Se trata de Adan Baliña, joven tresarroyense de 22 años, que el año pasado creó un dispositivo para localizar billeteras y llaves a través del smartphone. Enfocado ahora en las energías renovables, desarrolló una tecnología para generar energía aprovechando los movimientos.
Para ello, plantea desarrollar pisos utilizando sensores piezoeléctricos por debajo de ellos. La piezoelectricidad es la energía obtenida de la presión mecánica, como por ejemplo el movimiento de caminar. Cuando se aplique presión sobre uno de esos pisos, una carga negativa se creará en el lado externo y una carga positiva en el lado interno. Cuando se alivie esa presión, se producirá y fluirá la corriente eléctrica.
El proyecto
Los suelos piezoeléctricos estarán diseñados para utilizar como energía eléctrica. Podrán ser consumidos directamente o almacenar el excedente de energía para ser utilizado cuando se lo necesite.
La tecnología es más eficaz en zonas con alto tráfico. Por ese motivo el foco está puesto en colocar las baldosas en lugares como aeropuertos, centros comerciales, universidades, estaciones de subte o tren.
El proyecto se encuentra en una etapa de concepto e investigación. Actualmente cada baldosa tendría un valor de US$600 por metro cuadrado, por lo que esperan recibir capital para desarrollarlo mejor y comenzar a explorar materiales reciclables o menos costosos, apuntando a reducir el costo en un 50% o más.