Señora directora:
Límites, el límite, el borde, la delgada línea entre lo que sí y lo que no.
¡Qué difícil saber cuál es!
Como padres, muchas veces nos resulta arduo encontrarlo, cuándo nuestro hijo necesita un límite, cuándo estamos exagerando, cuándo somos permisivos…
Los docentes también me entenderán. Cómo ser un docente piola sin caer en faltarnos al respeto, la línea entre la democracia y la demagogia, casi podríamos decir.
Donde quizás se vea mejor esa tendencia a caer fuera de la raya, es en los medios. Cuándo están informando y cuándo están chismeando, si se me permite el término no muy elegante. Cuándo el amarillismo amenaza y cuándo no.
Si una familia pide ayuda porque vive casi a la intemperie, no siempre se reacciona de igual manera.
Hay medios que informan y, fuera de cámara, realizan alguna gestión para ayudar, otros aman apelar al golpe bajo, como si la visión cruda de la miseria fuera de más ayuda, otros aprovechan para golpear a algún funcionario o al gobierno todo…, en fin, siempre dependerá del receptor, de su inteligencia, de su capacidad de discernimiento, que el mensaje llegue lo más puro y sin contaminaciones posibles.
Y acá volvemos al comienzo de todo: la educación. La educación como garantía de que seamos capaces de leer, ver u oír adecuadamente; la educación para que sepamos elegir qué medio nos respeta más; la educación para poder, nosotros mismos, respetar los límites.
Alicia Hurtado
