Reuniendo “conocimientos y materiales ancestrales con la última tecnología disponible” se logró dar con una combustión en una estructura con mínimo costo. Ladrillos, barro y ramas secas caídas de un árbol, permiten obtener un calor perdurable en los ambientes alcanzados por las estufas de masa térmica y alta eficiencia, también conocidas como Rocket, logrando convertirse en una alternativa de calefacción más económica y ecológica.
Alex Groenenberg sabe construirlas y enseña a quienes tienen el interés de contar con los beneficios de una Rocket, entre las cuales hay modelos “con las cuales no necesitarías una motosierra, ni un hacha, sino recolectando muy pocas ramas de un monte” para poder ponerla en marcha, contó a La Voz del Pueblo.
Energía acumulada
Según contó, culturalmente hay una costumbre con el uso de una estufa común a la que se le exige un fuego lento y duradero, pero desde “la termodinámica se observa que un fuego lento es un fuego frío. Un fuego turbulento es un fuego más caliente (como el de la Rocket). Desde ahí ya tenés mucho más rendimiento de la leña, o las ramas”, explicó Gronenberg, quien confió que Mar del Plata se ha convertido en la ciudad del país que más ha adoptado este sistema.
Sostuvo incluso que las estufas Rocket tienen la ventaja de “tener un calor parejo bajando la temperatura de la combustión, y esa línea de trabajo tiene que ver con sacarle la mayor cantidad de energía posible a la leña -y luego acumularla- como podemos acumular agua en un tanque, que luego va perdiendo el fluido a lo largo de todo el día”.
Calor sin fuego
En esta misma línea contó también que detrás del objetivo que busca el ser humano al tratar de obtener un calor parejo todo el día, la estufa de masa térmica no va en desmedro de la eficiencia de combustión. Pero reconoce que tiene como inconveniente que “es contra cultural porque se basa en principios diferentes a la estufa común y aún no hay una cultura de ello”, pero afirma que resulta más económica al punto de “gastar 10 veces menos que una salamandra”, considerando que con una de éstas “hay calor si hay fuego”, cuando en una Rocket “puede no haber fuego, pero sigue generando calor”.
Nuevo taller
En plan de fomentar cada vez más el uso de este tipo de estufas, Groenenberg, volverá a brindar un curso para aprender a construirlas, tal como lo hizo hace dos años en la localidad de San Francisco de Bellocq.
En esta oportunidad durante los días 28, 29 y 30 de este mes se llevará a cabo la experiencia de aprendizaje en la Escuela Agrícola de Claromecó, donde él mismo coordina un proyecto de recuperación. Además en la localidad le han encargado un par para construir. “Nos vamos a juntar con varios estuferos de Mar del Plata y otras partes del país para hacer una estufa un poco más importante”, anunció en declaraciones a este diario.