En Tres Arroyos nadie escondió las manos

La Escondida tuvo un gran remate en la Sociedad Rural vendiendo en poco más de una hora 60 toros PC con un promedio de 6.600.000 pesos superando las expectativas de los organizadores

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Con muchísima agilidad, pujas en los 20 lotes y valores que superaron las expectativas de la cabaña y de Monasterio Tattersall, La Escondida descubrió un gran remate en la Sociedad Rural de Tres Arroyos. Se trató de la 17ª anual del Angus moderado y comercial que produce la familia Castro Madero y pese a que casi habían duplicado la oferta respecto al año anterior, quedaron productores interesados sin poder comprar.

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En una tarde de viernes casi primaveral, una coqueta puesta en escena en el almuerzo previo, la organización de Monasterio Tattersall, y 60 toros casi calcados, La Escondida redondeó seguramente el mejor de sus remates. Por volumen, por presentación y por valores.

Lo dijo Alfonso Monasterio, que estuvo a cargo del martillo en parte de la tarde: “Fue un remate espectacular, muy arriba de lo que nosotros pensábamos. Hablábamos de números de entre 5 millones y 5 millones y medio de hacer de promedio, que ya son números importantes para un remate, y terminamos haciendo 6.600.000. Un disparate”.

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Y agregó: “Pero esto tiene que ver con la calidad de los toros, creo que lo que imprimen esos toros es buenísimo, y la seriedad que tiene la cabaña. Eso se suma para que sea un gran éxito el remate”.

Muchas caras conocidas de la zona, algunas nuevas, y también manos que vinieron de más lejos a buscar la genética de La Escondida. Eso hizo que la gran mayoría de los 60 toros tuvieran puja a la hora de la venta, que tuvo su máximo valor en los 9.200.000 pesos pagados por la primera elección del lote inicial.

“Estamos contentísimos, toda la familia, porque el remate la verdad que superó las expectativas que teníamos. El producto estaba muy bien presentado, pero uno nunca se imagina que iba a ser así, con esa agilidad, que nunca hayan faltado las manos. Se llevaron todo. Y por lo que escuché, todos los clientes estaban todos muy contentos con lo que se habían llevado”, comentó Jorge Castro Madero (h).

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“Hace años que venimos generando una clientela que nos es muy fiel, de acá de la zona, pero tenemos compradores de Tandil, de Ayacucho, de otros lados y los prueban, les dan resultado y les duran. Porque los nuestros son toros muy longevos, y eso es lo que nos recalcan”, completó el cabañero.

Además, Jorge hizo hincapié en el trabajo en conjunto realizado por todos los integrantes de la cabaña, “hacen una gran tarea en el campo, eso siempre hay que destacarlo” y por los representantes de Monasterio. “Gracias a ese conjunto es que se pueden lograr estos resultados”, aseguró orgulloso.

Los vientres

Tras la venta de los toros en la pista, el remate siguió en los corrales, donde se comercializaron vacas y vaquillonas de La Escondida y de invitados. “Los vientres también los hemos vendido bien, a muy buenos valores, con lo cual todo el remate ha sido para destacar. Y también es lo que te demuestra que el producto que ofrecen es excelente”, comentó Monasterio.

Así pasó una venta más de La Escondida, la número 17. Pero todos se fueron convencidos de que no fue un remate más.

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