Varias horas necesitó Martín Aristain para tomar conciencia del logro que había obtenido. Después de una durísima final y de consagrarse campeón argentino de bochas en su ciudad y ante su gente, el tresarroyense recibía la copa con una gran sonrisa y una mirada que irradiaba emoción y alegría.
“Todavía no lo puedo creer, no me doy cuenta de lo que conseguí; la final fue dificilísima y todo me resulta increíble”, confesaba con su voz suave, nerviosa y emocionada. Es que este título fue “algo que busqué durante mucho tiempo. Hay mucho trabajo atrás de todo esto y muchos sueños; además, yo todavía soy Sub-18 y haberme consagrado en Sub-23 parece irreal”, destacó el nuevo monarca argentino de Combinado.
En la final superó 17-14 al representante de Rafaelina. “Había mucha presión y todo se hizo muy duro; cuando estuve en condiciones de sacar la ventaja no logré concretarlo hasta que en una mano mi rival sólo metió una bocha y yo pegué 4 bochazos; ahí hice la diferencia. En la última mano él no pudo meter ninguna bocha y yo marqué el punto que me dio la victoria”, recordó el jugador de Club de Pelota.
Aristain tuvo la suerte de consagrarse delante de su familia, de toda su gente. “Nos dieron un gran apoyo desde que arrancó el primer partido; todo hicieron un gran esfuerzo para que este torneo fuese una realidad. Claudio Saccone fue el técnico que siempre nos guió; Pedro Rodríguez nos ha llevado a todos lados y siempre nos apoya. Esto es para todos, para mi vieja, para todos…”, confesó emocionado.
Para llegar al título, Aristain entrenó muy duro. “Es así, esta modalidad, Combinado, es muy difícil. En el primer partido le gané a La Pampa, estando muy nervioso, porque era mi primer partido en la modalidad. Luego superé al rival que volví a enfrentar en la final; en semifinales le gané 21-19 a un entrerriano que el año pasado fue subcampeón mundial. Realmente fue para el infarto, increíble”, recordó entre risas.
“Esto es increíble”, repetía Martín. Y con razón, porque el título marca un hito para el deporte tresarroyense y, además, “puede ayudar un poco para cumplir mi gran sueño que es algún día ponerme la camiseta de la selección argentina. Ese es mi gran deseo, lucir la celeste y blanca; es difícil pero esto es una puerta que se abre” confesó Aristain, un chico de 17 años que ayer puso a las bochas de Tres Arroyos en lo más alto del plano argentino.