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Riesgosa opción de soluciones

Por Esteban Ernesto Marranghello


El país está en una encrucijada producto de gestiones provocadas por gobiernos con carencias de planificación a futuro. Es decir, encarar con mentalidad de estadista los problemas y las soluciones que se requieren a corto, mediano y largo plazo; para intentar construir un país previsible para sus habitantes y creíble para la comunidad internacional. 
Esto no se logra por magia, demagogia o voluntarismo, se edifica con estudio, conocimientos y perseverancia con objetivos comunes, que excedan los períodos de gobierno, los que al sucederse continúen con los objetivos nacionales, consensuados por todas las fuerzas políticas, en lo básico y trascendental, adecuados cada uno con su impronta, de acuerdo a los desafíos de cada época y previamente consentidos en el tiempo. 
Son necesarios el estudio y la preparación intelectual que conformen la base cultural de los habitantes para defender la identidad nacional y la defensa de los recursos propios. Un objetivo que exija desde la educación inicial hasta la universidad, como incentivo primordial, prepararse para las responsabilidades de ciudadano y ciudadana, que el país provoca. 
Esto no se logra sin obligaciones indelegables, disciplina de carácter y exigencia de resultado a cada uno de esos habitantes. 
Terminar con propuestas populistas o falsamente disculpas a los que se niegan a insertarse en la sociedad, como corresponde, victimizándose como excluidos para evitar las responsabilidades de trabajar, estudiar o insertándose en las actividades normales, como lo hacen los que creen en el esfuerzo propio para lograr sus objetivos de vida. 
El que no aprueba exámenes en los estudios, no se considere un perseguido, es alguien que normalmente tiene que regresar al estudio y presentarse en nueva oportunidad para seguir. 
El premio al esfuerzo propio y a las auto capacidades conseguidas por cada uno, es lo que convirtió a la Argentina, en el orden internacional, en el país mejor educado y más preparado, cultural y laboralmente de América Latina. 
Rehenes 
No hay que regalar notas en los estudios ni subsidios eternos al que “dice” que no consigue trabajo porque no lo busca, ya que políticas destructivas de la cultura del trabajo, los usan como rehenes de sistemas políticos autoritarios y corruptos. 
Los gobiernos y la sociedad deben atender las necesidades de los sectores sociales más castigados y disminuidos en su capacidad de vida, muchas veces provocados por el mal manejo político que utiliza esas necesidades para su provecho electoral, denigrando la dignidad humana de los que dice defender y amparar. 
Al que le hace falta, la obligación es darle trabajo digno, no limosna, la limosna no da bienestar, compensa malamente, necesidades básicas. Lo único que supera las crisis como la nuestra es la educación y creación de oportunidades de capacitación.
Paralelamente poner al Estado al servicio de la atención de las familias en sus justos reclamos para sobrevivir. 
Las crisis deben superarse con el concurso de los que más tienen, sin quitarles nada, sólo haciendo equitativas las contribuciones y tributos. 
Una cosa es regalar, sin control, que puede crear malos hábitos de vida, que perjudican al conjunto y otra cosa es crear posibilidades para que todos puedan acceder, sin exclusiones, al logro de sus aspiraciones, demostrando que lo ganará con su esfuerzo. 
Improvisaciones 
En la Argentina política, las improvisaciones continúan, los resultados no ofrecen las soluciones que se reclaman y los encargados de encontrarlas pierden tiempo en discusiones irrelevantes que dilapidan ese precioso tiempo, que cada vez apremia más el malestar social, económico, empresarial, laboral y productivo y no soluciona el grave deterioro de la calidad educativa, que comprometa el futuro nacional. 
No existe un solo culpable, tanto los de antes como los de ahora, conforman un combo, con lamentables experiencias negativas, que seguramente, causará resultados no deseados.
Unos porque no aciertan con sus acciones y otros, porque no cambiamos conductas que tampoco ayudan al conjunto del país, por el egoísta personalismo de mirarnos el ombligo.
