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Nació Juanita y su vida es esperanza

Emanuel Más había trabajado medio día, cuando Ivana Reyes, su esposa, le avisó que la hija de ambos, Juanita estaba por nacer. Entonces el joven salió de urgencia hacia La Plata para estar en el nacimiento. Todavía no había cobrado, así que de su trabajo le adelantaron el sueldo y el papá le prestó algo, además “mi tío lo trajo de buen corazón a La Plata, toda una hazaña tuvo que hacer para llegar”, le contó Ivana a LA VOZ DEL PUEBLO.

Pero la pequeña sabía que su papá venía en viaje y con su mamá estaban decididas a esperarlo. “Emanuel llegó tres minutos antes de que Juanita naciera. Iba a nacer antes y como no hubo anestesista y se hicieron otros partos de urgencia tuve que esperar y eso hizo que Ema llegara al parto. Se dio todo así mágicamente. La pudo conocer apenas nació y tuvo ese primer contacto que es tan importante y le pudo hablar desde el primer momento”, destacó.

Juanita tiene hipoplasia de ventrículo izquierdo y necesita ser intervenida quirúrgicamente en unos pocos días. Los padres de la bebé saben muy bien y conocen los riesgos, estudiaron, investigaron, incluso Ivana habló con el médico cirujano que tendrá a su cargo la operación en el hospital El Cruce de Florencia Varela, al que Juanita será derivada en una ambulancia de alta complejidad que dispusieran desde el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires.

A pesar de todos los contratiempos vividos, del desaliento permanente que recibió Ivana de parte de la profesional que la atendió y de otras instituciones que evaluaron la situación, siguió adelante, luchando por su hija y pensando en todo momento que no iba a ser ella quien decidiera sobre la vida de la pequeña. Tuvo en claro que le brindarían todas las oportunidades para luchar juntos y salir adelante a pesar de los malos diagnósticos.

 

Señales

La fecha de internación había sido fijada para el 26 de junio. Ivana estaba hace más de una semana en el Dormicentro del Hospital San Martín con su mamá, esperando que llegue el momento de asistir al centro de salud donde nacería su hija.

Se sentía muy ansiosa, porque a las preocupaciones normales de un parto se agregaba el cuidado de su otra hijita a la que no iba a ver por un tiempo, su esposo y la incertidumbre de no saber cómo iba a poder llegar hasta La Plata, los gastos y el sustento para sostenerse todos los días que le quedaban por delante.

El lunes llegó junto con su mamá al Hospital San Martín de La Plata con la certeza de tener una semana por delante para hacerse los estudios necesarios, ponerse en contacto con pediatras, cirujanos, pero Juanita hacía unos días que le mandaba señales ciertas de querer salir de ese lugar calentito a este mundo que la esperaba, hostil, pero seguro si los brazos de sus papis están cerca.

Sin embargo, al internarse le hicieron los estudios necesarios, y en uno de ellos vieron que el cordón umbilical de Juanita estaba muy delgado, esto más las contracciones de días anteriores, llevaron a decidir a los médicos a realizar la cesárea sin esperar más.

El anestesista se retrasó, llegó un parto de urgencia y éstas circunstancias le dieron tiempo a Emanuel para llegar justo cuando el nacimiento se estaba por producir. “Cuando nació la vi y automáticamente se la llevaron llorando así podían darle los cuidados necesarios” explica Ivana.

Luego cuenta que “le pusieron una sonda en el cordón umbilical para que se alimente por ahí y otra por boca también para alimentar y pasar medicación”.

Ivana habla con la voz cansada, durmió poco y a medida que pasan las horas siente dolores propios de la cesárea, “hoy a la mañana usaba sus pulmones para respirar, pero cuando fui a conocerla se ponía morada, quedaba sin respirar y los médicos la acariciaban, la sacudían un poquito porque cuando lloraba le daba apnea que es propio de la droga que le tiene que pasar y eso es justamente la contraindicación de la medicación”.

Casi en un suspiro, pero sin abandonar el timbre esperanzador de su relato, Ivana comenta que “intentaron dos o tres veces con oxígeno, pero cuando la apnea se producía cada 10 minutos para no arriesgarla le pusieron un respirador. Ahora esperamos que se acerque un cardiólogo que nos explique cómo sigue todo”, lo que posteriormente al diálogo con el diario sucedió. Además el profesional que realizará la intervención quirúrgica se comunicó con Ivana y conversaron sobre lo que les espera en los próximos días.

 

Por su bien

“El papá de Juani y yo podemos estar en neo todo el tiempo que queramos, yo la vi un poco menos porque estoy muy dolorida, el papá está con mucho contacto. Anoche le explicaron a mi marido y a mi mamá que todo lo que se va a hacer es para prolongarle un poco más la vida, que es lo que nos dijeron siempre, y vamos a estar siempre con nuestra hija para que todo se haga por su bien”, indica.

Finalmente, Ivana repite con enorme ternura y admiración por su esposo: “Emanuel no se aparta ni un segundo,  está todo el día con la gorda, enamorado de su hija, no puede creer que después de todo lo que pasó por fin la tiene. Es un papá baboso y se emociona también todo el tiempo al verla así… ¡Tan llena de cables y aparatos!”.

Sólo resta esperar, juntar las manos y alzar la mirada al cielo, pedir que todo lo mejor ocurra y si la lucha es mucha para Juani, los padres sabrán que hicieron todo y más para seguir tomando la manito gordita de la bebé para no dejarla ir. Sólo ayudará juntar las voluntades en una petición ecuménica, digna de los que quieren bien, como todos amamos a Juanita.

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