El taller de la calle León está abarrotado de fierros. Zapatas de sembradoras, espirales de cosechadoras, son lo que se destacan. “Esto es lo que entró en la última semana. Veníamos tranquilo porque por el clima el campo estaba quieto, pero ahora arrancó de nuevo”, explica Jorge Issel, quien junto a su hermano Ladislao le dieron continuidad al taller que su padre abrió en 1985, cuando la familia se vino de Indio Rico.
Los hermanos Issel reciben trabajos de la zona y de una amplia región. Tienen zapatas para reconstruir de Bahía Blanca o Azul, por mencionar dos casos. “La zapata es lo que abre el surco y se va desgastando por la tierra. Nosotros la cementamos y la reconstruimos, la dejamos nueva. Hacemos una tarea que no es la habitual, por eso tenemos tantos trabajo”, cuenta Ladislao.
“Los espirales de las cosechadoras también sufren desgaste y hay que reconstruirlas”, agrega Jorge.
La metalúrgica de los Issel está orientada al agro. “Nos dedicamos a los que son soldaduras especiales, acorazado de piezas, cementados. Y hacemos servicios al campo, en siembra y cosecha siempre estamos listos para atender al cliente que lo necesite”, explican a duo los hermanos.
Herencia
Con orgullo cuentan que el oficio lo aprendieron de su padre, quien falleció hace un año. “Nacimos con el martillo y el cortafierros en la mano”, exageran. “Empezamos jugando y terminamos trabajando”, agregan. También cuentan con satisfacción que acaba de comprar un terreno en el parquecito industrial. “La idea a futuro es mudarnos para trabajar más cómodos”, toma la palabra Jorge.
Y si de proyectos se trata, los hermanos siempre están trabajando en la fabricación de prototipos. Así surgió, por ejemplo, “una palita extractora y racionadora para darle de comer a la hacienda. Vendimos dos a Lezama y tenemos encargues hasta de Tucumán”, asegura Ladislao.
“Lo que es fabricación, por ahora la hacemos a pedido. Fabricamos levanta rollos, carros, entre otras cosas. Y la idea es algún día poder fabricar en serie”, se ilusionan. Aunque sobre el presente aclaran: “Tenemos trabajo, no nos podemos quejar”.