracán terminó sin goles

El 0 a 0 fue mezquino e injusto para un espectáculo que cubrió las expectativas fomentadas por dos equipos que tienen todo para ser candidatos en este Torneo Oficial de fútbol. Pero entre la gran actuación de dos arqueros como Anta y Del Río, algún remate en el travesaño o definiciones imperfectas (la más clara fue la de Banegas a los 6m ST), el grito sagrado del fútbol pasó a ser una muda expresión… 

La gente puso el color de clásico, y ambas formaciones salieron con una propuesta atractiva y audaz, a la cual le sumaban mucha presión. La movilidad de los 3 delanteros del Globo jugando mucho al espacio generaron desconcierto en la fase defensiva del Xeneize, que incluyó al doble 5 formado por Ford y Quintela, lo cual exponía a Flamenco (de gran partido) y a un lento Montequín, donde Anta debió responder de gran manera dos veces frente a Ferreyra y en otra Figueroa la tiró por arriba. 

En ataque, ayer Boca dependió de un lúcido Leguizamón que no sólo asistió a Armesto (raramente impreciso y muy individualista) en acción que ganó el “1” visitante, sino que también exigió de larga distancia a un Del Río que brillantemente la sacó por arriba. 

El complemento arrancó con un local decidido y una inmejorable llegada de Banegas por derecha que solo y con tiempo, desde el borde del área chica, la tiró por arriba… 

Y cuando parecía que definitivamente el duelo cobraba mayor emotividad, las expulsiones comenzaron a ponerle un matiz de dudas. Primero fueron las de Fernández y Lantaño (ambas bien a los 9m y 11m) y luego las de Flamenco y Ferryera (las dos a nuestro entender incorrectamente sobre los 23‘ y 26’). En medio de ello, un sutil tiro libre de Leguizamón que “aboyó” el travesaño del Albo, dos grandes atajadas de Anta ante D’Annunzio y Zanel. Después, y con mucho espacio, hubo una tremenda entrega, demasiadas ganas y errores, imprecisiones y deseo por romper un 0 a 0 impenetrable, que igualmente alcanzó para rendirle un buen tributo al clásico.