Se trató de un encuentro muy especial. El martes por la noche, la Plaza San Martín congregó a integrantes de la Iglesia Luterana, de la Iglesia Reformada Cristo Vive y de la Iglesia Reformada Maipú-Claromecó. Pero también de otras denominaciones religiosas como los padres Domingo Torquatti, de la Parroquia Nuestra Señora de Luján, y Roberto Buckle, de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen.
Sí, muy especial por la manera en que se vivió y por su alcance ecuménico, una característica que ya se ha apreciado en muchas otras actividades que desarrollan en común iglesias de Tres Arroyos.
En un paseo público y abierto a toda la comunidad. Es que hace 500 años el monje agustino y profesor de Teología, Martín Lutero, clavó las 95 tesis contra el valor de las indulgencias en la puerta de la Iglesia de Wittenberg, en Alemania.
Un hecho que tuvo sus consecuencias directas para el movimiento de la Reforma y que se inscribe en un proceso que también incluyó a otros religiosos que se constituyeron en referentes históricos. Los pastores Martín Olesen, de la Iglesia Luterana, y Annedore Venhaus, de la Iglesia Reformada, pronunciaron palabras referidas a este acontecimiento, mientras que Elena van den Berg realizó la lectura bíblica.
Alejandro Faber y Sandra Cirulli, de la Iglesia Cristo Vive, dieron lectura a una oración. Durante el acto se cantaron dos himnos “Dame tu mano” y “Vienen con alegría”, al ritmo de los músicos Maximiliano Alemani con la guitarra y Ezequiel Coronel con el cajón peruano, mientras que Santiago Maureliz fue el encargado del sonido.
Representaciones
Máximo Codagnone le dio voz a Martín Lutero. Fue el primero en representar a referentes de la Reforma, mediante la lectura de un texto. “Contrariando la voluntad de mis padres me hice monje agustino en 1505 y cursé teología en la Universidad de Wittenberg, donde me doctoré en 1512”, señaló.
Máximo Codagnone le dio voz a Martín Lutero
Hizo referencia a las 95 tesis y sostuvo: “A la Iglesia no le gustó mucho lo que estaba haciendo, por lo que tuve que ir varias veces a comparecer”, así como recordó que “enfaticé que nuestra única autoridad es la Sagrada Escritura”. Dijo que “al final me excomulgaron” y describió el período cercano a un año en el que permaneció escondido en el castillo de Wartburg.
Sus ideas “con la ayuda de Dios” encontraron eco. La traducción de la Biblia facilitó que el pueblo tuviera acceso directo a su contenido; “fue un trabajo enorme pero valió la pena”, destacó.
Nicolás Koelmans fue Juan Calvino
Nicolás Koelmans fue Juan Calvino. “Soy teólogo, abogado y reformador protestante. Nací en Francia, pero debido a mis ideas tuve que abandonar París en 1534 y buscar refugio en Suiza. En 1536 publiqué un libro muy importante en el cual sistematicé la doctrina protestante, ‘Las instituciones de la religión cristiana’. Adherí a la mayor parte de los pensamientos de Martín Lutero, pero consideré que hacía falta dar un paso en este movimiento de la reforma”, afirmó.
En este sentido, comentó que “nuestros templos debían reflejar que solamente adoramos a Dios y nada debe distraernos de eso, por eso saqué todas las imágenes, ornamentos, estatuas y velas para que en esa simpleza podamos celebrar los cultos. También me pareció que esto debía traducirse a la liturgia”.
Los padres Domingo Torquatti y Roberto Buckle formaron parte del acto
Luego de explicar las diferencias con Lutero sobre la Santa Cena, con “muchísimas discusiones y enfrentamientos” entre sus seguidores, valoró que es un tema que ya no divide a las iglesias, por lo cual “luteranos y calvinistas pueden celebrar juntos el culto”.
Enriqueta Catalín de Tourn representó a Marie Dentiere
Enriqueta Catalín de Tourn representó con su lectura a Marie Dentiere. “Nací en Bélgica en 1495. Era una monja, pero me gustaron mucho las ideas luteranas, abandoné la orden a comienzos de 1520 y formé una familia. Viviendo en Ginebra y aunque las mujeres no éramos tenidas muy en cuenta, participé activamente en el advenimiento de la Reforma predicando la nueva fe; creo en el sacerdocio común de todos los creyentes y que las mujeres tenemos el mismo derecho de los hombres a la predicación”.
Escribió varios textos en los que defendió la idea que las mujeres pueden predicar, pero fueron prohibidos y casi todos los ejemplares confiscados. “Al imprentero se lo llevaron a la cárcel. Ningún libro escrito por una mujer salió de la imprenta de Ginebra todo el Siglo XVI”, afirmó. En 2002, el nombre de Marie Dentiere quedó inscrito en el Monumento Internacional de la Reforma, ubicado en Ginebra.
Los jóvenes
Martín y Geraldina Prinzen hablaron por parte del grupo de jóvenes de la Iglesia Luterana e Iglesia Reformada. “Que bueno que nos visiten hoy personas tan importantes”, subrayaron.
Elena van der Berg
Sobre este aspecto, expresaron que las bases y el camino recorrido es consecuencia de “aquellos que nos precedieron. Pero no nos hemos quedado ahí, somos iglesias que miran hacia el futuro, que siguen siempre reformándose”.
Coro de la Iglesia Reformada
Dejaron en el altar una bandera que tiene la siguiente leyenda: “El justo por la fe vivirá”, un símbolo de un encuentro que -tal como lo propusieron las iglesias en la convocatoria- permitió celebrar juntos.