Una acalorada discusión se registró en la reunión de la mesa de Primera de la Liga Regional Tresarroyense de Fútbol el último martes por el desempeño de los árbitros y por el funcionamiento del Colegio de Arbitros.
Es que muchas dudas generaron algunos fallos a lo largo del año (se pueden ver en la web de este medio distintos casos), sumado a los observados temporadas anteriores, sucesos que generaron suspicacias en el ambiente del fútbol. También quedó cuestionado el accionar del Colegio de Arbitros, área que no cumple el quórum mínimo por reglamento para poder hacer las designaciones.
La discusión en la mesa de Primera comenzó por la consulta de algunos delegados de por qué no se respetó la sugerencia de llamar árbitros bahienses para la final entre Quilmes y Huracán o sortear la terna minutos antes del comienzo del juego para evitar sospechas. El presidente Ricardo Fernández aclaró que no se puede traer colegiados de afuera si no es necesario (el Sindicato De Arbitros Deportivos de la República Argentina -SADRA- se lo impide), y sobre lo sugerido dijo que ellos están en su derecho de aceptarlo o no.
Esto empezó a subir el clima y la voz, y hasta se llegó a decir: “Si hay árbitros corruptos es porque hay dirigentes corruptos”, aumentando el nivel de acusaciones sobre partidos presuntamente arreglados. Desde la representación de los clubes se aclaró que la intención es tener un fútbol más transparente y también intentar cambiar para ser lo más profesional posible.
Para mejorar
Los acontecimientos invitan a pensar sobre el arbitraje tresarroyense, el accionar de la Liga y también cómo solucionar el problema que poco a poco está dañando el fútbol local.
El último martes un delegado fue oportuno y descató que se está pagando la falta de trabajo por muchos años en lo que son los árbitros, situación que lleva tiempo revertir. Y aunque se avanzó con cursos, clases y mayor capacitación para los actuales, resta una escuela estable para incorporar jueces capacitados para el futuro.
La necesidad de hacer modificaciones en el reglamento volvió a ser una idea, algo que seguramente se realizará el año próximo tras mucho análisis.
Las sospechas están en la boca del ambiente del fútbol, desde la pelota pinchada en el clásico chavense hasta los penales de la última fecha del Clausura en Unión-Huracán y Quilmes-El Nacional, pasando por otras polémicas. Desde la cúpula dirigencial no parecen surgir ideas para dar tranquilidad a los clubes y hasta se oyen palabras de resignación como “va a seguir pasando”, cuando sería mucho mejor escuchar “vamos a trabajar para que no vuelva a pasar”.
El VAR (tecnología para repasar las jugadas dudosas que comenzó a usarse en la Copa Libertadores y Sudamericana) resulta imposible, pero hay diversas formas para ir mejorando de a poco. La inclusión de un veedor en cada cancha (algo que ya se charló en la mesa de Primera) sería una forma de controlar la actuación de los jueces y sancionarlos si fallan (por ejemplo en los penales si estuvieron mal cobrados), filmaciones de los cotejos permitirían analizar y mirar cómo se desenvuelven (por ejemplo se verían agresiones como la sufrida por Jorge Rodríguez y también dejaría un archivo para que utilice el Tribunal de Penas) y designaciones más estrictas quitarían las dudas en la previa a los juegos (que un mismo juez no dirija a un club en inferiores el sábado y en Primera o Segunda el domingo, como sucedió a mitad de año).
En síntesis
Las propuestas para mejorar son múltiples, y un comienzo puede ser la capacitación de los jueces actuales y futuros para así evitar errores reglamentarios. La inclusión de más elementos como la tecnología en la medida de lo posible y veedores sería un gran avance para evacuar dudas. Mientras que el sorteo de los árbitros a dirigir los partidos daría la tranquilidad necesaria para poder volver a disfrutar del fútbol sin dudar de la honorabilidad de nadie.