“Él era un integrante de la familia. Estaba como en su casa. Cuando no se trabajaba en la cuadra igual venía al negocio”, recuerda Eduardo Fischbach, quien llegó a Oriente desde San Francisco de Bellocq para trabajar en Panadería Modelo, donde ya colaboraba Pedro, quien aún hoy cuenta con gestos y palabras cómo arrollaba pionono y amasaba algunas delicias en la panadería.
“Se ponía mal cuando no lo dejabas hacer. Él la llevaba en el alma a la panadería”, sostiene uno de los actuales propietarios de la tradicional panadería de Oriente. “Él, prácticamente les enseñó a caminar a mis hijos más chicos”, resalta Eduardo, quien recuerda que “Pedro era muy pícaro, decía que andaba de novio y que se iba a casar, además, tenía locura por Maradona y Maradona con él”.
“De Pedrito nos acordamos siempre, hace de cuenta que todavía está en la panadería. Siempre -reitera- tuvimos locura por él y la seguimos teniendo”.
Resume lo que muchos en el pueblo sienten: “Pedrito es un chico que todos los que lo conocen lo quieren, es noble, es simpático y siempre te regala una sonrisa. Pedrito es un grande, un personaje de Oriente”.