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Jardín sustentable

Mucho se ha hablado en estos últimos meses del tiempo y las diferentes situaciones que ha provocado el mismo.

Agonizantes sequías, incendios implacables como consecuencia de la falta de lluvias, inundaciones impiadosas, con efectos devastadores para ciudades, poblaciones y grandes extensiones de campos. Indudablemente, el cambio climático pasó de ser una amenaza a futuro, que algunos creían lejano, a una presencia avasallante que ejerce una gran influencia sobre nuestras vidas.

 

De que se trata

El término jardinería sustentable ha surgido hace unos años atrás y se refiere a esa adecuación inevitable que debemos hacer en nuestros jardines para paliar los efectos del clima. Paisajistas, arquitectos, jardineros y viveristas de todo el mundo continuamente están tratando de lograr, con diseño y plantas adecuadas, soluciones para esta realidad que nos toca vivir.

A pesar de esto es muy común ver, a veces por inercia o desconocimiento, en ámbitos públicos y privados cómo se sigue insistiendo en plantar ejemplares poco aptos para tolerar las inclemencias del clima, o mantener grandes extensiones de césped.

Desde siempre el césped ha sido el elemento más preciado del jardín y es también el que más recursos exige para conseguir su  perfección. Es el gran responsable del gasto más importante, ya sea en energía, para cortarlo, agua para regarlo y la batería de herbicidas y fertilizantes que necesita para que sea una “golfizada carpeta verde”.

 

¿Qué hacer entonces?

Tal vez la manera más sencilla sería dividir en tres los posibles paisajes: el rural y las grandes extensiones de parques públicos, rotondas, paseos, etc, el jardín de ciudad y el jardín en la zona costera.

En el ámbito rural la solución puede ser la creación de praderas que son espacios donde se deja de cortar el césped para incorporar gramíneas naturales, plantas anuales y bianuales de semilla.

En los jardines urbanos se reemplaza el césped por lajas, pedregullo y canteros diseñados con plantas indicadas para resistir grandes períodos de sequía o temperaturas elevadas.

Por último, tenemos los jardines en la costa, que debido a la abundante y bellísima flora que encontramos en estos lugares, tal vez sea el más fácil de diseñar, combinando gramíneas autóctonas, zonas de arena, escaleras de piedra o madera y perennes con atractiva floración, replicando así en nuestro jardín el paisaje que nos rodea en estos lugares.

Hace algunos años era impensado diseñar espacios sin césped o respetando la flora del lugar que, por otra parte, hace siglos que está adaptada a las inclemencias del tiempo pero, afortunadamente, hoy disponemos de abundante bibliografía sobre el tema y experiencia sobre la enorme cantidad de plantas que se pueden utilizar.

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Un spa en el jardín

 

Nadie es capaz de resistirse a un rato relajante en un spa, pero seguro que son pocos los que se han planteado alguna vez crear su propio spa en el jardín de casa.

Para crear un spa en nuestro jardín necesitamos una piscina de la que reutilizaremos el agua para disfrutar de este particular proyecto. Lo primero que debemos hacer es pensar en crear un espacio a base de materiales naturales donde el verde del césped, árboles y plantas dará ese toque fresco y fragante.

 

Un ambiente relajante y natural

Otra de las cosas a tener en cuenta es si queremos que nuestra piscina se convierta o no en un jacuzzi, aunque obviamente si vamos a buscar crear un spa en nuestro jardín, lo mejor será que lo hagamos así.

Una vez tengamos claro que vamos a montar el jacuzzi, debemos elegir el tipo de decoración y si vamos a preferir un estilo más clásico, más moderno o más rústico.

Tendremos que rodear el jacuzzi de plantas y piedras para conseguir el ambiente relajante propio de un spa. Si no queremos estar pendientes de cuidar plantas naturales o queremos evitar que se estropeen, podemos combinar algunas artificiales con las naturales. Estas últimas deben estar lo más lejos posible del jacuzzi para evitar que los insectos acaben flotando en el agua.

 

Plantas y piedras naturales y artificiales

En cuanto a las piedras, también podemos usar algunas artificiales que, económicamente, siempre serán mucho más baratas. Eso sí, nunca debemos olvidar que las piedras grandes deben formar parte de la decoración.

En cualquier caso, las plantas, las flores, el jacuzzi y, sobre todo, las ganas de pasar un rato fresco y relajante en nuestra propia casa, rodeados de un entorno maravilloso en el que trasladarnos a un espacio sin estrés ni problemas, harán de nuestro spa el centro absoluto de la vida de la familia durante el verano.

Con muy pocos elementos tendremos la oportunidad de crear el lugar perfecto para pasar las tardes de calor de manera confortable.

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