Por Carlos Baffoni
En tiempos tan difíciles ¿qué puede aportar el psicoanálisis? El título de este artículo está tomado de una obra del filósofo coreano Byung Chul Han, “El aroma del tiempo”. ¿Qué sugiere este autor? Que el aroma del tiempo requiere demorarse, detenerse. Sería, a mi entender, equivalente a sentir el aroma de una flor, por ejemplo. Requiere una demora, un instante de detención. No se puede experimentar su aroma sin una detención.
Han sostiene que hoy hay una imposibilidad de la demora. La prisa anula el tiempo. Nuestro gran poeta mendocino, Tejada Gómez, dice en su hermosa canción “Las pequeñas cosas”:
“Demórate aquí, en la luz mayor
de este mediodía.
Dónde encontrarás
con el pan al sol la mesa tendida.”
Sólo se disfruta en la demora. Lo mismo ocurre en el amor, que aquí denomino Eros.
La sucesión de incontables vivencias no hace a una vida más plena, sino más corta (Han). Vivir el momento, aquí y ahora, sin antes ni un después anula el compromiso (futuro), la lealtad (pasado), sin promesa (futuro).
En cierta ocasión, una mujer en análisis, se encontraba muy angustiada porque el hombre del que estaba muy enamorada, le dijo
“Yo vivo en el presente”. No cambio, ni progreso. Este hombre, en mi opinión, es un depresivo. O sea, la depresión hoy tiene ésta presentación. Isidoro Vegh, un prestigioso psicoanalista argentino, sostiene que la depresión es el “No”.
“Una esposa , a su marido: -¿Vamos al cine?”
Él: -“No! Hollywood!”
Ella: -“Bueno, ¿qué te parece, si encargamos una pizza?
Él: – “No, ¿y la dieta?”
Ella: “¿Miramos una peli en la tele?”
Él: “¡Ni loco! Ya las vi todas”
El marido es un depresivo. Y la depresión es contagiosa. La señora dirá al analista luego que está desganada, que tiene ganas de dormir. El peor escenario para el analista. Se nota acá que el tiempo para este sujeto es un presente vacío sin proyección ninguna.
Es el tiempo atomizado donde nada sucede. Es lo que Han llama un tiempo sin aroma.
El psicoanalista propone el aroma del tiempo.
En la sesión analítica, el analizante recuerda su infancia, sopesa sus recuerdos, les da forma, los interpreta una y otra vez, se acerca de distintas maneras a ellos, los siente en el cuerpo, y les da un sentido histórico nuevo. Un analizante viene con una historia y se va con otra. Su nueva historia, un relato, su ficción propia, le abre un futuro nuevo. Y un presente distinto. Un remedio contra la depresión.
La libertad
Para Bauman, la libertad actual es no tener vínculos ni compromisos. Para Han, la libertad verdadera está en los vínculos y la integración. La ausencia de vínculos provoca miedos. La palabra libertad FRI tiene raíces indoeuropeas. La misma que comparte con amigos (Friend). Freedom-Friend. La libertad se entiende en la relación y la amistad (Han). El vínculo nos hace libres. Epicuro, filósofo griego antiguo, basaba su pensamiento en la amistad. Recomendaba tener pocos amigos. No se puede tener un millón de amigos. El psicoanálisis coincide con esto. Sirve para mejorar los vínculos sociales. ¿Cómo? Impulsando el bien-decir. No el mal-decir. ¿Qué es el bien decir? Máximo cuidado con las palabras. Porque mal dichas hacen un daño enorme. Hay palabras que no se olvidan. El trato amable y las palabras justas mejoran los vínculos sociales.
En ciertas prácticas religiosas, evangélicas por ejemplo, se desalienta usar malas palabras. Claro que no elimina las diferencias y conflictos humanos, pero evita la emergencia de violencias destructivas. Nuestras comunidades originarias lo saben desde siempre.
¿Todo es trabajo?
Si es así, nada es posible en relación a Eros. He interpelado a ciertos sujetos que pretenden estar en pareja trabajando todo el día. Provocan un abandono a la persona que dicen amar. Las dos cosas juntas no van. Hay que optar, el amor requiere una detención del tiempo, que produce otro tiempo, recuperando su aroma.

Carlos Baffoni