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Una empresa de mucha monta

 

“Me gusta lo que hago. Me recibí de técnico electromecánico y decidí seguir la empresa que había fundado mi viejo. Uno la trata de llevar de la mejor manera, no es fácil. Pero cuando es algo que elegís, lo hacés con ganas”, explica Sebastián Scampini, quien desde hace varios años tomó las riendas de la empresa que fundó su papá Carlos. “El sigue trabajando, pero sin tantas responsabilidades”, agrega.

En sus inicios, Scampini Montajes Industriales además de funcionar en la esquina de Colón y avenida Libertad, se dedicaba exclusivamente al montaje de plantas de silos y de mecanizaciones. Con la incorporación de Sebastián a la empresa, a esas tareas se le agregó la fabricación de esas mecanizaciones. El otro gran cambio que tuvo la empresa fue la mudanza en 2007 al sector B del Parque Industrial. “Nos trajo varios beneficios venir acá al parque, además de estar muy cómodos se nos abrieron muchas puertas”, indica.

“Nosotros vamos cuando el silo ya está instalado y le hacemos las conexiones internas y externas. Y todo lo relacionado al traslado de los granos”, cuenta Sebastián. “Pero también nuestro trabajo tiene que ver con el reemplazo de una noria, el cambio de extractores, el mantenimiento preventivo de las plantas”, completa.

Trabajo a los Scampini no les ha faltado. “Hacemos la zona, se podría decir que abarcamos un radio de unos 250 kilómetros. Antes era mucho mayor, hemos trabajado mucho en otras provincias. Pero ya tenemos muchos clientes fijos en la zona y no podemos estar yendo tan lejos”, cuenta.

 

Cosecha

La época más fuerte de trabajo para Scampini arranca en octubre, en la previa de la cosecha fina, y se extiende hasta enero. “En esa época es como andar arriba de una cosechadora en plena cosecha. Es full time. Vas de un lado para el otro. En abril, cuando se levanta la soja, también es mucha la demanda. Y cuando el cliente tiene una urgencia lo tenés que atender, porque si esa época se para una planta y no puede acopiar, tal vez tenés 80 camiones esperando. Entonces hay que resolver el problema”, dice.

Sebastián también destaca lo que ha venido ocurriendo en la última década a partir del crecimiento de la superficie sembrada con soja. “Las plantas de silos no están preparadas para soja. La abración del poroto es mucho mayor que los que producen el grano del trigo, o de cebada o de girasol. Y eso se traduce un mayor desgaste”.

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