Se encontraba “estable y consciente” ayer Guillermo Giordano, el sobreviviente de la tragedia generada por un escape de monóxido de carbono en una vivienda de calle Sarratea 1340, en donde murió su pareja, María Fernanda Del Valle de 42 años de edad y el hijo de ésta, Justino de 12.
El hombre fue derivado el mismo viernes -de urgencia- hacia el Hospital Naval de Punta Alta para ser asistido con una cámara hiperbárica, la misma que se utiliza para asistir a los buzos para tratamientos de recompresión.
En el caso de Giordano, según informaron a La Voz del Pueblo fuentes del centro de salud puntaltense, las sesiones que se le aplicaron de inmediato en el compartimento cilíndrico “le ayuda a expulsar el monóxido de carbono que tiene en sangre”.
Las mismas fuentes señalaron a este diario que, de continuar en esta situación, el lunes podría decidirse cómo continuar con el tratamiento.
Recordamos que su intoxicación, y la muerte de María Fernanda y Justino, se produjo por una prolongada exposición, entre la noche del jueves y la mañana del viernes, a un sistema de calefacción defectuoso que habría generado la pérdida mortal de monóxido de carbono.
En tanto ayer, y en el marco de una jornada atravesada por el dolor, los restos de María Fernanda, quien se desempeñaba como inspectora de tránsito -abocada al control del estacionamiento medido- de la Municipalidad de Tres Arroyos fueron inhumados en el cementerio municipal; mientras que los de su hijo fueron llevados a la necrópolis de la vecina localidad de Adolfo Gonzales Chaves, donde reside su padre. En horas del mediodía, en el Instituto Nuestra Señora de Luján, los compañeros de estudios de Justino, acompañados de sus familias y las autoridades del establecimiento educativo, compartieron una conmovedora reunión en la capilla, orientada por los párrocos Roberto Buckle y Pedro Fournaud.
