Una plaza con pertenencia
El Club Español es una institución que busca desde hace un tiempo volver a vincularse con el barrio y este objetivo poco a poco lo va logrando.
Para ello y comentarnos sobre la actualidad de la institución estuvieron en nuestra redacción Martín Rodríguez Blanco, presidente del club, y Héctor Somovilla, vicecónsul de España e integrante de la comisión directiva.
Al referirse a lo actuado hasta el momento, Martín Rodríguez Blanco expresó que “nosotros integramos la Federación Regional de Sociedades Españolas de Bahía Blanca y ofrecemos nuestros distintos cuerpos de arte para quien lo necesite de la colectividad. Ya hace tres años que en el mes de octubre estamos presentes en el Shopping Bahía bailando para la Semana de la Hispanidad, por citar alguno y lo ofrecemos sin costos, simplemente que nos paguen los gastos de traslado para actuar”.
Con referencia a la Feria de Abril, Héctor Somovilla sostiene que “el primer año que la realizamos tuvimos que salir a llamar a los artistas amigos que teníamos. Para la segunda fue distinto pues ellos fueron quienes se vinieron a anotar para presentarse. Y esto se demuestra por la buena repercusión que tuvimos desde su primera edición, y lo mismo con los artesanos. Y algo que nos queda pendiente para el año que viene es lo de la luz artificial para que la fiesta pueda extenderse hasta la noche”.
La plaza, un viejo anhelo
Una de las cosas más importantes que la Fiesta de Abril les dejó es la posibilidad de contactarse con los vecinos de la plaza, refundar la comisión Amigos de la Plaza España. Que “hoy la fundamos como subcomisión del Club Español”, indica Somovilla. “Y a través de ese encuentro con los vecinos detectamos las necesidades de la plaza. Riego artificial, el cambio de los bancos, reforestación, porque hay muchas plantas enfermas y mejorar las veredas. En una primera etapa el municipio se comprometió y ya hizo el corazón de la plaza. Ahora estamos trabajando en una segunda etapa que es el riego. Pero convocando como antes a los vecinos ya que ellos eran como padrinos. Cada uno era dueño de una parcela a la que cuidaba y aportaba para su mantenimiento”, agrega.
Y esto permitió el contacto con los vecinos y así afianzar su compromiso para con la plaza. Un ejemplo más que evidente es el caso del reemplazar los baldosones, ya que estos son muy antiguos y difíciles de conseguir. Esto, según Martín Rodríguez Blanco, “es algo que algunos se resisten porque esos baldosones tienen toda una historia y no sabemos bien qué hacer. Otra de las características de la plaza es que las parcelas tienen un cordón, algo que hoy no está permitido por cuestiones de seguridad por el llamado plazas sin fronteras, sin horizontes… que la tierra o el pasto salga directamente a las veredas y a esto también el vecino se resiste”.
Porque esta plaza tiene una historia muy particular, fue ideada y creada por los vecinos. Según Héctor, “allí se hizo en 1983 el primer monumento a los caídos de Malvinas (en homenaje a Volponi, realizado por Ernesto Re -la columna- y el molde de la corona por el plástico Matta y fundida en bronce -pesa 100 kilos- por Antonio Burattini, que mucha gente no lo recuerda, algo que quedó opacado después por la Plaza Islas Malvinas, con el monumento a Volponi y todas las otras cosas que se han hecho. También en la plaza está enterrado ese famoso cofre que tiene una fecha especial para abrirse… y veremos ahí con qué nos encontramos”.
Reinsertarse
Se trata de una fiesta que nació por inquietud de gente del club, fue creciendo y permitiendo otro tipo de actividades como también el abrirse del Club Español hacia la comunidad, más allá de las danzas artísticas que se presentan a fin de año. Esto se ve porque instituciones como ésta, al no quedar ya demasiados inmigrantes autóctonos, si no se abren al resto de la población tienden a desaparecer.
El SUM que tiene el club les ha permitido hacer otras actividades, aparte de las artísticas, como la de las fiestas y hasta en alguna oportunidad, por cuestiones climáticas, trasladar la Feria de Abril a la sede de la calle Hipólito Yrigoyen.
Ahora el nuevo proyecto es la Fiesta de la Virgen del Pilar, que es en octubre, “y ya vamos por la tercera edición”, cuenta Somovilla. Porque esto surgió con la primera Feria de Abril, “que al ser tan exitosa pensamos que teníamos que hacer otra fiesta en la plaza sobre fin de año. En esta fiesta, que es más religiosa, se hace una procesión de la Virgen por las calles de la ciudad, una misa al aire libre, luego la paella y después todo el baile en honor a la Virgen. Y para la Virgen del Pilar en España se forma el pilar propiamente dicho con todas las flores que la gente trae, nosotros lo reemplazamos por un plantín para la plaza. Nosotros armamos el pilar sobre una estructura de hierro, con alambre colgamos todos los plantines que trae la gente y cuando termina la fiesta el placero los coloca en la plaza”.
Otra hermosa iniciativa, en octubre, que de ser posible por el buen clima dejará una nueva huella en ese barrio tan querido de nuestra ciudad.