A pocos días de ponerse en marcha la siembra de la campaña 2018/19, el trigo tuvo su noche en el salón de la Cooperativa Agraria de Tres Arroyos. Ante una buena cantidad de productores y técnicos, representantes de los semilleros ACA, Bioceres, Buck, Klein y Nidera presentaron sus materiales, y luego realizó una interesante y completa presentación del ingeniero Francisco Di Pane, responsable del programa de Mejoramiento Genético de trigo pan en la Chacra Experimental Integrada Barrow.
El eje de la charla de Di Pane fueron los resultados de la Red de Ensayos Territoriales de trigo pan que se lleva adelante en la Chacra y en esta oportunidad se puso mucho énfasis en el comportamiento que tuvieron los materiales frente a la roya amarilla, la enfermedad que caracterizó la última campaña.
El ingeniero Francisco Di Pane, responsable del programa de Mejoramiento Genético de trigo pan en la Chacra Experimental Integrada Barrow
“La mutación que tuvo o la aparición de nuevas razas hicieron que variedades de trigo con muy buen perfil sanitario, y que se estaban difundiendo, tuvieran un comportamiento totalmente distinto y se vieran muy afectadas por la roya amarilla”, explicó. “Y hay altísimas posibilidades de que la roya siga dando vueltas y si se dan las condiciones repita el ataque”, agrega.
La aparición de la roya amarilla, y el grado de afectación, este año dependerá de varios factores. “En primer lugar hay que ver si encontraron hospedante. Lo que tienen todas las royas es que siempre tienen que estar en una planta, en un ser vivo, es decir que no quedan en el rastrojo. Pueden vivir en el aire varias semanas y luego buscar un hospedante para sobrevivir y reproducirse”, indica Di Pane.
En segundo término hay una variable que está en manos de los productores, que tiene que ver con la siembran de variedades susceptibles. “Si los productores disminuyen la superficie sembrada con materiales que se enferman, eso generará que caiga la cantidad de inóculo”, dice el técnico.
El otro punto tiene que ver con el ambiente y el clima. “Si el invierno viene frío y seco le jugará en contra a la roya amarilla”, asegura el ingeniero de Barrow.
“Lo que pasó el año pasado fue que tuvimos un invierno muy benigno -en la zona de Barrow se registraron 24 heladas cuando el promedio histórico son 42-, la temperatura estuvo un grado y hasta un grado y medio por encima de lo normal. Eso hizo que el inóculo pudiera empezar temprano, en agosto, y se reprodujera hasta octubre y hasta noviembre”, describe.
“Lo que pasó el año pasado fue que tuvimos un invierno muy benigno -en la zona de Barrow se registraron 24 heladas cuando el promedio histórico son 42-, la temperatura estuvo un grado y hasta un grado y medio por encima de lo normal. Eso hizo que el inóculo pudiera empezar temprano, en agosto, y se reprodujera hasta octubre y hasta noviembre”, describe.
Además, si el invierno es frío, el ataque de la roya será más tardío, se daría entre el 10 y el 15 de octubre, con lo cual con una aplicación de fungicida quedaría solucionado. “El año pasado arrancó el 25 de agosto y fue necesario hacer dos y hasta tres aplicaciones”, explica Di Pane.
Ahora bien, entre los factores para disminuir la roya amarilla, entonces el que cobra mayor importancia es la elección de un cultivar resistente. “El productor debe apostar a eso, que ayuda en no recibir tanta roya, y a bajar la presión de inóculo”, asegura Di Pane.
En tanto, si la elección es por un material susceptible, ya que en los muy buenos ambientes los kilos compensan los tratamientos sanitarios, se deben hacer monitoreos periódicos. “Si uno está consciente de que está sembrando algo susceptible deberá hacer monitoreos en invierno o en macollaje, realizarlos en forma semanal y bastante cuidadosos”, dice el ingeniero.