Escape al equipamiento
“El negocio tiene mi edad, 53 años”, dice Ricardo Delfante, quien está al frente del taller que lleva su apellido de marca desde que falta su papá Floro, el fundador del comercio. “Esto lo inició mi viejo, primero arrancó en la casa, después abrió en Chacabuco 128 y hace 38 años que estamos acá, en Sebastián Costa 261”, cuenta a modo de apretada síntesis.
Floro era jefe de taller de tractores de Echevarría y Compañía, y como emprendimiento personal incursionó en el mundo de los caños de escape. En el inicio tuvo un encargado y un empleado, mientras que Ricardo se sumó una vez que finalizó la “colimba”.
“Yo arranqué con mi viejo y un empleado. Ahora estoy con Fernando, que trabaja conmigo desde hace 24 años”, indica.
“Yo arranqué con mi viejo y un empleado. Ahora estoy con Fernando, que trabaja conmigo desde hace 24 años”, indica.
En cuanto a la actividad del taller, Ricardo repasa que el comienzo fue con caños de escape y después “mi viejo compró una dobladora de caños”, que la utilizaban con los escapes y también para armar buguis. Mientras que cuando se sumó él comenzaron con la colocación de enganches.
“Con el paso del tiempo, a los enganches les fuimos agregando todo lo relacionado al equipamiento. Porque las mismas casas de enganches venden todo el equipamiento para las camionetas”, explica. El juego de la oferta y la demanda hizo que de a poco los accesorios fueran creciendo en su participación en el porcentaje de ventas hasta superar con claridad a los escapes.
“¿Qué pasó? Fundamentalmente que cuando mi viejo arrancó había dos o tres nada más que se dedicaban a los escapes. Y hoy hay un montón. Mientras que en lo que se refiere a las camionetas, cada vez se venden más y cada vez se suman más accesorios como equipamiento”, dice Ricardo.
En este sentido, cuenta que al principio a los enganches se le sumaron las jaulas para la caja. “Después empezaron a pedir cobertores, las lonas, los estribos, las defensas y así se fue agrandando la demanda”, indica Delfante, que como marcas principales trabaja con Bracco y Tubosil.
A Ricardo el trabajo le llega de la mano de particulares y también de las concesionarias que no venden accesorios originales.
Hoy el movimiento más intenso a Delfante se lo genera la colocación de equipamiento, luego le siguen los escapes y también algo de trabajo le continúa dando la dobladora de caños. “Ya no armamos carrocerías de buggies, sino que con la dobladora doblamos los caños para quien se está armando uno. Lo mismo para que él que tiene un escape viejo, con la máquina se lo copiamos”, aclara.
Por último, antes de agradecerles a sus clientes, Ricardo cuenta que desde hace tres años viene con trabajo parejo, “así que no nos podemos quejar”.