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“Uno es sus maestros”

Biólogo, divulgador científico, especialista en cronobiología, investigador superior del Conicet y profesor de la Universidad de Quilmes, autor de libros. Todo eso y mucho más es Diego Golombek. Podría decirse que en nuestro país es uno de los precursores de este fenómeno que significa contar la ciencia de manera directa, fácil y llana. 
 -¿Te sentís un precursor de esta nueva mirada hacia lo científico? 
-Precursor, no. Somos un grupo de científicos que hace rato nos proponemos contar lo que hacemos, es parte de nuestro trabajo y recientemente estamos encontrando más eco. Las generaciones jóvenes son más conscientes de que contar es parte de hacer ciencia. Tal vez las primeras no estaban tan de acuerdo con esto de contar pero eso ha cambiado, Tanto el público como los científicos, mediadores y periodistas científicos han creado una comunidad que hace casi obligatorio contar la ciencia. 
-¿Cómo surgió la idea de editar la colección de libros “Ciencia que ladra”? 
-Es un proyecto inicialmente académico que surgió en la Universidad Nacional de Quilmes con esta idea de que los científicos pudieran contar en primera persona y para un público muy general que estaban haciendo. El proyecto creció mucho, iniciamos con cinco libros y nos encontramos que había un espacio para contar la ciencia como literatura. Nuestras dos premisas para la edición de cada libro son; ser rigurosos y como se trata de libros vale también hacer literatura y pasar las páginas apasionadamente como si fuese una novela. 

-¿Qué consejo le darías a un profesor de Química o Física de una escuela secundaria para que pueda despertar una vocación científica en sus alumnos? 
-Uno es sus maestros de secundaria y eventualmente de la universidad por lo tanto, la responsabilidad de ese profe de ciencias es muy importante. Tiene que ser muy consciente de ese lugar de mentor. Conozco la Escuela Agropecuaria de Tres Arroyos y sé que hay mucha pasión metida y que los chicos heredan y se impregnan de esa pasión.
La divulgación científica no reemplaza la enseñanza formal. Como mucho puede apostar a complementarla. Obviamente los docentes tienen que seguir con un programa determinado pero pueden aprovechar productos de la divulgación científica, audiovisuales, libros, noticias; que dan un puntapié inicial para entusiasmar al alumno.
La EATA tiene un bagaje práctico muy importante, no se habla de ciencia, se hace, se vive. Ahí ya tienen gran parte del camino allanado y recorrido. No es casual que la escuela siga ganando premios y que los pibes sigan haciendo cosas maravillosas. 
-¿Imaginaste esta popularidad? 
-Es raro ser reconocido viniendo de la ciencia que es una rama más retraída, más nerd, pero es maravilloso. Cuando un chico se acerca para decirme que yo influí en su vocación científica , me lleno de orgullo. 
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