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Entre el desgaste y la polarización

La paritaria docente terminó de adquirir la dinámica de un peligroso juego de desgaste mutuo entre sus dos actores principales, el gobierno de María Eugenia Vidal y las organizaciones del Frente Gremial, que arribaron a ese punto en una instancia mucho más temprana que en negociaciones equivalentes de años anteriores. Así, deberá aparecer un esfuerzo de voluntad negociadora que aún no se vislumbra para alcanzar un acuerdo, en un escario político cada vez más definido por la polarización, lo que no parece favorecer los acercamientos.

Con los gremios a horas de lanzar nuevos paros y el gobierno afirmado en la idea de aplicar, y sobre todo no devolver, descuentos por cada día no trabajado, está claro que las posiciones están más alejadas que nunca hasta ahora. Solo hay aprestos para una pelea en la que el Ejecutivo intenta de modo desembozado separar a la dirigencia sindical de su base de representación, mientras que la respuesta es una apuesta a que el hartazgo social (especialmente de la clase media) se traduzca en costo electoral.

De ahí la personalización -inapropiada mención presidencial incluida- de las críticas gubernamentales en Roberto Baradel y las constantes referencias a su politización, que se sostienen en la idea oficial de que contribuirán a mellar un consenso que se supone bajo entre los docentes “de a pie”. Una legitimidad que según esa mirada, se reducirá más cuando los maestros sientan en el bolsillo el impacto de la pelea a la que los conduce. Del otro lado, los gremios esperan que a partir de cierto punto, los paros se traduzcan en un reclamo de orden “urgente” a Vidal que la obligue a ceder.

“Aunque el objetivo principal es que los chicos tengan clase, todo contribuye a armar el escenario de polarización con el kirchnerismo”, explicó a DIB un oficialista. En el peronismo, el énfasis en el respaldo partidario a los gremios en términos de instancia de “resistencia” ante un plan oficial que perjudica a los sectores populares, envía una señal parecida. Eso no quiere decir que Vidal apueste al conflicto ni que los gremios hagan política electoral. Pero sí que la manera en que se perfila la “polarización” macrismo-kirchnerismo impide, hasta cierto punto, al acuerdo.

Ahí, en esa apuesta cruzada para que el oponente deje jirones de legitimidad en la pelea, radica una de las mayores dificultades para encauzar un conflicto que tiene en la doble instancia -paritaria nacional y provincial- otro de sus inconvenientes. Eso no quiere decir que no haya posibilidad de entendimiento: en el Ejecutivo aseguran que si se frenan los paros -o se acata la conciliación- hará una nueva oferta (menos cuotas, al menos dos puntos perdidos en 2016, son algunas alternativas) para la que demostró tener recursos cuando ofreció la suma fija rechazada el viernes.

 

Movimientos

Mientras se resuelve si prima la lógica del conflicto o aparecen las señales de acuerdo, al interior de cada uno de los actores de la “polarización” comenzaron algunos movimientos. El más notable lo protagonizó Elisa Carrió al calificar a Jorge Macri, con quien mantiene una disputa por la candidatura a senador nacional por la provincia, de “delincuente”. El conflicto, que obligó al Presidente a emitir una señal de respaldo a su primo, abrió una perspectiva sangrienta sobre la forma de dirimir la postulación clave en el oficialismo, a la que aspiran también otros dirigentes.

Pero tal vez, la lectura sea menos dramática. “Lilita” habría ido más allá de la demolición de la posibilidad de un acuerdo que le dé a su oponente la senaduría y la relegue a la diputación. Dicen cerca de Vidal que, en realidad, lo que ocurrió es que Carrió ya sabe que no podrá ser postulante en Provincia y ahora lo que quiere es que el alcalde de Vicente López tampoco lo sea.

¿Las razones detrás de esa supuesta interdicción? “Ninguna encuesta dice que Carrió pueda ganar, porque es una dirigente con un perfil tan alto y definido que Vidal no puede transferirle su buena imagen como pasa con otros, y que además es muy difícil de alinear en una campaña”, explica un estratega que reporta a la gobernadora. Jura, al mismo tiempo, que Vidal no está comprometida en ese veto. Se verá que ocurre, porque hasta bastante más adelante nadie definirá nada y todos seguirán en carrera.

Justamente, esa falta de definiciones comenzó a tener efectos en el campo contrario: el peronismo no massista. Allí, Florencio Randazzo sigue sin concretar la promesa de lanzamiento que hacen sus operadores hace dos meses (y qué él le habría insinuado a Fernando “Chino” Navarro días atrás), lo que alienta a otros a caminar. Por estas horas, se habla del aumento del perfil de Martín Insaurralde, que trabajaría con la idea de ser prenda de una unidad que contenga a La Cámpora sin CFK candidata. Si “ella” juega -y es la que mejor mide, lejos- no está claro que vaya a enfrentarla. (DIB).

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