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“Al Gobierno le cuesta comprender hoy lo que es el cooperativismo”

– ¿Te sorprendió que no continuara Ricardo Buryaile como ministro de Agroindustria? 

– Sí, me sorprendió. A mediados de julio me llamó para tener una reunión privada en la que me dijo que Macri lo había confirmado en el puesto y me comentó que pensaba en llevarse a trabajar con él a Daniel Asseff, en ese momento gerente general de Coninagro. Por eso digo que a mí me sorprendió. 
– ¿Cómo imaginás que será la gestión de Luis Miguel Etchevehere? 
– Es un hombre vinculado a la Mesa de Enlace, venimos trabajando hace bastante tiempo, coincidimos muchas veces en el diagnóstico, pero nos ha costado muchas veces ponernos de acuerdo en las propuestas. No hay que desgarrarse las vestiduras en eso porque hay un enfoque distinto de la realidad en función de los intereses que representamos. Coninagro es una entidad muy territorial, pequeños y medianos productores con economías muy diversas, entonces tenemos una visión diferente de la ruralidad, es mucho más amplia. Por lo tanto hemos tratado a través del diálogo y el consenso unificar posiciones. Ahora hay un cambio de posicionamiento, él es ministro, ya no es representante de un sector, y Coninagro aportará la mirada social a la gestión para buscar las alternativas necesarias para que toda la ruralidad y las economías regionales alcancen una competitividad y rentabilidad que hoy no tienen. 

– Pero así como no la tuvo Buryaile, pareciera que Etchevehere tampoco tendrá una mirada hacia las economías regionales. 
– No es su fuerte. Pero Coninagro plantea políticas públicas donde el Estado asume de alguna manera las propuestas, las iniciativas y las promociones de cada una de las economías regionales para ponerlas en la agenda política y económica que se merecen. Esperemos que el ministro tenga la apertura necesaria para escuchar a cada zona. 
– Mencionaste la crisis de las economías regionales, ¿Coninagro cree que devaluar es una opción? 
– Definitivamente no. Tenemos datos muy concretos, en la mayoría de las economías regionales nuestros productores se vieron perjudicados cuando antes de las PASO el dólar superó la barrera de los 18 pesos. Porque hubo inflación en ese tiempo, aumentaron los insumos y los precios se plancharon. Entonces, si no hay estabilidad financiera, costos adecuados a los costos internaciones -sobre todo la logística-, el valor de la moneda juega un papel fluctuante que no es decisivo, porque si los otros elementos no son constantes y adecuados, por más que tengas un dólar aparentemente competitivo no alcanzas nunca la competencia. 

-¿Qué opinión tiene de la manera en que el Gobierno está buscando la estabilidad económica?
 – A nosotros no nos cierra, porque fija una alta tasa de interés para bajar el consumo. El motor de la economía, que es la inversión y el crecimiento para llevar a un mayor consumo y un mayor circuito económico, está frenado. Entonces esto es muy lento, la inflación va bajando, pero a un costo muy grande. Hay una emigración muy fuerte cada vez más marcada del ámbito rural al urbano. Estamos en un país urbanizado al mango, hay una despoblación muy grande y esto achica la calidad de vida. Entonces hay que revisar urgente la política de estabilidad económica a costa del cierre de pequeñas y medianas empresas y menos gente en el campo.
– ¿Qué grado de afinidad siente que tiene el Gobierno con el cooperativismo? 
– Sabemos que al Gobierno le cuesta comprender hoy lo que es el cooperativismo y la función social que cumple.
 -¿Le cuesta o no le importa? 
– Yo quiero creer que le cuesta entender el potencial, lo que es el acto cooperativo, el poder territorial, el desarrollo local, el arraigo que produce, lo que es el capital social, el derrame, la cadena de valor. 

– ¿Por qué cree que le cuesta entender? En su discurso de campaña, Macri parecía que lo tenía clarísimo. 
– Habría que preguntarle al Gobierno. Mi impresión es que en la complejidad, el cooperativismo hoy en día no tiene para ellos la fuerza importante que realmente tiene. Ojala que me equivoque y voy a ser el primero en decirlo.
-Coninagro presentó un trabajo muy importante y por el que hizo un esfuerzo muy grande, pero pese a las invitaciones cursadas no hubo presencia de funcionarios nacionales y provinciales de primera línea, a excepción de Mendoza y Córdoba, en el auditorio. 
– Hemos cursado invitaciones a todos los ministros y funcionarios, y si no vienen es porque realmente no nos valoran. Hay una falta de concientización de la fuerza que puede dar el cooperativismo, y fundamentalmente en un hecho concreto, que es en la generación del empleo a través de pequeñas y medianas empresas y pequeños y medianos productores. Esa es la clave para poder bajar este grave problema que tiene la Argentina, que con la innovación y la tecnología, y con la legislación que hay hoy día, es la pérdida de empleo. 
A raíz del impuestazo rural, en la provincia de Buenos Aires, Carbap ya plantea la posibilidad de realizar una medida de fuerza, ¿creés que el sector está en un potencial escenario de conflicto con el Gobierno? 
– No. Con la actitud de dar marcha atrás con el impuesto al vino quedó claro que no hay una actitud beligerante, ni de encierro, ni de soberbia por parte del Gobierno. Si me parece que, y esto es una apreciación personal no de Coninagro -porque es política y no productiva-, el voto de confianza que se le ha dado al Gobierno tiene plazo y término. Porque hay una problemática social muy dura, y si bien Coninagro apoya a los productores y cree que la gestión del Gobierno es hoy en día la mejor alternativa que tiene la ruralidad, no podemos para nada disimular los problemas serios que tenemos. Y esos problemas están en el interior: inundaciones, falta de infraestructura vial, hídrica, energética… Toda la problemática que está basada en la emigración de lo rural a la ciudad. Entonces, se necesita comenzar a ver soluciones concretas. 

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