Ir al contenido

Noticias más leídas

Tito Otero: la historia continúa

Oscar Otero es “Tito” para la mayoría de los que lo conocen y “El hombre manos de tijera” para algunos otros que lo empezaron a ver en su programa por CELTAtv, algo innovador que la propia forma de ser de Tito Otero puede generar y convertir en un éxito. 

Desde hace algunos días, se trasladó y atiende en el coqueto local de avenida Belgrano 535, junto a su colaboradora Marta, quien se especializa en el color y las tinturas, además de otras tareas en el centro de belleza, como le gusta a Tito llamar a su comercio. 

En diálogo con este medio, Otero aseguró: “La verdad que estoy sorprendido y tengo que decir mil gracias a la gente, a mi querida familia y a todos porque me encuentro cumpliendo un ciclo de vida que son 50 años. Hace un rato vino una cliente de calle La Madrid y me comentó que le estoy cortando el pelo a la cuarta generación de su familia; algo que uno tal vez no toma conciencia hasta que alguien te lo dice”. 

Tito dice que “lo tomo con el mismo amor, la misma pasión y el respeto que merece esta profesión, porque me considero un maestro de la profesión y a la vez siempre me vi como un alumno de los que saben; a lo largo de mi carrera he invertido mucho en cursos y perfeccionamientos. Esto es algo que hay que hacerlo en la profesión, porque sino uno queda estancado y cuando llega el cliente tiene lograr el efecto que, como peluquero, quiere. Cuando uno atiende a un cliente que viene con dudas o no sabe bien que hacerse y se va conforme, es una gran alegría y una perseverancia al oficio”. 

 

Desde chico 

Cuando le preguntamos como se inició en esta tarea, Otero fue franco y apeló a la memoria para recordar que “en algún lado lo comenté, pero yo creo que nací con esto y quiero dejar una anécdota muy clara porque cuando tenía 7 años le corté el pelo a un perrito que teníamos arriba de la mesa y me acuerdo que mi abuelo casi me mata, pero era un anuncio de algo que vendría después. A eso de los 11 ó 12 años me acuerdo que solía venir a una cuadra de acá, en avenida Belgrano 444, donde vive mi tía que es mi madrina y le dije tía quiero ser peluquero y de a poco me empecé a meter en el oficio. Y este local me trae tremendos recuerdos porque el mismo lugar visitaba cuando estaba el zapatero Julio y me esperaba una señora a la cual yo le traía carne -porque repartía carne en una bici, cuando los inviernos eran duros- y ella me esperaba con una taza de café con leche y una torta negra del Cañón, que estaba en la esquina de este lugar”. 

Relató que “luego todo fue creciendo y hoy estoy orgulloso de lo que he logrado en la vida con un oficio muy sacrificado, porque hay que dejar muchas cosas, pero lo hago con felicidad y mucha tranquilidad. Trabajamos codo a codo con mi colaboradora Marta. En algún momento eramos más empleados, pero hoy quedamos los dos en la peluquería y ella es mi mano derecha dentro del local”. Así lo destacó, antes de prepararse para atender al último cliente de ayer cerca de las 14, porque hace algún tiempo que los sábados a la tarde no atiende al público para tener un poco más de descanso. El local ha quedado maravilloso, en tonos negro y blanco y con un toque de calidad y perfección en su armado. 

Con emoción, en el final de la entrevista, se refirió a su familia. “Tengo mi hijo Andrés que es peluquero y por supuesto que quiero aprovechar para saludar a los otros hijos que han elegido otras profesiones, pero siempre con la misma filosofía. Y hoy en día a quien quiero agradecer es la persona que amo en este mundo, que es mi mujer Vanesa; la verdad es que cumplí un sueño con este nuevo local, pero que la gente se quede tranquila porque la historia continúa…”. 

Comentarios

Te puede interesar