No causó sorpresas importantes el resultado de las elecciones en las PASO. En la Nación, Cambiemos logró un avance importante en diversos escenarios provinciales que lo posicionan con mejores perspectivas de engrosar su representación en las Cámaras de senadores y diputados nacionales, sin que con ello obtenga una mayoría que decida.
También accedió a triunfos en municipalidades bonaerenses y otras provincias, que por primera vez le otorgan territorio, con innegable aporte del radicalismo.
Si bien no llegó a empañar el éxito político, éste quedó salpicado por la maniobra de picardía electoral -cuando no en la Argentina- de demorar el escrutinio en la provincia de Buenos Aires, para no empañar el festejo con el favorable resultado a Cristina Kirchner en dicha jurisdicción.
El oficialismo sabía, al igual que la oposición, que Cristina había ganado, la ingenuidad en la política no existe, los que la practican, terminan sin futuro. Por eso Cristina espero hasta las cuatro de la mañana, mientras se calzaba los botines para salir a responder con los tapones de punta.
Una anécdota que sólo jugó con el tiempo, pero mostró en esta circunstancia, que no hubo “cambio”.
La grieta se mantuvo, impulsada por el macrismo y aceptada por el kirchnerismo. De esta manera, el juego se simplificaba, fundamentalmente por la ausencia de un importante jugador, el peronismo, autoexcluido.
El Frente Renovador y Cumplir -Massa y Randazzo- sólo oficiaron de acompañantes, con diferente volumen, pero con el mismo resultado, en ningún momento se convirtieron en opción con chances.
En algún comentario anterior habíamos expresado que esto ocurriría, por la dimensión de los principales contrincantes, que no ofrecían ceder posiciones en la influencia sobre el electorado, frente a las débiles propuestas de los demás, no porque no existieran, sino porque carecieron de sustento realista.
La titánica tarea del Frente Renovador para octubre será tratar de mantener sus menguadas huestes, las que adquieren importancia para la futura estrategia macrista – kirchnerista, para intentar sumar de esa tentadora masa electoral adeptos en la urna, para la contienda de octubre.
Los votos de Randazzo, aunque en volumen mucho menor, también adquieren atención importante debido a la paridad establecida en territorio bonaerense. La Izquierda con poca presencia, de acuerdo a unas primeras declaraciones optaría por el voto en blanco o la libertad de acción.
De este último sector no puede esperar Cambiemos mucho entusiasmo partidario, aunque en política nunca se sabe.
También en alguna oportunidad expresamos que la presencia de Stolbizer en la boleta de Massa no era de la simpatía del peronismo, al resultado de las PASO me remito.
Señalamos el error de la soberbia de Cristina de hacer encabezar la lista de diputados nacionales con representantes de La Cámpora, postergando justicialistas con mucho mejores pergaminos. El peronismo no quiere saber nada con La Cámpora, expresamos.
Resultado: la lista de Vidal para diputados nacionales encabezada por Graciela Ocaña ganó en la provincia de Buenos Aires por 185.000 votos. No hace falta mucha imaginación para pensar de dónde proviene la diferencia de esos votos.
Importantes intendentes del conurbano se sintieron incómodos con la actitud de Cristina durante la campaña de encerrarse y aparecer poco y siempre acompañada de intendentes de La Cámpora. Notaban en sus jurisdicciones, me refiero a los peronistas, que no se respetaban sus jerarquías justicialistas. Soportaron un tiempo y ante el reclamo de las bases y los “punteros”, por el abandono de Cristina, recurrieron como era de esperar, a la presencia de Daniel Scioli y Fernando Espinosa, para que los acompañarán en los actos proselitistas, sin presencia de La Cámpora.
De esta manera lograron revertir, algunos bien, otros no tanto, la impronta peronista, intentando defender la continuidad de sus mandatos y mantener su representación en los Concejos Deliberantes.
Las especulaciones son innumerables y conforman un panorama interesante de intereses partidarios y de elementos satelitales que siempre rodean a la política. Porque ésta otorga poder, y el poder es un imán irresistible que atrae a personas, entidades, sociedades, entendimientos, aspiraciones y ambiciones, que no escapan a ninguna actividad humana. Y por ello se convierte en algo fascinante y heterogéneo, por lo dominante de la influencia.
El optimismo oficial para octubre cree que inclinaría la balanza para Cambiemos en el territorio bonaerense. Pero se debe tener cautela con los cálculos facilistas, queda mucho por transitar y siempre en la política existen imponderables que pueden aparecer que influyan en el ánimo de la gente.
La soberbia, mala consejera, suele rondar el ánimo de los que ganan, haciéndoles creer que tiene la “sartén por el mango”, pero una o varias maniobras incorrectas terminan “por calentar el mango” que les quema las manos.
Macrismo y kirchnerismo se encuentran ante la alternativa de enfrentar el juicio de electores que no los votaron. Esto implica que los mismos no están convencidos ni mucho menos, que respresenten sus aspiraciones y que desconfían de sus propuestas y sus acciones. También saben estos electores que son los que deciden.
Macri: acudiendo al pasado y su herencia negativa, según sus apreciaciones y prometiendo un accionar de cambio al servicio de atender las necesidades de la población que son muchas. También impulsar el desarrollo y las inversiones productivas.
Cristina: solamente hablando del presente, sin mencionar el pasado, pero con suficientes argumentos que denuncian la insensibilidad social del Gobierno, su política de endeudamiento y su no cumplimiento de las promesas electorales. En octubre quiere volver en búsqueda de un peronismo que no respetó. La respuesta puede que no sea el perdón, que nunca pidió.
No resulta probable que la gente que decidió por Macri o Cristina, cambie. Los que no votaron a uno u otra son los que pueden decidir triunfo o derrota. El mal humor social ronda en un espiral impredecible, que tiene que “optar” entre un pasado de oprobio, para algunos, y un presente que castiga la pueblo con al impiedad del abandono social, para otros.
Mientras tanto, sería importante que después de octubre oficialismo y oposición decidan “trabajar en serio” para que los argentinos tengan seguridad, no tengan inflación, dejen de sufrir el narcotráfico, se luche con la corrupción generalizada de la política, se atienda la educación y la salud… Porque con los actos de gobierno de ambos: Cristina no lo logró y Macri no encuentra el camino correcto para buscarlo con éxito.