Por Emanuel Fredes
Carlos Mastrángelo es sinónimo de fútbol en Tres Arroyos. Su vida entera está atada a una pelota de fútbol y hoy uno no hace otra cosa que ligarlo al Club Sportivo Olimpo, entidad que lo cobija desde hace casi 30 años. Pero Carlitos, como lo conocen grandes y chicos, tiene un extenso paso por el fútbol local.
Asimismo, Mastrángelo supo llevar su fútbol a otras ligas, engrosando un curriculum que ya de por sí es grande.
Días atrás, Mastrángelo cumplió 70 años consecutivos de firmar planilla.
Días atrás, Mastrángelo cumplió 70 años consecutivos de firmar planilla.
Desde aquel 1949 en el que debutó en Quilmes como jugador en el fútbol oficial en Quinta División hasta la primera fecha de este Torneo Apertura en la que firmó como parte del cuerpo técnico de Olimpo pasaron 70 años de anécdotas, de vivencias, pero sobre todo de amor por el fútbol.
De un amor que crece dentro de él, lo sostiene y lo empuja a seguir yendo de martes a domingo, dos veces por día, al club que se ha ganado su corazón para “ayudar en lo que pueda” como él mismo lo sintetiza.
La marca de la pelota
Cuando llego a su casa Mastrángelo está esperándome en la entrada. Se lo nota ansioso por hablar de su pasión: la redonda. Llegamos al living y ocupamos dos sillones. Nos sentamos enfrentados para poder mirarnos cara a cara y con ello logro ver cada expresión, o lo que cada recuerdo genera en él. Los vivencia de nuevo, sin dudas. Los recuerda hasta el más mínimo detalle y casi siempre los concluye con una sonrisa. Uno de ellos lo marcó a fuego, tanto metafórica como literalmente.
“Yo vivía en Benito Machado 77, que antes era León, y jugaba en la calle. Ponía dos montículos en el medio y jugaba entre la tierra; en ese momento tenía 9 años y jugaba con chicos de 12, 13, 14 años y como era el más chiquito, iba al arco. Las pelotas de antes eran de cuero, pesadas, y en un tiro al arco me pegan en el pecho… me desparramaron y a la mierda Carlitos. Me recuperé, me llevaron a mi casa y a la semana me empezó a doler el pecho, entonces mi vieja me llevó derecho al Hospital a hacerme una placa. Ese pelotazo me había provocado una rotura en el pulmón… estuve 3 meses en cama sin moverme, con inyecciones todos los días. Uno de esos días veo que mis tías lloraban, mi vieja lloraba, todos lloraban ahí y me pregunto ¿qué pasa? ¿Sabés qué pasaba? que se estaba muriendo Carlitos… ¡me estaba muriendo!… entonces vino el médico y dijo que quedaba una sola alternativa: una inyección que había salido en el 44’, la penicilina, que era cara pero lo único que podía servir. A la semana estaba caminando…”.
Las planillas
A los 13 años, Mastrángelo firmó planilla en un certamen oficial por primera vez. “En el año 1949 firmé planilla por primera vez… en ese momento solo Quinta División formaba parte de las inferiores. Antes había jugado en los Torneos Evita”. Esa primera firma fue el puntapié inicial de una carrera que aún no se ha frenado. “Jugué un año y pico en inferiores y en 1950 o 1951, un sábado, vino el técnico a decirme que al otro día tenía que jugar en Primera porque había fallecido la madre de un compañero. Esa noche no dormí” recuerda Mastrángelo.
Para ejemplificar cómo es que una persona firme durante 70 años consecutivos planilla, Carlitos cuenta que “cuando hice la Colimba la hice en Junín de los Andes y allá también firme planilla porque jugué en la Liga de San Martín de los Andes”.
En su vuelta a la ciudad, Mastrángelo pasó por diversos clubes de la Liga y también de la zona, hasta que a los 41 decidió colgar los botines vistiendo los colores del Recreativo Claromecó. Allí comenzó su periplo detrás de la línea de cal, pasando por las inferiores, por la dirección técnica y siendo también ayudante en varios cuerpos técnicos.
En medio, Carlitos representó durante largos años a la selección tresarroyense, aquella que en los viejos argentinos se medía con grandes equipos de la provincia y también con los grandes del fútbol argentino. En la charla enumera rivales como Boca, San Lorenzo, River y Vélez, y de este último recuerda particularmente su “duelo” con el Cholo Simeone, el tío del actual DT del Atlético de Madrid.
Olimpo
“Yo nací en Quilmes” asegura Mastrángelo. “Jugué hasta los veintipico de años y después estuve como técnico un año, salimos campeones y los dirigentes empezaron a buscar otro entrenador mientras estaba yo… me enteré por amistades y me fui. A la semana vino el Gordo Colombini, una especie de gerenciador que Boca tenía en ese momento, y me llevó como ayudante de Coria, un DT que había venido de Necochea para jugar el Argentino. Estuve uno o dos años colaborando en Boca y después vinieron los de Olimpo hará cerca de 30 años. Me agarraron de grande pero me trataron bien… así fue como empezó el cariño que uno tiene. Después yo hice un arreglo para hacer una Escuela de Fútbol… teché la canchita de Alberdi, que antes era una de tenis, le puse el nombre mío y estuve muchos años. Luego dejé pero la escuela siguió con el nombre mío”.
La emoción invade a Mastrángelo luego de que San Martín, capitán de Olimpo, le entregue una camiseta en forma de reconocimiento
Cuando habla de Olimpo Mastrángelo se transforma, se ilumina. “Esta gente me tomó, me agarró, me cobijó y me ayudó en lo que a mí me gustaba. Estuve como técnico, como ayudante y en Inferiores, que fue para lo que me llevaron”.
Hoy su tarea es otra. Hoy se pasea por el club brindándole una mano a quien lo necesite y dice presente tanto en los partidos de inferiores, como en Tercera y en Primera.
Y aunque puede parecer un esfuerzo estar a los 82 años 6 de los 7 días de la semana en un club, para él es sentirse bien, es compartir “una pasión y algo que a esta altura, te hace bien”.
Y aunque puede parecer un esfuerzo estar a los 82 años 6 de los 7 días de la semana en un club, para él es sentirse bien, es compartir “una pasión y algo que a esta altura, te hace bien”.
Todo esto lo llevó a ser homenajeado, algo que para Mastrángelo fue ganado a través del respeto. “Yo todo esto, a dónde llegué y cómo llegué, es por el respeto. Una vez, hace 30 años atrás, dije que seguía si tenía respeto… hoy sigo con el respeto”.
Además del respeto, hay otro factor fundamental para que Carlos Mastrángelo haya podido estar ligado toda su vida al fútbol: el aguante. “Mis padres primero, que me aguantaron hasta los veintipico de años y me casé, mi señora después, luego mi hija, mi nieta y ahora hasta mis bisnietas”.
– ¿Se imagina un domingo sin fútbol?
– Bueno eso me hace mal. Yo paro dos meses, dos meses y pico (cuando para el fútbol oficial viene su receso) y me duele todo… tengo 82 años también, pero más que nada me parece que es la cabeza lo que me hace doler todo porque vos a lo mejor en ese tiempo hacés más de lo que hacés en la cancha, donde ayudo en lo que puedo.