Por Ernesto Martinchuk, periodista parlamentario
El oficialismo obtuvo un gran respaldo político al imponerse en los comicios legislativos en la provincia de Buenos Aires y en los demás distritos de mayor peso del país, al tiempo que lograba victorias clave, con los que el presidente Mauricio Macri extendía su dominio territorial.
La prensa internacional, destaca que Macri, no sólo puso fin a una década de degeneración institucional kirchnerista, sino a casi 70 años de dominio político peronista.
Macri logró una primera victoria, la victoria de las urnas.
Ahora le toca dar inicio a una transformación sostenible en el tiempo que logre terminar a nivel cultural e ideológico con el populismo que ha destruido la mayor parte de las instituciones, condenando a la vergüenza internacional a todo un pueblo, que bien podría estar considerado en la elite mundial.
Pero no se trata sólo de analizar las cifras de esta elección. Estas cifras muestran cambios sociales y políticos que están ocurriendo en nuestra sociedad, muchos de los cuales no percibimos con suficiente antelación.
En primer lugar ha dejado de existir el partido hegemónico que por largos años ha desempeñado el peronismo, en sus distintas versiones. Una estructura política dominante que suele ganar elecciones y cuando las pierde, se recupera rápidamente para la próxima contienda.
Necesita tiempo para reorganizarse, pero lo puede hacer para 2019.
Cambiemos, -descartamos la experiencia de la Alianza 1999-2001- es la primera vez que una auténtica coalición gobierna la Argentina, y tiene la posibilidad de poder quedarse en el poder, por vía electoral hasta el 2023, no como partido populista, sino como expresión liberal/republicana, articulada, -como lo acaba de anunciar el Presidente de la Nación Mauricio Macri- en acuerdos políticos.
La derrota del peronismo, es la derrota de su vocación hegemónica, de la cual el kirchnerismo y el cristinismo fueron su expresión más impiadosa.
Por otra parte, podríamos decir que, hoy comienza Macri a gobernar y es importante que tenga la inteligencia y el coraje para continuar con una implacable lucha contra la corrupción y el narcotráfico.
Generar las condiciones para poder contar con nuevos puestos de trabajo y dejar de lado el asistencialismo, como también pensar en la Educación del siglo XXI.
Si Macri logra la titánica hazaña de dejar iniciado ese cambio permanente, pasará a ser el más grande líder político que haya conocido América Latina en toda su vida independiente.
Macri es hoy el titular de una esperanza y una enorme responsabilidad. Los hechos demuestran que las decisiones de los votantes suelen ser más consistentes de lo que habitualmente se cree.