Un paso por el “culto a la argentinidad”

Y entre las visitas ilustres que cada año recibe la Fiesta de las Llanuras, y que en esta ocasión no podía ser menos, estuvo presente Roberto “Coya” Chavero, hijo del recordado Atahualpa Yupanqui, en cuya memoria y como hecho sobresaliente de la fiesta se llevó a cabo un certamen de preguntas y respuestas destinado a alumnos de los colegios secundarios de Coronel Dorrego, donde el tema excluyente fue precisamente el ilustre compositor, músico y cantor. 

Y entre las actividades realizadas por este visitante, fue que el intendente Raúl Reyes recibió en su despacho a Roberto “Coya” Chavero, quien concurrió acompañado de su esposa y del presidente de la Peña Nativista, Daniel Civardi. En la oportunidad, el jefe comunal le entregó a Roberto “Coya” Chavero el libro “Este pago de Dorrego”, que contiene la poesía de Ñusta de Piorno y también obras de otros autores locales, y también hizo lo propio con el titular de la Peña Nativista. 

 Y en un acto de reciprocidad por la admiración que su padre tenía por este pago de la llanura bonaerense, el hijo de Atahualpa Yupanqui entregó los libros “El payador perseguido” y las “Memorias de Yupanqui”, además de un disco propio. 

Este encuentro formó parte las actividades que realizó Roberto “Coya” Chavero en Coronel Dorrego, lugar que en la historia quedará sellado cuando el hijo de Don Ata estuvo en nuestro medio compartiendo la Fiesta Provincial de las Llanuras, que el último domingo calló las voces de esta 58 edición pero ya comenzó a sentir y pensar de qué manera será la próxima. 

Así describe a la Fiesta de las Llanuras el periodista dorreguense Pablo Javier Marcó, en una nota que con su firma publica La Dorrego en su página digital. “Es imposible imaginar a Coronel Dorrego sin la Peña Nativista y su Fiesta de las Llanuras. No hay nada que identifique más a este pueblo del sur de la Provincia de Buenos Aires que la entidad gaucha y su más lograda creación”.

Alguna vez, Amílcar González, ex presidente de la institución, reflexionó que la semilla sembrada por Atahualpa Yupanqui, Suma Paz, Osiris Rodríguez Castrillo, Ñusta de Piorno y tantas otras figuras de jerarquía, han caído aquí, en suelo fértil”, describe Marcó en sus primeros párrafos.

Y destaca luego que “todavía hoy, a pesar del avance tecnológico y al vértigo que impone la vida moderna, gentes de todas las edades siguen disfrutando del canto del sur, del baile del sur”, y pone de manifiesto que la Peña Nativista,”desde su nacimiento, ha postulado siempre la recuperación de las manifestaciones culturales, artísticas y costumbristas de la tradición surera. Desde 1955, no ha cejado en su empeño de rescatar los principales aspectos del arte nativo.

“Esa fue la obligación moral que se impusieron Pedro Iribarne y tantos otros que en estas más de cinco décadas han honrado nuestro pasado, convencidos de que es la única forma de preservar valores y trazar un destino basado en fundamentos firmes y auténticos”. 

Asimismo alude a que la tarea de sostener esta tradición “no es sencilla, pero la tenacidad de hombres y mujeres que siguen luchando para que no se pierda nuestra verdadera identidad, le han dado continuidad a esta esperada cita”, y recuerda que Dorrego “es la tierra de José Alaiz. También de Luis Acosta García. Y de Pedro Iribarne. Es la tierra que cautivó a Don Ata y a su exigente mirada para evaluar qué es lo verdaderamente auténtico. Porque aquí, en Coronel Dorrego, todo los años, se hace un culto a la argentinidad”.