Señora directora:
Un tropezón no es caída, pero en este caso alienta una esperanza. Sabido es que cada pueblo, cuidad o país tienen su propio destino, también las personas están o estamos en la misma condición y a la larga o a la corta nos llega la hora como reza el viejo refrán: “a cada chancho le llega su San Martin”. Y no se tome esto del refrán como una alusión personal, solamente después de tantas luchas intestinas (en vano) llevadas a cabo con el gobierno de marras, se me antoja que éste es el momento para desearles un feliz retiro de la política de un gobierno vecinalista, por lo menos en el ámbito de nuestro vapuleado terruño, Claromecó parecía una isla en el concierto de localidades donde, a decir de algunos representantes del gobierno comunal, aseguraban que por el reclamo de mejoras que siempre enfatizamos, éramos golpistas, incluso, el que firma al pie, el más encumbrado.
Esperamos que las PASO que anteceden a esta carta de lectores, en octubre próximo no modifiquen los guarismos obtenidos por el gobierno comunal, y que los mismos no sean sólo un tropezón como reza el título de esta carta sino una real caída, como se merece a un gobierno que luego de dirigir la batuta por largos años, de repente el mismo pueblo le haga sentir el rigor de la derrota, la misma que sabíamos que no debía estar muy lejana pero tampoco pergeñábamos, que fuera por el momento.
Tengamos en cuenta que al señor intendente le quedan todavía dos años de mandato, pero al perder la mayoría automática en el Concejo Deliberante la ecuación ha de ser otra y tendrá que modificar su manera de hacer política y de ejecutarla. Los habitantes del partido de Tres Arroyos y los habitantes claromequenses en particular y que no vemos ecuanimidad en la función pública de estos períodos de gobierno, estamos más esperanzados en un futuro ecuánime y en que podamos despegar del lugar que estamos desde hace ya cien años.
