Julio Federico, candidato a concejal en primer término de 1País, explicó a LA VOZ DEL PUEBLO con qué herramientas cuenta para hacer su tarea. “Cuando el Ejecutivo no me atiende el teléfono resuelvo los problemas. Tengo la convicción que mi dieta, que la paga la gente, tiene que volver a la gente, los vecinos tienen derecho sobre nosotros porque son los que nos pagan, pero si te creés que la plata es tuya tenés un problema”, señaló.
En cuanto a sus intenciones, subrayó que “lo que vamos a hacer es que lo que votemos tenga valor. Quiero garantizar que lo que está bien, lo vamos a acompañar y lo otro lo vamos a decir. Esta vez es la oposición la que va a tener la gran responsabilidad de votar las ordenanzas y apoyar lo que sea mejor para el vecino”.
Expresó que “durante todo el año tenemos presencia, desde que soy concejal -hace un año y medio- y antes en el lugar que ocupé, caminé, reclamé, escuché. Eso era algo que la gente reclamaba porque se había perdido en el Concejo”. No es casual su presencia social, barrial.
“Quiero garantizar que lo que está bien, lo vamos a acompañar y lo otro lo vamos a decir”
Recordó que “cada vez que recibo gente que me cuenta sus historias las he vivido, sé lo que es no tener baño, vivir sin luz, no tener agua, no haber tenido para comer, son cosas que viví y que no me asustan. Trato de dar una mano en lo que puedo, siempre digo la verdad respecto a lo que puedo o no gestionar”.
En la calle
Pity Federico habla con orgullo de su pasado. Este diario le preguntó acerca de lo que cree son sus virtudes o qué lugar tuvo en su vida el ser “un chico de la calle”.
Respondió por qué no se volcó a malos hábitos de vida, a pesar de su historia. “Nunca tuvimos casa, viví en el ferrocarril, cuando tenía 6 años aproximadamente, también en una casilla que estaba por avenida Alem que se prendió fuego, donde estuvimos hasta que a los 8 años llegamos al Barrio Boca. Allí mi mamá compró una pieza y ahí nos quedamos”, señaló.
No reniega de aquella realidad, por el contrario cree que fue el camino difícil y sinuoso que le brindó oportunidades. “Me crié en la calle y en la calle se ve todo. Creo que la vida me dio oportunidades como la ayuda de mis maestras Liliana D’Annunzio y Luisa Marino, que me contuvieron, me formaron, me llevaron al Centro Educativo Complementario y me fueron dando valores a medida que iba creciendo. Me rodeaba de gente buena que me iba dando la posibilidad de crecimiento. Trato de superarme, aprender, escuchar a las personas más grandes, por todo eso pasé desde los 37 años que tengo”, afirmó.
Una meta
Las expectativas respecto a su futuro y al trabajo social y comunitario lo relacionó con un hecho de su vida. “Para ayudar a mi familia me tocaba vender bolsitas, curitas que comprábamos en el Centro de Compras y llevábamos la plata a mi casa para ayudar, para vivir y para comer”, indicó.
También sostuvo: “Recuerdo ir de la mano de mi mamá a Acción Social, pero siempre tenía una meta: antes de irme de mi casa quería dejar un baño. Gracias a Dios cuando me fui a los 24 años -cuando me casé- le dejé la cocina y ampliaciones, pero pensá que a los 20 años no tenía baño, usábamos un fondo”.
Encuentra en los hechos mencionados la razón por la que mucha gente se acerca a su bloque pidiendo ayuda, o lo contactan de todos los barrios para ver los problemas que tienen o las instituciones que necesitan algo; “me relaciono muy bien con toda la gente, en Tres Arroyos son muy solidarios, me han ayudado y colaborado muchas empresas, los vecinos cuando la gente necesita de ellos. Han visto en mí que avancé, que progresé, que me ocupé y preocupé por avanzar y eso es lo que se reflejó en las PASO”, consideró.
Prioridades
Entre los problemas manifestados por los vecinos en su recorrida, Federico mencionó que “también me preocupo por la seguridad. Por eso es importante que en las Juntas Vecinales, en cada sala pueda haber algún policía cerca de la gente y así poder denunciar o pedir algo que ayude a mejorar la seguridad desde el lugar donde vive cada uno. Cuando tenía 12 años, los abuelos tomaban mate en la puerta de su casa, hoy no se puede permitir que pase, porque nos conocemos todos y tenemos que vivir mejor”.
En su análisis, afirmó que “es un gobierno que lleva 20 años y no han escuchado a la gente”. Y argumentó: “Visitan una Junta Vecinal, los vecinos les dicen que su necesidad son las cloacas y hacen el cordón cuneta. Es cierto que son otros costos, pero no fijan prioridades, no escuchan al vecino que tiene que pagar para desagotar un pozo”.
En este sentido, comentó que “el Concejo aprobó el cierre definitivo y la prohibición de hacer nuevos pozos. Sin embargo, empujan a la gente a hacer cada vez más porque nunca llegan las cloacas. Hay barrios que pasaron todos los años de este gobierno sin cloacas, siguen buscando el agua con mangueras y así se les pasó la vida”.
Por último, dijo que “cuando las vacas eran gordas, cuando había dinero, no cuidaron y no previeron. No podemos hacer ni una sola casa y nos dicen que tenemos terrenos, bloquera, mano de obra y no hicimos nada”.