El diputado provincial Pablo Garate presentó esta semana en la Legislatura un proyecto que busca incorporar la educación emocional dentro de las propuestas educativas. Estará orientada a la formación armónica, equilibrada y permanente de las personas en todos los niveles de las escuelas de la provincia.
Para el legislador del Frente Renovador, “tendría un alto impacto en la educación provincial ya que aseguraría la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la educación emocional, entendiendo a la razón y la emoción como partes constitutivas e inseparables que hacen humano al ser humano”.
Siente “una satisfacción muy grande” por presentar “un proyecto innovador en educación que alcanzará a toda la población educativa provincial. Puntualiza que “la propuesta se inscribe en un trayecto que tanto la Organización Mundial de la Salud como la Unesco vienen promoviendo hace años y en nuestro país la provincia de Corrientes ya lo hizo ley, y otras provincias también están en ese camino”.
En su análisis, destaca la importancia del proyecto que ayuda a igualar oportunidades de alumnos de la provincia. Explica que el plan contó con el aporte del licenciado en Historia, Diego Jiménez, y de la licenciada en Comunicación, Diana Arias, ambos directivos del Colegio Holandés en el nivel Secundario.
Referentes
Jiménez y Arias fueron convocados meses atrás por Garate como especialistas para el estudio y redacción -junto al asesor legislativo Claudio Carnevale- del proyecto de ley que cuenta con quince artículos y una fundamentación.
Arias sostiene que “la educación emocional como ley es una realidad que se está viendo en el mundo. Es cierto que muchas escuelas la abordan en su día a día, pero que sea un eje transversal a los diseños curriculares de manera obligatoria, con proyectos institucionales que tengan en cuenta las características de cada escuela es un paso de calidad y transformación”.
Por su parte, Jiménez afirma que “el proyecto prevé una aplicación gradual y progresiva, atendiendo a las distintas etapas de crecimiento y maduración de los alumnos, acorde al desarrollo de las acciones preparatorias en aspectos curriculares y de capacitación docente”.
Ambos coinciden en la valiosa experiencia de aportar desde el conocimiento de la tarea educativa una propuesta de alcance provincial. Además explicaron que habrá un debate en la Comisión de Educación de la Legislatura y que fueron invitados por Garate para realizar una argumentación ante los diputados.
Fundamentos
Jiménez señala que “el proyecto se fundamenta en la Ley Nacional de Educación 26.206 y en la Ley de Educación Provincial 13.688, que ya contemplan la formación de la identidad de los alumnos, teniendo presentes sus necesidades, derechos y características actuales, para acompañarlos en la formación integral como personas creadoras”. Y Arias agrega que “esta práctica educativa favorece un mejor aprendizaje, mejora la convivencia escolar, fomenta prácticas sociales empáticas y contribuye a la conformación de una sociedad más justa y solidaria”.
Tomaron como punto de partida los trabajos de Salovey y Mayer, Howard Gardner y Daniel Goleman. Las evoluciones teóricas en relación a los procesos de aprendizaje no pueden reducirse únicamente a lo académico, a la obtención y procesamiento de la información, al desarrollo estrictamente cognitivo, o a las interacciones sociales, como si ocurriesen en abstracto sino que la educación debe abarcar todas las dimensiones de la existencia humana.
A partir de lo que indican estudios sobre aprendizaje, subrayan que ha sido comprobado que “no se aprende lo que no se quiere aprender, no se aprende aquello que no motiva, y si algo no motiva se debe a que no genera emociones positivas”.
La finalidad es dar herramientas a los niños y adolescentes para desarrollar habilidades emocionales, que reconozcan lo que ellos mismos sienten, qué provoca esa emoción y cómo controlar impulsos y sobrepasar la frustración. Habilidades que deben ser entrenadas para que el niño o adolescente pueda crecer no sólo en un plano intelectual sino también en su costado emotivo.
“Simplemente, se trata de reconocer las emociones, expresarlas y manejarlas adecuadamente. Estudios probaron que quienes tienen inteligencia emocional alcanzan éxito en la vida, son prósperos, más felices. Entonces, es una sistematización de herramientas para incrementar la inteligencia emocional en las personas”, destaca Arias.
Una oportunidad
Desde el lugar de educadores y ciudadanos, valoran mucho la oportunidad de dar, hacer un aporte con sus conocimientos. “Como ciudadanos podemos pensar en una mejor sociedad. El lugar que nos dio el diputado Garate en forma desinteresada es una señal de ello”, dice Jiménez. Con énfasis, completa la idea: “Poder contribuir con nuestra experiencia y formación a un proyecto de ley provincial es apasionante”.
Expresa que se requiere contar con el compromiso de todos. Dejar de lado prejuicios, preconceptos y privilegiar el interés superior de niños y adolescentes. “El debate en educación está muy centrado en un tema, que es el salarial. Para avanzar, es necesario superar la disputa únicamente por lo coyuntural. En las grandes reformas hubo detrás grandes voluntades, como sucedió con el impulso que dio Sarmiento a la educación o la Ley 1420 en la presidencia de Roca. Hay mucho por hacer”, concluye.
Una mejor convivencia
Diego Jiménez y Diana Arias indicaron que la educación emocional es un proceso de enseñanza de las habilidades justamente emocionales mediante el acompañamiento y apuntalamiento de la persona en su ejercicio y perfeccionamiento.
Un aspecto central, que puntualizó Diego Jiménez, consiste en tener en claro que “es posible enseñarla y darle recursos a los chicos para que manejen sus emociones. Hoy la sociedad tiene en general problemas para controlar sus impulsos y se busca la satisfacción inmediata. Se vive el hoy y no proyectan”.
Frente a estas dificultades, “la educación emocional es el camino para una mejor convivencia, que empieza en casa, en la escuela, en los ámbitos más íntimos. Además es un camino recorrido ya por países del primer mundo que han incluido en la currícula educativa las emociones y su educación”.
Explicaron que la idea es crear un espacio en las escuelas para que alumnos, padres y docentes puedan aprender a reconocer, expresar y gestionar sanamente sus emociones.
La sanción de una ley implicaría la incorporación de un programa en las escuelas de manera sistemática y ordenada. Todas accederán a esta propuesta a través de las regiones educativas, de una manera similar, pero se tendrá en cuenta a su vez la realidad propia y particular de cada establecimiento.