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Encontró en una zanahoria el anillo perdido hace 13 años

Durante más de 50 años, la canadiense Mary Grams llevó orgullosamente su anillo de compromiso en la mano. Pero un día de setiembre 2004, lo perdió mientras cuidaba su huerta y tras varios días de búsqueda, perdió la esperanza y pensó que no lo recuperaría nunca. Hasta que, la semana pasada, 13 años después, reapareció milagrosamente ceñido alrededor de una zanahoria.

Trece años después de haber perdido de vista la alianza en algún rincón de la casa de campo en la que vive, la joya apareció de la manera más sorprendente: rodeando una de las zanahorias de su huerta. La hortaliza, parece, creció alrededor de la alianza.

Grams, de 84 años, le contó a la Broadcasting Corporation canadiense que cuando perdió el anillo, ella y su familia lo buscaron por todas partes sin éxito y que había llorado muchas veces pensando que no la volvería a ver. “Cuando lo perdí había llevado el anillo durante más de medio siglo, desde que mi marido me lo dio en 1951”, aseguró la canadiense.

A pesar de todo, decidió no contarle a su marido que había perdido el anillo de compromiso. “Decidí no contárselo para que no se enojara conmigo. Me tuve que comprar un anillo parecido más barato y solo se lo conté a mi hijo, a nadie más”, agregó la señora. El marido de Mary nunca se percató del cambio de anillo y nunca lo hará, ya que falleció hace cinco años, poco después de celebrar las bodas de diamante, los 60 años de casados.

El anillo perdido permaneció como un secreto entre Mary y su hijo hasta que a principios de la última semana lo encontró su nuera, Colleen Daley, que vive ahora en la granja familiar, cuando fue a buscar zanahorias para la cena. “Sabía que era de mi suegra o de la abuela, porque ninguna otra mujer vivió en el lugar”, dijo al sitio CBC. Lo mostró a su marido, que le contó cómo su mama había perdido su anillo de compromiso años atrás.

“La zanahoria se parecía a un dedo con el anillo”, contó Daley. “Creció perfectamente alrededor del anillo. Nunca había visto algo así, era muy extraño”, agregó la mujer.

Llamaron a Mary para contarle la buena noticia, aunque la anciana pensó que era un chiste porque no paraban de reírse. Pero cuando su nieta luego le trajo el anillo, lo reconoció enseguida.

“Sentí una alegría inmensa y dije ¡No puede ser! Es mi anillo”, contó la mujer. Después de lavarlo, la alhaja volvió donde correspondía, en la mano de Mary, junto a su alianza.

“Nunca te imaginarías que después de tantos años podríamos encontrar algo tan chiquito. La única manera de que aparezca, supongo, es así, alrededor de una zanahoria”, comentó entre risas su hijo, Brian.

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