La economía es el centro, en estos momentos, de la preocupación general, con razón de la sociedad. 
La gente se marea también de las cifras que presentan tal magnitud, que primero sorprenden y después asustan.
Casi 620.000 millones de Lebac renovadas con tasas del 40% de interés, bonos por 3000 millones, parte con el 20% a cinco años y otro a ocho años con el 19%. 
Todo deuda.
Dólar que ronda un poco más o un poco menos en 25 pesos. Inflación de abril: 2,7%, con un acumulado en el primer cuatrimestre del 9,6%. El pronóstico para mayo no es muy alentador, se estima el 3%. Por todo el año, los más optimistas especulan con un 20 a 27%. Indicadores que no calman los nervios ni la caída de expectativas. 
Al Fondo 
La decisión de acudir al FMI es cuestionada por apresurada, por importantes economistas compatriotas. Los que señalan que existían alternativas para aplicar antes que resolver regresar a la entidad financiera internacional.
El Gobierno cambió la palabra “crisis” por “turbulencia económica”, eso no resolvió la incómoda realidad; que se equivocó en los pronósticos y sólo le quedó hablar de las metas, en las que, salvo ellos, el resto de la sociedad no percibe y cada vez más lejos presume su concreción.
Es decir, a la crisis cambiaria, le puso un sobrenombre, turbulencia, más o menos como Pepe a José o Pancho a Francisco.
Políticamente, el presidente percibió y comenzó a maniobrar el timón, era necesario enfrentar una realidad, el barco no tenía rumbo fijo. 
El ingeniero Macri es -con todo respeto- duramente personalista, pero no “come vidrio”.
Aceptó la propuesta de Rodríguez Larreta y Vidal para reingresar a la política por sobre los técnicos. Le reclamaron con razón este regreso y postergar los “equipos amigos”. 
Es decir, desestimando las estrategias de Duran Barba.
Rodríguez Larreta convenció a Vidal que abandonara su desencuentro con Emilio Monzó, se encerraran solos y concluyeran con la necesidad del regreso del bonaerense a la Cámara de Diputados como presidente, con las atribuciones que tenía. Después de dos horas se arregló el regreso del experimentado legislador, de origen peronista. 
El presidente entendió el pedido de sus dos principales espadas y Monzó se incorporó a la mesa chica. Lo mismo Frigerio. Asimismo, el ingeniero aprovechó para ampliar su espectro de información incorporando a Sánchez de la Coalición Cívica y a Ernesto Sanz del radicalismo, que regresó a la Casa Rosada, con autorización del partido. El presidente prefirió inteligentemente tener a Sanz que a Cornejo, por obvias razones de especulación política. 
De cualquier modo, Cornejo, presidente de la UCR, y Gerardo Morales, gobernador de Jujuy, cada 15 días se incorporarán a la mesa chica para aportar sus opiniones.
Es decir, Macri abrió el juego, no vive en una burbuja y alguien de su entorno familiar íntimo monitorea todo y el ingeniero presta mucha atención a esas opiniones. 
Estas decisiones lo favorecen personalmente y a su gestión. Y aunque a veces no convence, también es bueno que el presidente dé la cara y se exponga a contestar requerimientos periodísticos.
El Gobierno intenta salir de la crisis lo más airoso posible. Está ganando tiempo y eso tampoco está mal. No tiene margen para esperar demasiado. 
Muchas medidas de su gestión, con preocupantes idas y venidas, producen resultados que causan nerviosismo y preocupación de futuro a sus compatriotas. 
Carrió 
El presidente insiste en su estrategia de equipo, pero no puede ignorar que en los resultados su “amigos” son más voluntaristas que eficaces.
A esto se agrega las intervenciones de Carrió, que en las últimas declaraciones y accionar público, no ahorra expresiones ofensivas, algunas directamente groseras, contra sectores importantes del quehacer económico nacional: entidades del campo, Unión Industrial, Sociedad Rural, entidades financieras, que le han contestado con contundencia expresando la ignorancia de la legisladora con la realidad del desenvolvimiento de las mismas. 
