Señora directora
Un bonito paseo al sur calafateño y fueguino me ha dado la oportunidad no sólo de llenarme los ojos de los paisajes más hermosos que pueda uno soñar, sino descubrir lugares poblados por la más variopinta diversidad de gente.
En todas las excursiones realizadas, en los hoteles, los restaurantes, los comercios, sólo encontré un nativo de El Calafate que era conductor de taxi, y un chofer de combi en Ushuaia. Después, he conversado con cordobeses, santiagueños, chaqueños, mexicanos, colombianos, porteños, misioneros, formoseños y varios etcéteras más. Algunos con muchos años de residencia en el lugar, otros, con empleos temporales, pero una abrumadora mayoría de foráneos.
Otra cosa que me llamó la atención fue el calor, sí, como lo leen, el calor a veces insoportable puertas adentro de los edificios. Al punto que en muchos negocios, los empleados están con una simple remerita o en mangas de camisa.
Pese a que en Ushuaia no se paga IVA, el flete encarece las cosas de manera que el costo de vida sea muy alto. Y no se crean que los salarios son tan distintos. El chofer de un micro en el que realizamos varias excursiones me dijo que tiene un sueldo de 27.000 pesos, con seis francos mensuales y un horario de trabajo que casi siempre supera las ocho horas diarias.
Comer en restaurantes, bares y afines, es más o menos como hacerlo en Tres Arroyos. Tomar un café excelente al pie del glaciar, 40 pesos. Almorzar centolla, con cerveza Beagle y postre, casi quinientos por persona, lo mismo que cordero patagónico. Pero si la elección es más modesta, una pasta por ejemplo, podemos comer por doscientos a trescientos pesos, con bebida y postre.
Comer en restaurantes, bares y afines, es más o menos como hacerlo en Tres Arroyos. Tomar un café excelente al pie del glaciar, 40 pesos. Almorzar centolla, con cerveza Beagle y postre, casi quinientos por persona, lo mismo que cordero patagónico. Pero si la elección es más modesta, una pasta por ejemplo, podemos comer por doscientos a trescientos pesos, con bebida y postre.
Para comprar recuerdos, no hay mucha opción posible, en los grandes negocios, tanto en Santa Cruz como en Tierra del Fuego, salvo dulce de calafate, alguna conserva local, o chocolates, el resto es igual que lo que podemos comprar en Salta o Jujuy, es decir, para el turismo, pero no propio del lugar.
Un párrafo aparte se merece el cuidado que tienen, en ambos parques nacionales, con el medio ambiente. No se ve basura de ningún tipo, y son especialmente severos con quienes infringen las reglas, al punto que no se permite fumar ni siquiera al aire libre en esos sitios, salvo al pie del vehículo en el que uno se transporte y siempre cuidando no dejar las colillas en el suelo, cosa que, me consta, controlan mucho los guías y los choferes.
Viajar con los ojos y los oídos bien abiertos es enriquecedor. Y nos permite conocer lugares tan bellos que, a veces, parece imposible que sean verdad.
Uno comprueba, una vez más, que tenemos un país tan bello que no podemos dejar de tratar de ser mejores para merecerlo.
Alicia Hurtado
DNI 5.639.082
DNI 5.639.082