Largos viajes en auto sin gastar plata en combustible y, además, ayudando al medio ambiente. Seguramente éste sea el sueño de muchos, pero Ronnie Pruden es la persona que lo pudo cumplir.
Luego de investigar, el hombre de Bariloche logró diseñar un sistema que le permite reemplazar el gasoil por aceite vegetal usado que va recolectando de restaurantes y parrillas que encuentra en la ruta. Y de esa forma viajó desde su ciudad natal hasta la Quiaca.
La primera vez que viajó de esta forma lo hizo en su auto Fiat Duna y hoy en día lo utiliza con su VW Senda
En diálogo con NEXOFIN, Pruden reveló cómo funciona el filtro que le permite andar usando el aceite: “El motor no tiene modificaciones. Le puse unas mangueras más gordas desde el tanque hasta el filtro y después el filtro del combustible está calefaccionado con agua del radiador. La manguerita que va del radiador a la botellita, antes pasa alrededor del filtro y listo, después pasa a la botella. Ese es el único cambio que le hice al auto ahora. He pasado por varios estadíos, pero ese es el más práctico”.
Sin embargo, no fue tan sencillo, y tuvo que cambiar su plan original: “Al principio yo quería hacer biodiesel, pero resulta que cuando junté 200 litros de aceite para hacerlo descubrí que los otro ingredientes eran carísimos: la sosa caústica y el metanol”.
“Así que empecé a mezclar progresivamente en el tanque lo que tenía de aceite con el gasoil, hasta que llegó el verano y ya tenía 100% y andaba perfectamente. Anduve todo el verano con aceite y después cuando llegó el otoño empezó a tener dificultad para andar. Me di cuenta que el problema era que no pasaba por las mangueras libremente, por lo que las agrandé, calenté el filtró y a partir de ahí ya anduvo perfectamente. En el invierno lo tengo que mezclar con un poco de gasoil porque sino no arranca a la mañana, pero una vez que arranca ya anda bien todo el día. Mientras está caliente el motor, está perfecto”, detalló.
Ronnie, de 56 años, ya sabe que su auto consume un tanque (50 litros) cada 1000 kilómetros, por lo que ante cualquier viaje rápido prepara los bidones necesarios y los lleva en el baúl, calculando la cantidad de kilómetros que va a recorrer. Sin embargo, “cuando hago un viaje más largo y más pausado, con más tiempo, confío conseguir en los restaurantes y solo me llevo el filtro”.
“Tengo algunos proveedores que me dan el aceite que usan en la freidora y cuando voy de viaje voy parando en las parrillas para pedir el aceite que tienen porque, por ejemplo, en Buenos Aires ya lo colectan todo, pero en el resto del país se puede conseguir”, contó sobre cómo va consiguiendo el aceite vegetal usado.
Y de esta forma logró concretar una gran aventura: “Así llegué desde acá (Bariloche) hasta la Quiaca: fui parando en las parrillas y cargando el combustible. Es el viaje más largo que hice, pasando por Buenos Aires que son 1600 y después otros 1600 hasta Tilcara, y de ahí son 200 o 300 kilómetros más”.
“Solo tuve que cargar una vez gasoil, que encima venía tan malo que se notó porque había empezado a fallar el auto, así que no veía la hora de cargar aceite de vuelta porque muchos diesel vienen muy fallados, les ponen agua o alguna porquería”, confesó.
Entre otros lados también llegó hasta Calafate y el Chaltén, todo con aceite. “Recientemente también me fui hasta Gesell, donde también conseguí aceite. Así voy libremente por todos lados. Lo único que hay que hacer es filtrarlo muy bien”.
La Municipalidad, una traba
Consultado sobre los beneficios que tenía este sistema, el sureño contó que es de gran ayuda para el medio ambiente. Ronnie se encarga de recolectarlo y utilizarlo como combustible para evitar además que vaya a parar en lugares que terminan perjudicando algunos recursos naturales.
“En muchos lugares la municipalidad no ofrece recolección de aceite, pero prohíbe que lo tiren, entonces la gente está en un dilema porque no tienen otra salida que ir clandestinamente a tirarlo donde puedan, donde no los encuentren. Muchas veces es en el desagote que termina tapando la planta purificadora de agua, que se llena de residuos cloacales y termina sobrepasándose y acaba en el lago”.
En otros lugares también “lo tiran en el campo, en la zanga o en el desagüe”.
Si bien intentó que sea una solución para Bariloche, no interesó el proyecto al oficialismo. “Yo acá propuse en la municipalidad que se junte todo el aceite y se junte como combustible, pero no les intereso mucho, solo hubo intereses de cómo se puede llegar a cobrar un impuesto o reglamentar para que se prohíba. Pero no había interés de juntarlo para que no termine en el lago”, concluyó.