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DOMINGO 03.11.2024
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Algunos destinos de la sexualidad en las parejas

En la nota inicial, decíamos que uno de los destinos posibles es la exclusión de la sexualidad en la pareja, cuyos integrantes se convierten en “hermanos”. ¿Que se puede pensar acerca de este acontecer? ¿Cuál es la operación que se produce para que, en la representación del otro, se anule la diferencia de los sexos?

Tal vez, el primer punto a tener en cuenta que en esa “representación del otro” es donde ocurre la operación. Es un acontecer puramente psíquico, dado que en el campo biológico/real la diferencia de los géneros sigue estando vigente, nada ha cambiado allí… Es en el campo de la sexualidad (no de los géneros) donde la diferencia ha sido abolida o prohibida.

Digo prohibida, porque esto de “como hermanos”, remite a la prohibición del incesto, a la ley fundamental.

¿Que es lo que se ha producido entonces? Una operación en el campo psíquico (¿de uno o de ambos?) que ha ubicado al otro en un lugar donde está prohibido el acceso al lugar de objeto del deseo. Es decir, ha mutado de objeto de deseo sexual a objeto tierno (o resto desechado).

Veamos en esta ocasión, solo el acontecer en el caso en que ambos integrantes del vínculo lo “ven” así. En ese caso se ha producido algún “acuerdo inconsciente” (alianza inconsciente es el nombre técnico) para darle negatividad a la sexualidad en ese encuadre vincular. ¿La sexualidad, la diferencia de los sexos (con su turbulencia y sus imponderables) ha quedado por fuera… ¿la pregunta es qué beneficio ha traído ese hecho para la supervivencia del vínculo? ¿Qué se ha ganado con esa pérdida? (Las operaciones que realiza el aparato psíquico siempre son en busca de una ganancia o un “mal menor”, aunque el resultado sea el de un triunfo a lo Pirro, en mención al general griego, donde se gana menos de lo que se pierde.) ¿Quién ha ganado con esta pérdida? ¿Ha sido el sujeto singular (cada uno de los integrantes de la pareja)? ¿O el sujeto plural (la pareja como sujeto del vínculo)? ¿Puede haber una distinta respuesta para cada uno de los integrantes y una común para el sujeto del vínculo?

Son estas, entre otras complejidades, las que hay que abordar para intentar comprender qué es lo que sucede en esas ocasiones y operar clínicamente en el caso en que se produzca una demanda que haga necesaria esa operatoria.

 

(*) El autor es licenciado en Psicología (Universidad Nacional de Mar del Plata), matrícula provincial 40238. Analista vincular (AAPPG) 

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