En las próximas elecciones el oficialismo tendrá una la chance de mejorar sustancialmente su posición en la Legislatura bonaerense, a favor de la gran cantidad de bancadas que ponen en juego el resto de las fuerzas, sobre todo el peronismo y el massismo y de obtener un resultado razonable en las urnas.
El dato clave es el siguiente: si se tiene en cuenta la actual composición de las cámaras y los mecanismos para renovarlas, el oficialismo apenas pondrá en juego un cuarto de sus escaños, mientras que el massismo y varias bancadas del fragmentado peronismo deberán revalidar entre el 65 y el 83 por ciento de sus representaciones.
Es que Cambiemos apareció como opción política recién en las elecciones de 2015: ese factor, que lo hizo débil durante los dos primeros años de gestión por depender de alianzas extrapartidarias (principalmente del massismo) para sostener las iniciativas parlamentarias, ahora podría jugarle a favor.
En el Senado, el oficialismo sólo pone en juego tres de sus 16 bancas, mientras que en Diputados apenas 9 de los 29 integrantes con los que cuenta. La mayoría de los legisladores a los que se les vence el mandato son los socios radicales de Cambiemos, que fueron electos en 2013 con el sello “Frente Progresista Cívico y Social”: de los 12, solo cuatro son “PRO” (Santiago Nardelli, Rosío Antinori, María Elena Torresi y Orlando Yans, todos de Diputados).
De esta manera, el oficialismo aparece como la fuerza que más legisladores mantiene (20 diputados y 13 senadores) a salvo de los avatares de las urnas y, por ende, la que tendrá el “piso” más alto a la hora de disputar las mayorías parlamentarias.
Mucho en juego
Del otro lado, el peronismo pondrá en juego una gran cantidad de bancas en octubre, lo que lo obliga a obtener un alto porcentaje de votos si desea mantener su actual posición en la Legislatura. En este fragmentado universo, quien se encuentra más comprometido es el Frente Renovador, justamente por ser la fuerza política que dio el “batacazo” en las elecciones de medio término de 2013, cuando sepultó las chances de reelección de Cristina Fernández de Kirchner al derrotar a su entonces candidato, Martín Insaurralde.
El massismo pone en juego dos tercios de las bancas (20 de 30) con las que cuenta en la Legislatura: 11 en Diputados y 9 en el Senado, donde apenas le quedarán asegurados dos escaños (José Luis Pallares y Fernando Carballo). Con un añadido: los mandatos de Jorge Sarghini y Juan Amondarain, los principales operadores de Massa en el parlamento bonaerense, expiran en diciembre próximo.
A raíz de la muy buena performance electoral de Sergio Massa en 2013, el Frente Renovador había obtenido 29 bancadas sobre un total de 69. Pero, avatares políticos mediante, fue perdiendo varias de ellas en el camino, sobre todo durante la campaña electoral de 2015, donde la “polarización” arrojó dirigentes a uno y otro lado de la “ancha avenida” que proponía el ex jefe de Gabinete.
El peronismo-kirchnerismo no tendrá un escenario muy diferente: aunque fragmentado en varios bloques deberá renovar 27 de las 52 bancas que hoy mantiene. En este escenario, el kirchnerismo es el sector que menos sufrirá la situación, ya que apenas deberá revalidar un tercio de sus legisladores: 8 de sus actuales 27 escaños (6 en Diputados y apenas 2 en el Senado).
(*) El autor es periodista de la agencia de noticias DIB, que tiene entre sus diarios fundadores a La Voz del Pueblo