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En el Olimpo del patín

Seguro que José cuando se subió al podio para recibir la medalla por haber ganado su primer campeonato internacional habrá pensado en su abuela. Porque en definitiva, gran parte de la culpa que él estuviera ahí, con la presea colgando del cuello por haber sido el mejor de la categoría Cadete en las disciplinas Escuela y Libre en el Torneo Sudamericano de Clubes de Patín Artístico la tiene ella: fue quien le regaló los primeros patines al actual multicampeón patinador de Olimpo.

“Eran patines de plástico, yo tenía seis años cuando me los regaló. Y al principio los usaba en el galpón del campo, arrastraba los pies para no perder el equilibrio y caerme”, recuerda hoy José Ignacio Ozcáriz con un interesante camino ya recorrido en el patín artístico a pesar de tener sólo 15 años.

 

El inicio

En el piso del galpón del campo familiar en la zona de El Triángulo fue el rústico comienzo. Eso lo empujó ahí nomás a empezar patín en Boca, con Erica Mandrini. La experiencia fue muy corta, apenas tres meses duró el entusiasmo de José. Tres años después, luego de haber cumplido los nueve, el patinador volvió a los entrenamientos, otra vez con Erica, y ya no pararía.

Fueron cuatro años en Boca, para luego continuar en Huracán, ya de la mano de la reconocida y talentosa Paola Toledo. En 2016 se produciría una nueva mudanza, el equipo conducido por la bahiense se fue a Olimpo, club que aceptó la novedosa propuesta de sumar patinaje artístico, una disciplina que no tenía.

La evolución de José empezó a ser notoria en cada competencia y en 2016 se consagró campeón argentino de Patín Artístico -categoría C- en las especialidades Escuela, Libre y Combinada durante el Nacional desarrollado en La Falda, provincia de Córdoba. Además de haber triunfado en torneos regionales y provinciales. Y en marzo de este año, obtuvo el primer lugar en el Torneo Open Nacional clasificatorio al Sudamericano disputado en Mar del Plata.

Para revalidar su participación en el campeonato continental, superó una “revisión técnica” que se desarrolló en Villa María. “Es un entrenamiento intensivo y los técnicos analizan si evolucionaste desde el Open”, explica José, que otra vez mostró que había avanzado.

Así llegó a la competencia que se desarrolló en el Polideportivo de Mar del Plata entre el 15 y el 20 de junio. Y alcanzó lo más alto del podio, donde también puso el nombre de Olimpo, porque era una competencia de clubes.

 

Ningún juego

El camino recorrido por José es para el aplauso y nada tiene de casual. “Se trata de un deporte que te exige mucho compromiso, sacrificio y disciplina”, explica Leticia, la mamá del patinador que al talento que evidentemente tiene le agrega todo lo que le tiene que sumar. Y es él quien resume su rutina: “Me entreno cinco veces por semana. Lunes y viernes viajo a Bahía para trabajar con Paola en el Club Bella Vista, los miércoles me entreno con Eugenia Gago (equipo de competencia) y Evelin Duca (equipo de escuela formativa) en Olimpo, y los martes y jueves voy al gimnasio Live a cumplir con la rutina que me da Miguel Mársico”.

A esa carga semanal hay que agregarle las competencias y que una vez por mes Paola viene un fin de semana a Tres Arroyos, con lo cual en esas oportunidades se entrena sábado y domingo.

Es más, su preparación para el sudamericano incluyó tres viajes semanales a Bahía durante el verano (salía de su casa a las 5 y regresaba a las 16.30). Con lo cual está claro que el respaldo por parte de sus padres es absoluto y lo llevan a donde el patín diga que tiene que ir.

“La verdad es que a veces es cansador, porque también tengo el colegio -está en cuarto año del Colegio de Hermanas-, las pruebas, me gusta ver a mis amigos, tengo una vida… Pero el patín me gusta mucho y por eso lo hago”, dice José. Además, admite que es muy autoexigente: “No me gusta tomarme días libres porque después me siento mal conmigo”.

José reconoce que la experiencia vivida en Mar del Plata fue tan fascinante como estresante. “Fue mucho más grande que cualquier otro torneo que haya tenido. Estaba muy nervioso antes de ir, mientras estaba allá y después de competir no me podía relajar”, explica. Haber ocupado el primer escalón del podio lo posiciona con muchas posibilidades de ir al Panamericano del año que viene, que se realizará en Chile.

Antes de despedirse, el patinador quiere dejar bien claro en el grabador varios agradecimientos: “Es fundamental para mí decirles gracias a mi técnica Paola, a mis papás que me apoyan incondicionalmente, a Eugenia Gago y a la comisión directiva del club Olimpo, a todos los padres y a mis compañeros”.

Un gesto éste último, que demuestra que pese a tanto podio, tiene los patines sobre la tierra.

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