Todos esos sectores son las más sólidos apoyos a Cambiemos para el triunfo de Macri.
El tema tarifas está organizado, el proyecto peronista -votado por todos los sectores- pasó al senado y será aprobado. El Gobierno fracasará en cualquier intento de la no aprobación. Como respuesta la oposición lo esperará hasta el próximo martes, si quiere presentar un proyecto oficial en el Senado sobre el tema. 
De cualquier manera el peronismo no aceptará ninguna propuesta que no modifique los valores actuales. Parece que el veto ronda en el Senado.
A esta estrategia de la oposición se suma una preocupación para el oficialismo, el masivo rechazo a la incorporación al FMI.
Ningún peronista dormido aceptará esta decisión oficial. El FMI es para el justicialismo lo que el pecado mortal para los católicos. También esto tiene su estrategia, el 85% de los encuestados en el país, tiene la desaprobación de esta decisión. 
Por otra parte, Cristina Kirchner, con una estrategia al “parecer” extraña, limita su accionar en el Senado al seguir los acontecimientos sin intervención directa. Esto perjudica la estrategia del oficialismo de culparla por todo lo que pasa de malo para ellos. Cristina es otra que ha demostrado que “no come vidrio”. No agrede, no reclama candidaturas, esto no amerita, que tampoco desestime conversar con todos los sectores del peronismo, incluido Pichetto, cada vez más leve en sus críticas a la “dama”. 
El Frente para la Victoria comparte decisiones con el resto del peronismo “racional”, los escindidos del Frente Renovador con decisiones propias, fuera de Massa, Bossio y obviamente los intendentes del conurbano -es decir, Verónica Magario-.
El peronismo está al tanto de las encuestas y de las estadísticas actuales y entiende que le conviene más esta unidad que atender a los peronistas “Pro – Macri”, cada vez menos, con motivo de la caída de la imagen del Pro y sus dirigentes. 
Encuentro nacional 
El Gobierno invitó a una “reunión de encuentro nacional” a todos los sectores políticos para hablar del futuro presupuesto y componer una conducta conjunta. En principio se “olvidaron” del Frente para la Victoria, Pino Solanas y el Movimiento Obrero. Las reacciones lo hicieron “recapacitar” -otro error de estrategia para atrás- y ahora convocan a todos. Antes había convocado a empresarios y banqueros. 
Los gobernadores peronistas y los legisladores de todos los espacios del justicialismo, adelantaron su opinión respecto de la convocatoria. No van a perjudicar la gobernabilidad, pero no aceptarán ninguna propuesta oficial que contenga medidas de más ajuste a la sociedad. 
El Gobierno no tiene que volver a no tiene que volver a montarse en el escapismo de argumentos de poca realidad política y de acción, como intentar convencer a la opinión pública que el FMI va a, prácticamente, hacer beneficencia con la Argentina.
Un ejemplo: dólar a 25 pesos, recorte de 30.000 millones de dólares en obras públicas y veto al proyecto que pretende impedir aumento de tarifas.
Difícil se hace pensar que el FMI no hubiera sugerido esto que logra por “adelantado” a sus decisiones. 
Es improbable que su próximo informe no utilice la palabra ajuste. Uno tiene derecho a preguntarse como argentino, ¿las empresas no aportarán nada al proceso? Ganancias: BAN, 542 millones; Camuzzi Gas Pampeana, 854 millones; Edenor, 691 millones en 2017.
Esto me hace acordar a un viejo profesor de mis años jóvenes, admirador de Arturo Jauretche: “Mire joven, el FMI es como un toallón de baño. Primero te envuelve y después te seca”. 
Cosas de la política y la educación, una de ellas sin la otra, pueden ser negativas al futuro de cualquier sociedad organizada y libre. 

Esteban Ernesto Marranghello

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