Con profunda tristeza Claromecó recibió el sábado en la noche la noticia del fallecimiento de Pablo Daniel Hiriart, tras luchar con una cruenta enfermedad.
Fiel a la tradición de su apellido, Pablo fue pescador, de profesión y por pasión. Desde muy chico comenzó a desempeñarse en la pesca artesanal, oficio en el que siguió los pasos de su padre, Alberto. También fue un asiduo pescador de costa, era un habitué de los concursos de mar, así como de los interclubes. Otra de sus pasiones era la caza.
De niño, como tantos otros chicos de Claromecó, trabajó como canillita, voceando La Voz del Pueblo por las calles de la localidad. Luego ingresó en el mundo de la pesca, que no abandonó nunca.
En 2004 fue noticia cuando se naufragó la Gaviota, embarcación de pesca artesanal que tripulaba junto a otros dos pescadores, y uno de ellos desapareció en el mar.
Hace dos años, en 2015, su nombre volvió a aparecer en las noticias, pero esta vez por un gran acontecimiento: la captura de una corvina negra que pesó 25,600 kilogramos. El ejemplar quedó en uno de los trasmallos de su lancha, en la zona del Tercer Salto, a unos 300 metros de la costa.
La noticia de la desaparición física de “Pablito” entristeció a los vecinos claromequenses, que ayer mostraron su pesar en las redes sociales.
