Los médicos del hospital de Wilde tuvieron un comienzo de año violento cuando el domingo a la madrugada ingresó a la guardia un paciente con heridas cortantes de una botella y su familia saqueó el lugar.
Luego de ser atendido, el hombre se fue con su mujer. Pero no estaban solos. Y una hora más tarde un grupo de por lo menos 20 personas, entre familiares y amigos, volvió en dos camionetas de alta gama y arrasó con todo lo que encontraron en su camino.
Los médicos aseguraron que le dieron al paciente la asistencia que necesitaba pero la gente que llegó con él se quejaba por el tiempo que los hicieron esperar.
Hubo destrozos, golpearon a los médicos y lograron llevarse alcohol, drogas y otros elementos que habitualmente se usan para atender a los enfermos.
