Dos profesionales tresarroyenses en turismo llevan adelante la experiencia de desarrollar un producto vinculado al esparcimiento y el descanso que genere actividad económica en el poblado de San Mayol, habitado por poco más de 40 personas distribuidas equitativamente entre tercera edad, adultos y menores, donde las calles no tienen nombre.
Perteneciente al distrito tresarroyense, la pequeña localidad dispone de una riqueza arquitectónica singular que se ve directamente reflejada en algunas de sus viviendas inspiradas en la construcción al estilo catalán, con planta baja y primer piso; y una parroquia que es el orgullo de todo mayolero.
El pueblo se fundó el 1 de octubre de 1907, en coincidencia con el primer paso del tren. A partir de entonces la población comenzó a crecer y a desarrollarse pero no más allá de unas 200 personas que le dieron vida al rincón ubicado a 30 kilómetros del radio urbano y al que se llega -mediante caminos vecinales- por las rutas N° 228 como así también por la N° 3.
Como en tantos otros pequeños pueblos bonaerenses, la política de los 90, el cierre de la estación del ferrocarril y de la cooperativa agrícola, pudieron contra la voluntad de la gran mayoría de los vecinos que preferían la vida en el pueblo, y no en la ciudad cabecera, u otros destinos. Un grueso éxodo dejó a San Mayol, como se lo ve hoy. Detenido en el tiempo, con una pronunciada soledad, pero con un espíritu que les despertó las ganas de compartir sus cualidades de pueblo chico con quienes sepan valorarlas a partir del turismo.
Un proyecto
En este contexto, desde hace un par de años, la licenciada en Turismo Carolina Goicoechea, y el técnico en Turismo, Ezequiel Lanza; se pusieron al hombro la inspiradora tarea de generar un producto turístico apoyados en las bondades edilicias que ofrece la iglesia y una treintena de viviendas con las que cuenta este destino, mediante visitas guiadas y recorridas. Por el momento, San Mayol, no dispone de un lugar donde poder pernoctar, salvo haciendo un campamento en espacios que incluso aún no están preparados para ello. Pero cuenta con un Centro de Recepción Turística que ante cada visita genera un movimiento que permite derramar una actividad económica ligada a los visitantes, para que puedan aprovechar sus habitantes.
Generar recursos
“Pretendemos que en el nombre del turismo no se realicen acciones que vayan a perjudicar a la comunidad, sobre todo en especulaciones privadas. Buscamos que se piense en generar un emprendimiento de los que faltan como el alojamiento, transporte o prestación de servicios, pero nada que genere impactos negativos”, expresó Goicoechea, quien agregó que “lo que nosotros anhelamos es que mediante la actividad turística se logren desarrollar proyectos con los cuales la comunidad esté de acuerdo. Y no que algún particular le saque provecho en un tiempo determinado y que después no derrame nada en la comunidad”.
Semana Santa
En este sentido la licenciada citó como ejemplo que para Semana Santa las actividades que se proponen son desde tres puntos de vista distintos. “Hay una institución que organiza el Vía Crucis (la comisión de la Iglesia); estamos nosotros como prestadores que organizamos las visitas guiadas a la gorra y ofrecemos nuestras actividades recreativas; y hay otro prestador gastronómico que es de la localidad y ofrece comidas en el marco de este Viernes Santo. Nuestra idea es no llevar a un cocinero de Tres Arroyos, sino generar valor local. Que la actividad turística pueda ser generadora de recursos para la comunidad y siempre apuntando a la calidad de vida”, afirmó.
En la actualidad, San Mayol cuenta con un típico almacén de barrio, la Escuela Primaria N°10 (María Sánchez de Thompson) y un jardín de matrícula mínima (JIRIM N°10), una gomería y el Centro de Recepción Turística. El primer domingo de cada mes su hermosa parroquia brinda una misa.
Salud, deficiente
El pueblito también cuenta con una unidad sanitaria que quizá represente el punto débil para los mayoleros. “El servicio de salud siempre fue deficiente. Intentamos en diciembre del año pasado dar con un enfermero que estaba interesado en ir a vivir a la localidad pero no le interesaron las condiciones”, explicó Goicoechea. Y explicó que sólo se cuenta con una enfermera que asiste dos veces por semana y un médico que desde el año pasado pasa cada 15 días. Para las emergencias los habitantes de San Mayol -si tienen con qué- deben recorrer los aproximadamente 30 kilómetros que los separan del Hospital Pirovano.
Pasar el día
Por su parte, Ezequiel Lanza, dejó en claro que en esta etapa del proyecto que llevan adelante se ofrecen servicios “para pasar el día”, y que se apuesta a poner en valor turístico la riqueza patrimonial y arquitectónica; aunque resaltó que hubo quienes han hecho noche en Tres Arroyos para después arribar al pueblo, como ocurrió con un grupo de fotógrafos.
Asimismo señaló que han gestionado ante la dirección de Turismo la colocación de cartelería para orientar a los interesados en llegar de visita a San Mayol, un aspecto necesario dado que se arriba por caminos vecinales.