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Educación: una agenda para proyectar

La obra de la escuela secundaria en Villa de las Américas permanece inconclusa. La construcción se inició en 2014 y se interrumpió al año siguiente, durante la gestión de Daniel Scioli como gobernador. 

En el mandato de su sucesora María Eugenia Vidal se retomó durante un tiempo, pero luego nuevamente se detuvieron las tareas y el edificio quedó a mitad de camino, con distintas etapas aún por desarrollar.
Distinto fue el destino del Jardín de Infantes 918, ubicado en el Barrio Ruta 3 Sur. 
Al igual que la mencionada escuela secundaria, se detuvo la obra en 2015, pero faltaba menos para su culminación y pudo finalizarse en el actual gobierno.
Son solamente dos ejemplos, que se han analizado en numerosas oportunidades en artículos periodísticos y notas de opinión publicadas por este diario. 
Todo indica que durante el presente año no se van a retomar las tareas en Villa de las Américas. Pero en la agenda de obras en educación debería permanecer en un lugar bien elevado, entre las prioridades, para que en forma independiente de las etapas electorales y del inicio de otro mandato, no aparezca lejano en el tiempo su finalización. 
El crecimiento en la planta urbana de Tres Arroyos y también en la población, que se podrá cuantificar en el próximo censo nacional (ante las falencias evidentes que tuvo el operativo anterior en 2010), muestra que es trascendente sumar un nuevo servicio en el nivel secundario. 
En este sentido, los antecedentes demuestran que las postergaciones, los llamados reiterados a licitaciones y los plazos que se extienden en forma reiterada, no son problemas exclusivos de una gestión de gobierno. La compra del actual terreno que ocupa la Escuela 502 se formalizó a mediados de la década del ’90 y la inauguración del edificio propio se llevó a cabo en el año 2015, un acontecimiento por supuesto muy celebrado, pero que se vivió luego de una esperada demasiado larga. Es un ejemplo bastante contundente. 
En forma paralela, se plantean urgencias que deben ser atendidas lo antes posible. El caso más conocido en estos días corresponde a la cubierta de la Escuela 54, entidad cuyos alumnos y equipo de trabajo padece por el ingreso de agua en sus instalaciones cada vez que se registran lluvias de cierta relevancia. 
En el ámbito político, se expresaron posturas contrapuestas. Argumentos de cada parte, desde Cambiemos con objeciones acerca de la manera en que se realizó una rendición desde tesorería del Consejo Escolar, y por parte del Movimiento Vecinal, sobre la no realización de trabajos comprometidos por la Provincia en un acta acuerdo. 
Mientras tanto, la cooperadora del establecimiento reitera el pedido para que se resuelvan los aspectos pendientes y finalmente, se empiece a transitar el camino hacia una solución. Dar pasos al menos en un sentido positivo.
Del mismo modo, en la Escuela 501 se incorporaron nuevas instalaciones, pero los plazos no se cumplieron y surgieron objeciones que generaron planteos en el ámbito del Concejo Deliberante. 
El olor a gas detectado en marzo en la Escuela 8 y el retiro del medidor por parte de la empresa Camuzzi, que siguió el protocolo de seguridad en estos casos, planteó otra situación que requiere una intervención activa y lo más expeditiva posible para buscar soluciones. 
Se trata de algunos de los inconvenientes que por su magnitud, tomaron estado público. Hay diversos aspectos por atender en las sedes escolares, edificios que tienen muchos años, en casos el mantenimiento no ha sido el adecuado o resultó insuficiente, e incluso reparaciones en sedes relativamente nuevas en las que surgieron fallas poco tiempo después del estreno. 
También es cierto que se desarrollaron obras que llegaron a buen término e implicaron un avance esperado por los vecinos. Una de ellas, entre otras, es el jardín de infantes inaugurado en Marisol en septiembre de 2018.
Desde la función pública, es clave que se encuentren las soluciones en demandas que ya no pueden esperar. 
El ingreso de agua en una escuela implica no brindar condiciones mínimas para concretar una clase y fortalecer el proceso de aprendizaje. Todo lo contrario.
La construcción de una escuela, tal vez, permita un margen mayor que arreglos que son impostergables. Pero aguardar dos décadas, como ocurrió con la Escuela 502, excede a los límites razonables. 
Por ahora, en Villa de las Américas, en la obra de la secundaria reina la quietud. El desafío es el regreso de los obreros, más temprano que tarde, para que la población disponga de un nuevo edificio. Sin importar nombres, partidos o gestiones. Como parte de una agenda que se proyecte y sostenga desde el Estado.   
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